HONG KONG: China teme el auge de las protestas contra Japón

La preocupación cunde en China a medida que las protestas en Hong Kong en reivindicación de la soberanía de las islas Diaoyu, también reclamadas por Japón y Taiwan, podría perjudicar el delicado vínculo entre Beijing y Tokio.

El gobierno chino no está acostumbrado a actuar bajo la presión de protestas populares, y por eso discute medidas para dar a la campaña en Hong Kong una "correcta guía política" a través de los representantes de Beijing en la, hasta junio próximo, colonia británica, según informes coincidentes.

Activistas de Hong Kong y Taiwan están decididos a dirigirse nuevamente a las islas Diayou este fin de semana, a pesar de la muerte de uno de ellos el 26 de septiembre, cuando su barco fue rechazado por la guardia costera japonesa y varios debieron lanzarse al agua desde un bote neumático.

Las islas Diaoyu constituyen un archipiélago que se extiende a lo largo de 100 kilómetros en el mar de China del Este, y también son reivindicadas por Japón, que las denomina Senkaku, y por Taiwan, que las llama Tiaoyutai.

Beijing logró aplacar las protestas internas, que, de todos modos, son más fuertes que nunca dentro de Hong Kong. El gobierno de China teme que los activistas sean quienes, en los hechos, están estableciendo las prioridades.

Las protestas en Hong Kong se han prolongado más tiempo del previsto, lo cual podría generar desestabilización cuando Beijing está ansiosa por asegurar una tranquila y ordenada transición del régimen colonial británico al gobierno de China, prevista para junio próximo.

Las protestas en Hong Kong y Taiwan comenzaron en agosto pero se afianzaron porque en los últimos días Beijing empleó un lenguaje más fuerte para dirigirse a Tokio, lo cual es atribuido a los activistas al éxito de sus manifestaciones.

El hecho de que China prevea la posibilidad de prolongar sus patrullajes fronterizos en los que considera su dominio marítimo también es un resultado de las protestas, afirman.

El presidente de China, Jiang Zemin, sostuvo esta semana en un informe ante el plenario del Partido Comunista que cualquier acción impetuosa sería contraproducente, pues jugará en favor de elementos derechistas japoneses, según distintos informes.

Pero esas mismas fuentes informan que el Comité Político del gobernante Partido Comunista estableció un programa escalonado de acciones contra Tokio. En primer lugar se desarrollarán negociaciones diplomáticas, a las que seguirán sanciones económicas y, en última instancia, acciones militares.

Los activistas prodemocráticos de Hong Kong esgrimen la reivindicación de las islas Diaoyu para encender el fervor patriótico en el ocaso del régimen colonial británico, lo cual representa una dificultad adicional para Beijing en su intento de acallar al movimiento.

Los vínculos entre los activistas de Hong Kong y los del resto de China son un respaldo a las protestas dentro del continente, mientras las autoridades temen que eso perjudique su cautelosa acción frente a diplomáticos japoneses.

La principal preocupación de Beijing, sin embargo, son las críticas hacia su presunta inacción ante la disputa territorial, manejadas por quienes desarrollan las protestas.

"Los últimos incidentes podrían atribuirse al renacido militarismo japonés, pero la inacción del gobierno de China fue decisiva aun en el siglo pasado, pues alentó los reclamos de Japón sobre territorios chinos", dijo el analista Cary Huang, de Hong Kong.

Estos argumentos podrían ser aprovechados por los generales del ejército de China, quienes afirman que no debe descartarse una acción militar si se llega a la conclusión de que Japón afirma activamente su posesión sobre las islas.

Tong Zeng, activista de Beijing a quien las autoridades obligaron a abandonar la ciudad el mes pasado para abatir las protestas antijaponesas, afirmó que la poderosa Comisión Militar Central del gobernante Partido Comunista asigna importancia al reclamo de acción militar efectuado por su grupo.

La solicitud, firmada por 257 activistas a inicios de septiembre, proponía al gobierno el envío de barcos de guerra a las islas para demoler el faro construido por jóvenes japoneses en junio y escoltar a quienes deseen visitar ese territorio desde Hong Kong o Taiwan.

A mediados de septiembre, China desarrolló maniobras militares en sus mares del noreste que incluyeron incursiones en un grupo de islas que pertenecen a su territorio, en una apartente advertencia a Japón.

"Estos ejercicios fueron una prueba de capacidad de combate de las fuerzas mecanizadas en operaciones de incursión de mar a tierra", informó el oficial Diario del Ejército de Liberación.

Pero las autoridades de China restó importancia a los reclamos de respuesta militar a través de una declaración oficial, y pidió a Japón la adopción de medidas para impedir incursiones futuras.

Las protestas civiles en Beijing fueron firmemente acalladas. "Los dirigentes comunistas parecían más preocupados por que esos episodios pudieran generar inquietud doméstica", dijo Huang.

Los analistas consideran ahora que China teme que los militares de línea dura puedan propiciar el rumbo sugerido por los activistas.

Una reafirmación de la influencia militar en el gobierno, como lo fue la serie de ejercicios militares en el estrecho de Taiwan a inicios de año, podría desestabilizar el frágil balance de liderazgos en el comité político del Partido Comunista, según los analistas. (FIN/IPS/tra-en/ys/kd/mj/ip/96

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