Un año después de la Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en Beijing, las mujeres brasileñas siguen aguardando la aprobación de varios proyectos de ley que condenan la violencia y el acoso sexual.
En el parlamento esperan tres proyectos presentados por la diputada Marta Suplicy, del Partido de los Trabajadores, y otras iniciativas presentadas por las diputadas Lúcia Carvalho y María José Maninha, representantes del mismo partido, aguardan su turno en la Cámara Legislativa estadual de Brasilia.
El proyecto presentado por Carvalho considera como violencia moral y física el pedido de exámenes de embarazo, ginecológicos o de esterilidad en el proceso de admisión a un empleo, por considerar que atentan directamente contra el derecho al trabajo de las mujeres.
La legisladora señaló que "se acumulan las denuncias sobre la dimisión de trabajadoras que no ceden ante los caprichos de los patrones", y sostuvo que según investigaciones realizadas recientemente por revistas femeninas, de 890 mujeres que trabajan fuera de su casa, 38 por ciento admitió haber sido víctima de acoso y molestias sexuales.
En el Distrito Federal de Brasilia, explicó la diputada, cada vez más mujeres dejan atrás sus miedos y realizan las denuncias de esas agresiones. "En 1993, la repartición que atiende a la mujeres registró un promedio de 10 denuncias por mes, lo que revela las condiciones a que son sometidas las trabjadoras por sus jefes inmediatos", añadió.
En los proyectos presentados en los ámbitos legislativos también se reclama la obligatoriedad de que 30 por ciento de los cargos legislativos sean ocupados por mujeres. (FIN/IPS/jlm/jc/pr/96