El Papa Juan Pablo II transcurrió la noche tranquilo en el hospital Gemelli, donde fue hospitalizado este domingo, manifestó hoy el médico Francesco Crucitti, quien anunció oficialmente que el paciente será operado de apendicitis este martes.
Crucitti, cirujano que dirigirá la intervención, no mostró preocupación por la salud de su paciente, y dijo que lo había encontrado sereno y reposado. Juan Pablo II fue sometido el domingo a los exámenes clínicos de preparación a la intervención de mañana.
El primer boletín médico sobre las condiciones del Papa se emitirá el martes a las 11:00 horas (09:00 GMT), después de la operación.
Por primera vez en el equipo de seis personas que operará a Juan Pablo II habrá una mujer, la anestesista Raffaella Ranier, según lo anunció el médico Corrado Manni.
Manni, que es también anestesista y forma parte del equipo, reconoció que se trata de una operación delicada: "toda intervención tiene una cuota de riesgo, sobre todo en un paciente que, lamentablemente, es la sexta vez que será operado".
No excluyó que se le hayan formado adherencias al Pontífice "es evidente que después de dos intervenciones al abdomen (en 1981, tras un atentado a balazos, y en 1992 para extirparle un tumor), es posible que se hayan formado adherencias, pero este es un hecho normal".
Se trataría de cicatrices que se han formado en el abdomen del Papa, lo cual podría reservar alguna incógnita en la operación de una persona con un físico debilitado.
Numerosas personas llegaron al hospital, ubicado cerca del Vaticano, y se refugiaron en la capilla del hospital para protegerse de un violento temporal de lluvia, viento, truenos y relámpagos que azotó a Roma durante casi todo el día.
Los médicos que tomarán parte en la operación han mantenido en general silencio en la víspera de la intervención quirúrgica, cuando se sabrá si se trata solo de una apendicitis o de algo más grave.
Al ingresar en la noche de este domingo al centro hospitalario, el Papa se veía sumamente débil, cansado, caminaba con mucha dificultad y muy lentamente, y con el temblor más agudo en su mano izquierda, que, se asegura, es producto del mal de Parkinson.
A duras penas podía saludar a las miles de personas que lo esperaban al ingreso del hospital, entre quienes se encontraba el Presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, quien en otras oportunidades había ido a saludarlo sólo en el período de convalecencia.
El diario "La Repubblica" reveló la presencia inusual en la extirpación del apéndice de un experto en cirugía del hígado -Giovanni Castagnetto, jefe del departamento de trasplantes del hospital- entre los médicos que estarán en la sala de operación,.
Su presencia tendría sentido, afirmó el periódico, si hubiera necesidad de extirpar una o más metástasis al hígado, las complicaciones más temibles de un tumor intestinal.
El periódico llama la atención sobre la participación de este médico porque "la operación de apendicitis es, de todos modos, una intervención rutinaria, incluso cuando el paciente es el Papa, tiene 76 años y un organismo probado por otras cinco intervenciones quirúrgicas".
En el Vaticano nadie puede sustituir al Papa durante este período de enfermedad porque no existe una especie de vice papa y no se pueden transmitir sus poderes porque todo está estructurado alrededor de su figura de monarca absoluto.
El Camarlengo de la Santa Romana Iglesia, el cardenal español Eduardo Martínez, se ocupa de salvaguardar la Santa Sede sólo en períodos entre la muerte de un papa y la nominación del sucesor.
Sin embargo, mientras el Pontífice se mantiene con vida, nadie puede ejercer los máximos poderes doctrinales y de nombramiento de obispos.
El Secretario de Estado, cardenal Angelo Sodano, puede ocuparse de los asuntos corrientes, pero de nada más.
Desde hace algunas semanas volvió a circular el rumor que Juan Pablo II habría consignado a Sodano una carta de dimisión para utilizar en caso de que quedara inhábil, versión que circuló hace algunos años y fue desmentida por el Vaticano.
El código de derecho canónico no prevé que un organismo de la Iglesia pueda decidir sobre la inhabilidad del Papa, a menos que se produzca una demencia manifiesta, solamente el Pontífice mismo puede decidir si proseguir o no su misión.
Para obviar esta situación, Karol Wojtyla habría depositado la renuncia para que se hiciera efectiva en caso de necesidad. (FIN/IPS/jp/jc/ip/96