El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, admitió en esta capital que la institución financiera cometió un error al financiar un gigantesco proyecto de represa en el río Narmada, en el centro de India.
"La represa de Sardar Sarovar fue un error y el Banco no debería haberla financiado", dijo Wolfenshon, tras admitir la equivocación ante el activista Medha Patkar, quien dirige una campaña de alto impacto contra el proyecto del Narmada.
Wolfenshon se vio obligado a dialogar con varios de los críticos más duros de la institución durante un viaje de reconocimiento por India, pese a sus intentos de reunirse únicamente con autoridades oficiales y grupos que lo respaldan.
Wolfenshon, que extendió su visita hasta este domingo, anunció en conferencia de prensa que todos los proyectos de la institución en el país serán revisados cada seis meses, y se clausurarán aquellos considerados un fracaso.
Además, dijo estar preocupado por la incapacidad de India para utilizar los miles de millones de dólares entregados a una variedad de proyectos. Sólo la mitad de los 14.000 millones de dólares asignados a India este año fueron usados, destacó.
El presidente de la institución multilateral dedicó nueve días a recorrer proyectos con sus fondos en el estado costero de Orissa, al este, antes de llegar a Nueva Delhi para mantener conversaciones con el gobierno del primer ministro, H.D. Deve Gowda, y organizaciones no gubernamentales.
En Orissa, Wolfensohn no tuvo más que elogios para el proyecto de Desarrollo Integrado de Cursos de Agua en los distritos indígenas del estado, el cual, afirmó, se extenderá a otras áreas en el estado.
Pero críticos del Banco afirman que el itinerario del alto funcionario estuvo diseñado para evitar que visitara proyectos duramente cuestionados.
Primero en la lista figura un enorme esquema de energía termal en Singrauli, al norte, al cual el Banco entregó unos 850 millones de dólares en las últimas dos décadas.
El proyecto desplazó al menos a 200.000 indígenas en el estado de Uttar Pradesh, unos 800 kilómetros al sudeste de la capital india.
Muchas de estas personas fueron desalojadas incluso de los sitios de reasentamiento, acusan activistas según los cuales el Banco Mundial y las autoridades del proyecto ni siquiera se molestan en contar la cantidad de personas afectadas.
Otro proyecto cuya intención es ayudar a las tribus indigentes del estado de Bihar sólo empeorará su situación, denuncian los críticos.
El proyecto, con un costo de 117 millones de dólares, se propone revolucionar la agricultura de subsistencia en la árida región, mediante la introducción de variedades de semillas, cultivos comerciales, irrigación y fertilizantes.
Pero esto abrirá la puerta a las agroindustrias, y sustituirá con cultivos comerciales las variedades de cereales originales de la zona que forman la dieta de la gente.
Las políticas económicas del Banco Mundial siguen siendo blanco de críticas y argumentos en su contra.
Con el programa de ajuste estructural, el Banco Mundial, además de controlar proyectos aislados y sectores de la economía india, "ahora comanda la macroeconomía", dijo una carta abierta a Wolfenshon firmada por 65 organizaciones no gubernamentales, destacados académicos y activistas.
Comprometido con la institución de crédito por sacarlo de la emergencia de una crisis de la balanza de pagos, el gobierno indio desreguló la economía controlada por el Estado y recortó el gasto público, particularmente los servicios sociales.
Cada tres meses el Banco Mundial pasa revista a los gastos públicos y hace sugerencias al Ministerio de Finanzas. (FIN/IPS/tra-en/mu/an/lp/if-dv-en/96