Octubre de 1996
(Inter Press Service distribuye el siguiente boletin, elaborado por la Secretaría Permanente del Sistema Económico Latinoamericano en Caracas, para dar acceso a nuestros suscriptores a la fuente)
ANTENA DEL SELA EN LOS ESTADOS UNIDOS – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
CONTENIDO: EL USO DE SANCIONES ECONOMICAS CON FINES POLITICOS – Algunos antecedentes históricos – La política de Estados Unidos durante la guerra fría – Las sanciones comerciales en la era de posguerra fría
EL USO DE SANCIONES ECONOMICAS CON FINES POLITICOS – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
La utilización de sanciones comerciales con fines políticos se está convirtiendo en uno de los temas más controvertidos de la agenda económica internacional, a raíz de las leyes Helms-Burton y D'Amato, cuyos efectos jurídicos y económicos inciden no sólo sobre los países que pretenden sancionar (Cuba, Irak, Irán, Libia y otros), sino también sobre terceros países por el mero hecho de ser socios de los "sancionados". De esta forma, la discusión ya no se centra únicamente en la sanción y en su validez intrínseca, sino también en su aplicación extraterritorial. La reciente denuncia introducida por la Unión Europea ante la OMC contra la Ley Helms- Burton, que afecta intereses de empresas no estadounidenses, lleva el debate al seno de ese Organismo multilateral, poniendo a prueba la credibilidad de su ~rgano de Solución de Controversias.
La Secretaría Permanente del SELA elaboro un análisis de las implicaciones jurídicas y económicas de dicha ley, el cual fue presentado al XXII Consejo Latinoamericano del SELA, celebrado en Montevideo, del 22 al 25 de octubre de 1996 (SP/CL/XXII.O/DT No.9).
La polémica suscitada por la Ley Helms-Burton ha colocado el tema de las sanciones económicas unilaterales en primer plano dentro de las preocupaciones de América Latina y el Caribe. Sin embargo, el tema en sí no es nada nuevo, ni es exclusivo de los Estados Unidos, como tampoco es novedad el hecho de que el uso de esas medidas coercitivas de inspiración política acarrean problemas a países que no son parte de la controversia.
Algunos antecedentes históricos – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
Durante buena parte de su historia, Estados Unidos fue una potencia que procuró disfrutar de los beneficios del comercio evitando involucrarse en alianzas que pudieran generarle dificultades. Sin embargo, desde hace medio siglo ese país ha asumido una posición diferente. La evolución de la postura de Estados Unidos se explica por su creciente participación en el escenario mundial.
La experiencia histórica señala que, en muchos casos, quien asumió el papel de potencia principal intentó definir las reglas del comercio, tanto en períodos de paz como en épocas de guerra. Durante la paz, la potencia líder se encargaría principalmente de establecer la maquinaria de liberalización del comercio, cuando estalla la guerra, ese mismo país asume el liderazgo (aunque no sea seguido necesariamente por los demás países) en la definición de las obligaciones y derechos económicos de los países beligerantes y neutrales.
Durante el siglo XIX, esta tarea recayó en Gran Bretaña. La "Pax Británica" produjo una red mundial de tratados de liberalización del comercio, así como reglas destinadas a regular la actividad comercial cuando se quebrantara la paz. Desde el fin de la II Guerra Mundial, Estados Unidos ha desempeñado ese papel. Además de asumir el papel protagónico en la creación del GATT, Washington organizó las restricciones comerciales impuestas a la Unión Soviética, sus aliados y Estados clientes.
La experiencia les demostró, tanto a Gran Bretaña como a Estados Unidos, que era más fácil lograr la cooperación de otros países en la liberalización del comercio que organizar la participación de éstos en restricciones al comercio por razones políticas. Irónicamente, durante muchos años fue Estados Unidos el país que más problemas causó a Gran Bretaña. Las autoridades estadounidenses impulsaron la política de "a barcos libres, productos libres" (es decir, los artículos transportados por embarcaciones de países neutrales no están sujetos a las sanciones impuestas por los países beligerantes). Los transportistas marítimos estadounidenses aspiraban al derecho a exportar sus productos a países que se encontraban en guerra, es decir al derecho a dedicarse libremente a su actividad. Estas aspiraciones provocaron repetidas confrontaciones, tanto con Gran Bretaña como con los países que estaban en guerra con los británicos.
Muchas veces estas confrontaciones trajeron consigo una amenaza de guerra, y en dos ocasiones hicieron que Estados Unidos participara directamente en conflictos bélicos. Estados Unidos se vio atrapado en medio de Gran Bretaña y Francia durante las Guerras de la Revolución Francesa (1793-1802) y las Guerras Napoleónicas (1803-1815). Las dos partes beligerantes utilizaron embargos y bloqueos como armas de guerra económica, y cada una de ellas hostigó a los transportistas marítimos estadounidenses. Estas restricciones casi provocaron una guerra entre Estados Unidos y Francia entre 1790 y 1800 y condujeron a la Guerra de 1812 entre Estados Unidos y Gran Bretaña. Este conflicto supuso grandes costos para ambos bandos, pero al final todo siguió igual. Gran Bretaña continuó arrogándose el derecho de supervisar el comercio en tiempos de guerra y Estados Unidos continuó insistiendo en que los Estados neutrales no deberían ser utilizados como piezas prescindibles dentro del juego político de las potencias. (Sigue) – – –