PALESTINA: Hebrón parece condenada a sufrir aun más violencia

Los palestinos de Hebrón y los colonos judíos que viven en el corazón de esta ciudad ven nubes oscuras en el horizonte y pronostican que la tormenta se desatará cuando se produzca el postergado retiro de las tropas de Israel.

Hebrón es la única ciudad de Cisjordania que conserva en su seno una diminuta comunidad religiosa judía, fuertemente armada, y ha sido con frecuencia un foco de inquietud debido a la pésima relación que mantienen los colonos y los residentes palestinos.

Este es, además, el bastión de los judíos religiosos y los fundamentalistas islámicos más combativos. Un fanático mató a 29 palestinos a balazos en una mezquita en 1994. De Hebrón proceden también autores de actos terroristas cometidos en territorio israelí.

A eso se suman los violentos enfrentamientos ocurridos desde el cierre de la "frontera" entre Israel y el territorio controlado por la ANP a causa de los atentados registrados en Tel Aviv y Jerusalén a inicios de este año.

Las negociadores de Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) están cerca de un acuerdo. La inminencia del retiro de los soldados y del despliegue de unos 450 policías palestinos genera incertidumbre y temor y echa sal sobre las aún sangrantes heridas mutuas.

"Habrá un gran caos cuando se vaya el ejército. Mucha gente de aquí está ansiosa", predijo un colono del asentamiento judío Kiriat Arba, donde residen alrededor de 5.000 personas a apenas un kilómetro al este de Hebrón.

Unos 450 colonos conservan en Hebrón cinco complejos de vivienda y una escuela religiosa cerca cerca del antiguo cuartel árabe, rodeados de más de 100.000 palestinos.

El desequilibrio numérico genera entre los judíos un sentimiento de vulnerabilidad, de sitio, de predisposición a propinar el primer golpe.

Varios de los colonos más militantes crearon milicias privadas que deambulan por las zonas palestinas de la ciudad. Los involucrados afirman que las denominadas "patrullas civiles" continuarán aun después del retiro de los soldados israelíes.

En las negociaciones, Israel reclama a la ANP mayor seguridad para los colonos, mientras los palestinos afirman que la mejor solución es desplazar a todos hacia Kyriat Arba.

"Israel debe dejar de subordinar todo el diálogo a las necesidades de 450 colonos. Ni siquiera la mayoría de los israelíes querrían, probablemente, vivir cerca de esa gente", dijo el negociador palestino Saheb Erekat.

Los negociadores no lograron un acuerdo sobre el retiro de las tropas israelíes durante tres semanas de intensas conversaciones. Ambas partes limaron diferencias sobre la seguridad, pero los problemas más importantes se mantienen, afirmó Erekat.

El dirigente palestino informó que Israel pretende limitar la cantidad y el tipo de armamento que empleará la policía palestina en Hebrón, así como mantener el derecho de perseguir a militantes islámicos que escapan a zonas controladas por la ANP tras cometer sus atentados.

Además, Israel aspira a cambiar el modo de operación de las patrullas militares conjuntas y mantener bajo su dominio el mercado agrícola y una importante avenida comercial en pleno centro de la ciudad, cerrados desde el atentado de 1994.

Los palestinos rechazan esos reclamos pues consideran que Israel intenta a través de ellos modificar un acuerdo ya existente. "Entre negociar y dictaminar hay una gran diferencia. Los israelíes deben aprender a negociar", manifestó Erekat.

Los palestinos, por su parte, reclaman la reapertura del mercado agrícola y la avenida comercial, medidas que ya habían sido admitidas por el anterior gobierno de Israel, a cargo del Partido Laborista.

Pero el retiro de las tropas israelíes de Hebrón se retrasó en marzo, después de una serie de atentados con bomba cometidos por militantes islámicos suicidas, y luego postergada nuevamente por el gobierno derechista del primer ministro Binyamin Netanyahu, quien asumió el cargo en junio.

Netanyahu argumentó el mantenimiento del cierre del mercado agrícola y la avenida comercial en base a la seguridad, debido a su cercanía con las viviendas de los colonos.

El gobierno de Israel soporta fuertes presiones de Estados Unidos, sus aliados árabes y los propios empresarios israelíes, que le exigen el cumplimiento de los acuerdos.

Pero Netanyahu también tiene la necesidad de mantener dentro de la coalición gobernante al Partido Religioso Nacional, por lo cual también debe contemplar los reclamos de los colonos en Hebrón.

El retiro de las tropas israelíes de la ciudad es considerado la prueba decisiva del compromiso de Netanyahu con el acuerdo de paz firmado en Oslo por el anterior gobierno de centroizquierda encabezado por el asesinado Itzhak Shamir y el también laborista Shimon Peres.

Pero ese no es el único asunto pactado. El acuerdo de Oslo incluye la apertura de un pasaje entre Cisjordania y Gaza, la apertura de un aeropuerto y una terminal portuaria sobre el mar Mediterráneo, la liberación de presos políticos y la entrega de más territorio a la ANP.

Los continuos retrasos en el cumplimiento de los compromisos originaron los incidentes registrados el mes pasado, que dejaron más de 100 muertos.

El saldo fue peor en esta ocasión que en enfrentamientos anteriores pues ahora los palestinos también cuentan con armas de fuego, y no solo con piedras.

Los últimos episodios de violencia provocaron en apenas diez días la muerte de tres palestinos, entre ellos un niño de 10 años asesinado a patadas por colonos. (FIN/IPS/tra-en/dh/fn/mj/ip/96

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