La aprobación de un paquete trienal de préstamos para Haití por el Fondo Monetario Internacional (FMI) es considerado aquí como una luz verde para inversores, cuyo respaldo al presupuesto gubernamental estaba trabado desde el año pasado.
Alrededor de 22 millones de dólares, el primer aporte de un paquete de 131 millones, pasará a manos del gobierno haitiano el 5 de noviembre, según el FMI.
La mayor parte del dinero será para cubrir el déficit del presupuesto gubernamental, estimado recientemente en 125 millones de dólares.
Funcionarios de desarrollo y monetarios dijeron aquí que el paquete del préstamo reasegurará a inversores del compromiso del gobierno haitiano respecto a lo que consideran un sólida estructura macroeconómica, lo cual resulta sobre todo alentador.
"Los donantes creen que no hay razón de financiar la balanza de pagos si la estructura macroeconómica es insegura", declaró un funcionario a IPS. "Ahora, al menos, existe un programa de tres años (de duración)".
Si el gobierno se aparta de los objetivos del programa, la señal inversora podría de nuevo tornarse roja, opinaron analistas locales.
La estrategia asistencial del Banco Mundial para Haití del 13 de agosto, por ejemplo, indicó que "el fracaso para cumplir con el programa de estabilización, abandono del esfuerzo de privatización y retroceso en las las reformas comerciales" darán lugar a la suspensión de los préstamos ligados a las políticas de ajuste.
"La cuestión es en qué medida el gobierno de Haití está identificado con los objetivos del ajuste estructural", opinó Rachel Neild, una analista de la organizacioón no gubernamental (ONG) Wasshington Office for Latin America (WOLA).
El FMI concedió el préstamo a través de su Organismo de Ajuste Estructural Intensivo (ESAF), que provee créditos para que las naciones más pobres del mundo empuñen las riendas de la inflación y el gasto público, liberalicen el comercio exterior y el cambio de moneda, los bancos, y cumplan con la amortización de la deuda.
Según el programa, el gobierno debe cobrar más impuestos, simplificar el sistema fiscal, y mejorar su sistema legal así como la administración pública.
Si el gobierno del presidente haitiano René Preval corta el déficit del sector público, en especial mediante el despido de empleados estatales, el FMI pronosticó que recibirá considerable apoyo exterior para inversiones públicas, incluyendo los sectores de salud y educación.
La clave para destrabar el préstamo del FMI fueron los planes del gobierno para privatizar empresas públicas y reducir el número de agentes estatales.
Sin embargo, el FMI parece haber llegado a un acuerdo por menos de lo que exigió, opinaron analistas. Debido a una fuerte oposicion interna, el gobierno suspendió por el momento sus planes de privatización.
Al contrario, "modernizará" empresas estatales decrépitas permitiendo a privados un 50 por ciento en el control de su propiedad y administración.
Los funcionarios aquí están "tremendamente nerviosos" sobre la habilidad técnica y política del gobierno para poner en marcha las reformas en el sector del servicio civil, apuntó un observador.
Además de la oposición de aquellos que pueden perder el trabajo, las reformas son objeto de un continuado debate parlamentario sobre el futuro de la descentralización y los planes locales del gobierno, consagrados en la constitución nacional de 1987.
Funcionarios internacionales de finanzas tambien temen que el objetivo del gobierno de alcanzar un crecimiento del 4-5 por ciento sea demasiado optimista.
A su juicio, esos pronósticos están basados en la evolución económica desde fines de 1994 a mediados de 1995, cuando el ejecutivo puso en marcha su Plan de Emergencia para la Recuperación Económica basado sobre todo en la ayuda exterior.
De todas maneras, el flujo de donantes disminuirá, predijo el Banco Mundial. En todo caso, "el futuro nivel de desembolsos dependerá críticamente de la política del país y su puesta en práctica".
Si el FMI y el Banco Mundial arreglaron por menos de lo que pretendían, se debería a que estan persuadidos que la situación económica es desesperada. Como señaló el banco, "progresos inmediatos para reducir la pobreza y el desempleo son esenciales para mantener la estabilidad social".
"Sin esa estabilidad, todos los esfuerzos de desarrollo resultarán inútiles", acotó.
Quizás en forma ominosa, el documento del banco agregó que "el retorno a un gobierno constitucional y un fuerte apoyo de donantes suscitaron expectativas entre los haitianos de una rápida mejoría de sus condiciones de vida".
Analistas y algunos funcionarios del banco dijeron que los planes de inversión para Haití suscitaron sobre todo la atención en el sector rural, donde viven dos de cada tres haitianos, cuya mayoría depende de la agricultura para subsistir.
Los campesinos acusaron al banco de restar importancia al problema. El documento estratégico del banco señaló simplemente que los dirigente políticos necesitarán elaborar un programa para una agricultura sostenible, enfocado sobre la mayoría de pequeños propietarios que tienen poco acceso a financiaciones y servicios.
Paradójicamente, el banco y el FMI pretenden que el gobierno reduzca los aranceles de importación, incluyendo los alimentos. Esto podría tener un impacto devastador en la subsistencia de los campesinos. En la actualidad, el arroz estadounidense barato ha desplazado a los cultivadores del valle de Artibonite.
Por su parte, funcionarios de asistencia dijeron que la cuestión de los aranceles es una diversión del problema, porque más de la mitad de las importaciones de víveres llegan en forma de ayuda y están excentas de impuestos.
Añadieron que mientras los gravámenes ayudarían a proteger a la población rural, elevarían el costo de la vida en las ciudades. "Con toda honestidad, hay que reconocer que nadie dispone de respuestas particularmente buenas", dijo Neild. (FIN/IPS/tra- en/aa/jl/ego/if).
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