Arnoldo Alemán, el candidato presidencial favorito en las elecciones de este domingo en Nicaragua, intenta una proeza: llevar al poder a su partido, el Liberal Constitucionalista (PLC), que a principios de esta década era considerado un "cadáver" político.
De lograrlo, Alemán repetiría la hazaña del actual presidente panameño Ernesto Pérez Balladares, que en 1993 ganó las elecciones de su país al frente del entonces "moribundo" Partido Revolucionario Democrático.
En efecto, el PLC, eje de la derechista Alianza Liberal, no tenía peso político al comenzar los años 90, debido principalmente a la muerte de sus líderes, Ramiro Sacasa y Pedro Quintanilla.
Los liberales sólo obtuvieron tres escaños parlamentarios en los comicios de 1990, que llevaron a la Presidencia a Violeta Chamorro, candidata de una amplia colición de oposición al entonces gobierno sandinista.
Pero el PLC logró la alcaldía de Managua, el cargo más importante del país después de la Presidencia, gracias al apoyo que le brindaron los concejales del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Una vez al frente de la municipalidad de la capital, Alemán resistió presiones del FSLN, rehabilitó a su partido y forjó su imagen como candidato a la presidencia.
Bajo el lema "Managua cambia, la Alcaldía cumple", Alemán transformó la fisonomía de la ciudad. Pavimentó decenas de calles en barrios populares, sobre todo, en aquellos donde la población votó contra el FSLN en 1990, aunque no desarrolló proyectos de vivienda.
"Fueron cambios cosméticos para ganar votos", dijo Antonio Lacayo, cuya candidatura a la presidencia por el oficialismo fue anulada por la justicia electoral.
Lo cierto es que esos cambios colocaron a Alemán, de 50 años, oriundo de Managua y padre de cuatro hijos, a un paso de la Presidencia. Para ganarla en la primera vuelta necesita lograr más de 45 por ciento del total de votos.
Igual que Chamorro, el líder liberal es viudo. Siete años atrás, su esposa, María Dolores Cardenal de Alemán, murió de un cáncer de estómago. Alemán no ha vuelto a casarse y su hermana Amelia, a quien llama "mi ángel de la guarda", administra su casa y cuida de sus sobrinos.
Alemán tomó en 1990 las riendas del PLC, partido fundado a comienzos de los años 70 como desprendimiento del Partido Liberal Nacionalista, la agrupación que durante más de cuatro décadas controló el clan Somoza.
"El liderazgo de Arnoldo (Alemán) es indiscutible e incuestionable en la Alianza Liberal", comentó a IPS su secretario privado, René Herrera.
Su antisandinismo es casi visceral, y algunos lo atribuyen a que las propiedades cafetaleras de su familia fueron confiscadas por el gobierno del FSLN (1979-1990). La administración de Chamorro le devolvió su hacienda, pero aparentemente, las heridas no han cicatrizado.
"Hay que derrotarlos (a los sandinistas) en la primera vuelta, para evitar toda posibilidad de regreso a un infame pasado", dijo Alemán en mayo, al aceptar la candidatura presidencial de la Alianza Liberal.
Pero al acercarse la fecha de las elecciones ha intentado moderar su discurso y presentarse ante los votantes como un dirigente político pacífico y seguro. Su consigna es "un cambio sin violencia". (FIN/IPS/rf/ff/ip/96