La emergencia ambiental decretada en la capital de México demostró una vez más la ineficacia de los programas oficiales de prevención, señalaron hoy ecologístas y empresarios.
La medida, adoptada ante el incremento en los índices de contaminantes, limitó este miércoles la circulación de vehículos, ordenó reducir de 30 a 40 por ciento la actividad industrial y prohibió actividades escolares al aire libre.
El grupo ambientalista Greenpeace sostuvo que la emergencia desnuda la incapacidad de las autoridades para controlar la calidad de los combustibles, el estado mecánico de los vehículos y las instalaciones anticontaminantes de la planta industrial.
Con un parque automotor de más de 3,5 millones de vehículos y 35.000 fábricas que emiten diariamente 12.000 toneladas de gases, en el área urbana de la ciudad se producen las mayores concentraciones de ozono del planeta y una de las más altas de monóxido de carbono.
De acuerdo al plan de contingencia ambiental, este miércoles dejaron de circular en la ciudad más de un millón de vehículos.
El parque automotor de la capital, cuya tasa de crecimiento es tres veces superior a la de la población, es responsable de 70 por ciento de la contaminación que sufre la ciudad, donde habitan 20 millones de personas.
"Las medidas de emergencia ambiental no llegan a las causas del problema, que son la mala calidad de los combustibles y la vejez del transporte público, que no entra en el programa de restricción vehicular", señaló la Confederación Patronal.
Además, es injusto que se castigue por igual a los automóviles nuevos y a las industrias que sí cuentan con equipo anticontaminante, apuntó el organismo empresarial.
Las autoridades de la capital, que prometen suspender en 1997 las restricciónes de circulación para los vehículos que demuestren no contaminar, indicaron que los problemas ambientales se potenciaron los últimos días por la ausencia de vientos y lluvias.
Desde varios puntos de la capital se reportó este miércoles que decenas de personas sufrieron dolor de cabeza e irritación de ojos y garganta.
La mayor contaminación que afecta a los habitantes de la capital es la que se produce por ozono, gas que se incrementa bajo el efecto de los rayos solares sobre la emanación de las máquinas a través de una reacción química.
En los últimos tres años, las autoridades decretaron en 82 ocasiones contingencias ambientales.
A 2.240 metros sobre el nivel del mar y anclado en una zona rodeada de montañas que reduce los vientos, el valle que alberga a la ciudad de México es una de las zonas con mayores problemas de contaminación atmosférica en el mundo. (FIN/IPS/dc/ag/en/96
