Los nombres de cuatro jóvenes gimnastas del equipo español que ganó la olimpíada de Atlanta ilustran cómo un deporte concebido para mejorar el físico de los deportistas puede terminar arruinándolo.
Gemma Paz, Diana Plaza y Beatriz Sánchez Covisa, las tres ganadoras de medallas de oro, sufren lesiones en su columna vertebral.
La primera, a pesar de sufrir un pinzamiento en el nervio ciático, fue obligada a entrenarse y a participar en la Olimpíada. Ahora deberá ser operada y realizar ejercicios de rehabilitación durante un año.
Pero es otra gimnasta, María Pardo, de 17 años y que a último momento se retiró del equipo triunfador, la que ha puesto el dedo en la llaga. Su sufrimiento, sus sueños y sus razones aparecen reflejados en un "diario de vida", parte del cual publicó el matutino madrileño El País este martes.
Pardo relata cómo estaban sometidas a una disciplina rígida para mantenerse en forma. A ella, con 1,70 de estatura, le exigían que no sobrepasara los 43 kilos de peso. Si pesaba 44, sólo tenía derecho a media cena. Si aumentaba otros cien gramos "me iba a la cama en ayunas".
En las concentraciones, el control llegaba al extremo de vigilar para que no se viera con su novio, de tener un perro adiestrado para olfatear en sus habitaciones en búsqueda de comida escondida y de obligarlas a entrenarse hasta el agotamiento.
"Recuerdo que una vez -dice María en su diario- una de mis compañeras dijo que no podía salir a hacer el control porque tenía la regla. No le creyeron. Al final la obligaron a ir al cuarto de baño para comprobar si era verdad".
Por las noches, añade, ella y sus compañeras soñaban con la comida, o no podían dormir por el cansancio y los dolores tras once horas de trabajo. Cuenta también que, como verdaderas niñas, jugaban a inventarse recetas de comida.
Paz, Plaza y Sánchez Covisa sufren lesiones graves en la columna vertebral y están en el límite de su salud, según informes médicos en poder de sus familias y que han llevado al Consejo Superior de Deportes (CSD) a interesarse por el caso.
Después de hablar con las partes, no encontró motivos para realizar una investigación, pues "todo es normal", dijo a IPS un portavoz autorizado de ese organismo oficial.
Gemma Paz, de 15 años, interrogada por El País, declaró ignorar todo. "No me dicen nada", afirmó.
Mientras los médicos dicen que ella sólo puede hacer rehabilitación, su entrenador y las autoridades de la Federación de Gimnasia insisten en que se siga entrenando, "para no perder el tono muscular".
La Federación, además, niega que Plaza esté lesionada y sostiene que Paz se lesionó en Atlanta, "como le puede ocurrir a cualquier atleta en alta competición".
El portavoz de esa entidad, Víctor Martín, añadió que el "diario" de María Pardo refleja la frustración por no haber integrado el equipo olímpico y de que, en vez de ganar una medalla, vio la competencia por televisión.
El caso concita la atención pública precisamente por la edad de estas jóvenes casi niñas y su aspecto anoréxico, de extrema delgadez, que se aprecia cuando en sus actuaciones visten sus ajustados trajes (maillot) de gimnasia.
Pero la preocupación por los problemas para la salud que provocan los deportes de elite, son crecientes.
Por ejemplo, la violencia engrosa todas las semanas la lista de futbolistas profesionales delesionados, muchos de los cuales pasan semanas y hasta meses sin volver a competir.
Esa preocupación fue acogida por el Consejo de Europa, cuya asamblea (compuesta por parlamentarios de todos los países del continente) ya en 1995 emitió un manifiesto alertando sobre el peligro.
El Consejo señaló que los gobiernos deberían intervenir y regular la edad en la que las personas puedan realizar deportes de élite y alto nivel.
María Pardo, al parecer y según lo refleja en su diario, lo resolvió de otra manera. En medio de una crisis en la concentración llamó a su domicilio y preguntó a su madre: "¿Qué quieres, una hija o una medalla?".
La madre prefirió a la hija y ésta, ahora con 12 kilos más en el cuerpo, dirige una academia de gimnasia para niños, con un método, dice, basado en el cariño y la comprensión. (FIN/IPS/td/dg/cr-pr/96