El primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, atrincherado como se encuentra en su posición de jefe de la coalición multipartidaria de gobierno, vio reasegurarse su futuro político en dos recientes acontecimientos.
El 6 de octubre desapareció del mapa político de Malasia el Partido Malayo Espíritu del 46 (Parti Melayu Semangat 46), un grupo opositor que era conducido por el que fue un día gran rival de Mahathir, Tengku Razaleigh Hamzah.
El segundo ocurrió el 10 de octubre, cuando los estrechos aliados de Mahathir en el partido gobernante -Organización Nacional de Malayos Unidos (o nuevo UMNO)- obtuvieron notables victorias en las elecciones internas trienales para tres vicepresidencias claves en la organización política.
Ambos acontecimientos fueron significativos por diferentes razones.
La disolución del partido opositor allanó el camino para que Razaleigh, y con él unos 200.000 de sus partidarios, crucen la frontera y se incorporen al partido UMNO, liderado por Mahathir.
El resultado de la elección interna, por su lado, posterga cualquier plan que pudiera tener en mente el viceprimer ministro, Datuk Seri Anwar Ibrahim, de desafiar el liderazgo de Mahathir.
Los observadores políticos entienden que la disolución de Semangat 46 -un partido creado en 1987 por Razaleigh, después de perder por muy poco una dura campaña por la presidencia del partido UMNO original- fue un día triste de la política malasia.
"Al separarse de UMNO, Semangat 46 ofreció una visión alternativa a los malasios", explicó el analista político Jubal Lourdes. "La oposición se tornó, en conjunto, más fuerte y más multiétnica".
Tanto la fundación como la disolución de Semangat 46 son expresión de la política de hoy en día en Malasia, y también explican de qué forma el veterano Mahathir, de 70 años de edad, se las ha arreglado para mantener durante 15 años con puño firme el timón de UMNO y el consiguiente cargo de primer ministro.
Los observadores se preguntan qué fue lo que condujo a la disolución de Semangat 46.
A partir de 1990 comenzó a diluirse la fortaleza del partido, a medida que prosperaba la economía del país. Un desesperado Razaleigh intentó aumentar su influencia sobre los malayos, destacando las penurias de la mayoría de la población malaya a pesar del progreso económico de la nación.
Esa política, no obstante, le enajenó el apoyo de los chinos, que son el segundo grupo étnico en importancia y que se beneficiaban del enfoque liberal con que Mahathir trataba a las empresas y a la educación privada de tercer nivel.
Tampoco logró disminuir el apoyo que Mahathir recibía de los malayos, que le veían -y aún continúan viéndole- como un defensor del pueblo malayo y a la vez una fuerza integradora en la Malasia multiétnica.
Finalmente, la coalición nacional dirigida por Mahathir aplastó a la oposición en las elecciones parlamentarias de 1995 e incluso hizo estragos en zonas controladas por opositores.
Los historiadores de la política moderna de Malasia podrán decir, probablemente, que no hay lugar para otro partido malayo en Malasia.
De hecho Semangat 46 proclamaba esencialmente la misma ideología que UMNO, y los votantes encontraban difícil distinguir en el partido de Razaleigh algo distinto, con la desventaja de no estar en el poder.
Después de un par de reuniones entre los otrora jurados rivales políticos, Mahathir finalmente anunció con ánimo de triunfador, el 8 de mayo pasado, que Razaleigh y los miembros de su partido retornarían al seno de UMNO.
Analistas como Lourdes están decepcionados de que Razaleigh y los suyos hayan arrojado la toalla. En su opinión, será el pueblo malasio en conjunto el que sufrirá por tener una oposición política debilitada.
"Los miembros de Semangat 46 se muestran muy oportunistas al retornar a UMNO", dijo Lourdes. "No parecen sinceros en su deseo de servir al pueblo". (FIN/IPS/tra-en/ann/cpg/arl/ip/96