Menos del 60 por ciento del electorado participó el domingo en las elecciones generales japonesas y subrayó así la desilusión pública con el sistema político, si bien el resultado no mostró cambios en el orden establecido.
El gobernante Partido Demócrata Liberal (LDP), que dominó la escena política ni nipona en los últimos 40 años, no logró la mayoría absoluta en la Dieta (parlamento) con 500 escaños, pero obtuvo mejores resultados que las fuerzas de oposición y se espera que encabece de nuevo una coalición de gobierno.
Cuando los resultados de la consulta fueron confirmados este lunes, el LDP sumó 239 escaños, 28 más que en 1993 cuando integró una coalición con el Partido Socialdemócrata (SDP) y el pequeño partido Nuevo Sakigate. Ambos perdieron ahora terreno tras la votación del domingo.
El SDP obtuvo solo 15 bancas, la mitad de las que poseía anteriormente, mientras el Sakigate logró apenas dos en comparación con las nueve conquistadas en 1993. Sumando sus escaños con el LDP, los tres mantuvieron una escasa mayoría.
"A pesar de que no logró alcanzar la mayoría por escaso margen, la buena actuación del LDP seguramente permitirá (al líder del partido Ryutaro) Hashimoto ser reelecto primer ministro", opinó el notorio comentarista televisivo Minoru Morita.
Bajo la constitución japonesa, deberá convocarse en el plazo de 30 días una sesión especial de la Dieta para que el parlamento elija mediante votación al nuevo primer ministro. Si ninguno obtiene la mayoría, se hace otra consulta entre los principales candidatos.
Morita prevé que esa sesión especial de la Dieta será convocada a la brevedad.
"Como… el canciller alemán Helmut Kohl vendrá a Tokio desde finales de octubre hasta el 2 de noviembre, y el presidente francés Jacques Chirac tambien tiene previsto viajar en breve… creo que la sesión de la Dieta será convocada muy pronto", dijo Morita. "No me sorprendería si tuviera lugar el próximo lunes".
El primer ministro nipón tendrá por delante la difícil tarea de recuperar la confianza pública en una engorrosa burocracia, la cual en los últimos años generó el rechazo de la gente.
El país tambien se está recuperando recién ahora de una fuerte caída económica, y la comunidad de negocios expresó públicamente su alarma por la falta de temas económicos discutidos por los partidos durante la campaña electoral.
Las principales agrupaciones se concentraron en dos cuestiones, reformas burocráticas y administrativas, y un proyectado aumento del impuesto al consumidor.
El tema de las reformas burocráticas es uno muy bien recibido por la comunidad de negocios y el público en general, harta del poder de un aparato que demostró su ineptitud en los últimos años.
El poderoso Ministerio de Finanzas es considerado responsable en parte del colapso de numerosas compañías de préstamos para viviendas en 1995 y comienzos de este año. Entonces propuso un plan para usar cientos de millones de dólares del dinero de los contribuyentes en la salvación de las compañías, algo difícil de digerir por la gente.
También, el Ministerio de Salud se encuentra en medio de uno de los mayores escándalos médicos en Japón, tras las investigaciones que demostraron que durante los años '80 la repartición permitió a sabiendas que muchos hemofílicos fueran tratados con productos importados, que estaban infectados con el virus HIV del sida.
Alrededor de 1.800 hemofílicos contrajeros el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y 400 ya murieron. El ministerio, que ahora admite su responsabilidad, está siendo obligado a pagar millones de dólares de indemnización a las víctimas.
"Este es solo el comienzo de una difícil batalla para mí, en calidad de líder de la principal agrupación política", declaró Hashimoto cuando se conocieron los datos del escrutinio.
Entre las prioridades de Hashimoto figuran reconquistar al público y hombres de negocios escépticos y persuadirlos de la necesidad de un aumento del cinco por ciento en el impuesto al consumo para lograr mayores ingresos destinados a administraciones locales. Reformas burócráticas tambien están al topo de su agenda.
El hecho que el LDP fuera capaz de mantener su dominio en la Dieta, pese al evidente desencanto del publico hacia los políticos japoneses, demuestra el fracaso de los principales partidos opositores para presentar concretos programas innovativos destinados al futuro desarrollo del país.
El nuevo partido Sinshinto o Nueva Frontera, obtuvo 156 bancas en el parlamento que fueron "menos que satisfactorias", como reconoció su líder, Ichiro Ozawa.
"Es solo cuestión de tiempo antes que Ozawa renuncie para asumir la responsabilidad de la derrota de su partido", apuntó Morita.
Otra agrupación que debió tener mejor actuación fue el nuevo Partido Demócrata, encabezado por el popular ministro de Salud, Yukio Hatoyama, quien logró apoyo popular por su compasivo manejo del escándalo de la sangre infectada, surgido antes que asumiera el cargo. El Partido Demócrata obtuvo 49 escaños.
La afluencia de votantes fue del 59 por ciento, la más baja desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y ocho por ciento menor al anterior record postbélico más bajo registrado en 1993.
"No voté porque no creo en lo que dicen los líderes de los seis partidos intervinientes", declaró Yukicho Otsuka, un residente en Tokio de 28 años. "Todos prometieron un futuro brillante y poco despues de las elecciones olvidaron los compromisos contraídos. Estoy cansado que los políticos me tomen por tonto".
Zenichiro Kuribayashi, un empleado de banco, optó por "jugar con mis hijas en lugar de perder tiempo con los políticos a quienes no les importa de nosotros. Que jueguen ellos su propio juego…".
Según un sondeo popular del diario "Yomiuri Shinbun", la falta de fé en Japón y sus políticos "fue el factor clave de la baja afluencia a las urnas". (FIN/IPS/tra-en/mk/cpg/ego/ip).
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