EEUU: Uranio y gas sarín, asociados a síndrome de guerra de Golfo

Dos organizaciones no gubernamentales exigen al gobierno de Estados Unidos que investigue la influencia del uranio estabilizado (DU) en el llamado síndrome de la guerra del Golfo, que afectó a 90.000 veteranos del conflicto de 1991 con Iraq.

El Centro de Acción Internacional (IAC), de Nueva York, y el Proyecto de Tóxicos Militares, de Maine, señalaron que el Departamento de Defensa ha admitido la necesidad de investigar problemas específicos de salud originados en la guerra del Golfo.

"Estamos alentados ante la nueva actitud (del Pentágono) ante síndrome de la guerra del Golfo", declaró el portavoz de IAC, Frank Alexander.

El Pentágono sólo reconoció hasta el verano boreal 150 casos de afecciones asociadas a la guerra. Pero en los últimos dos meses, el gobierno comunicó que miles de soldados estadounidenses estuvieron probablemente expuestos en Iraq a armas químicas, como el gas sarín.

"El ejército está de acuerdo en que es necesario profundizar la investigación", dijo Dolly Lymburner, del Proyecto de Tóxicos Militares.

Lymburner destacó que el comité asesor sobre enfermedades de la guerra del Golfo designado por el presidente Bill Clinton resolvió considerar los efectos del DU en la salud de los veteranos de la guerra del Golfo.

Pero la activista sostiene que la investigación debe realizarse independientemente del gobierno, dado que el Departamento de Defensa minimizó los riesgos del DU durante seis años y aún lo utiliza en tanques y proyectiles destinados a Bosnia-Herzegovina.

El DU consiste principalmente en el isótopo de uranio-238, una sustancia extremadamente densa y, aunque radiactiva, relativamente estable en comparación con el uranio-235, empleado en armas nucleares.

El Instituto de Política Ambiental del ejército de Estados Unidos (AEPI) reveló en 1994 que más de 14.000 proyectiles de grueso calibre con DU fueron disparados en la guerra del Golfo.

Según Lymburner, la explosión de esos proyectiles puede haber expuesto a las tropas estadounidenses e iraquíes a radiactividad suficiente para provocar afecciones renales y a la tiroides.

No se conoce el origen de las enfermedades englobadas en el síndrome de la guerra del Golfo, y los científicos ponen en duda todas las hipótesis usadas para explicarlo.

Un comité de 18 miembros nombrado por el Instituto de Medicina (IOM) informó al Congreso no haber hallado evidencia de ningún factor específico que pudiera casuar el misterioso síndrome.

No obstante, el comité agregó que los soldados estadounidenses destinados a Iraq sufrieron en alta proporción enfermedades tropicales y problemas psicológicos asociados a la guerra.

"No creo que tenga base científica la opinión que intenta explicar el síndrome de la guerra del Golfo por el DU", manifestó Tom Cochran, un científico del Consejo de Recursos Naturales de Defensa, de Washington.

La exposición de los soldados al DU fue baja. Aunque puede aumentar el riesgo de cáncer a largo plazo, no explica las enfermedades que sufren los veteranos, observó Cochran.

Noventa mil de los 697.000 soldados estadounidenses que sirvieron en la guerra contra Iraq han sufrido problemas de salud. Los informes mencionan habitualmente fatiga, pérdida de memoria, jaquecas, erupciones cutáneas, dolores articulares y musculares, e inestabilidad emocional.

Pero el AEPI advirtió en su informe de 1994 que el DU causa "alteraciones de salud significativas" si invade el organismo humano

Lymburner y Alexander concuerdan con el IOM en una argumentación clave: el síndrome de la guerra el Golfo no es reductible a una sola causa.

Para respaldar su argumentación, Alexander destacó que, además de usarse armas con contenido de DU, las fuerzas aliadas en la guerra del Golfo "atacaron indiscriminadamente reactores nucleares e instalaciones de armas químicas".

"Mi opinión personal es que hay múltiples causas, y la información conocida es parcial, en el mejor de los casos", dijo Chris Hillman, de Médicos por la Responsabilidad Social, de Washington.

Otra teoría ha surgido: la posibilidad de que el gas sarín, un producto químico tóxico que el gobierno de Iraq poseía en gran volumen, puede haber contaminado a varios soldados estadounidenses en marzo de 1991, cuando dos arsenales iraquíes fueron destruidos.

Fuentes del Departamento de Defensa indicaron que más de 15.000 efectivos estadounidenses resultaron expuestos a emanaciones de gas sarín tras el ataque a los arsenales.

El mismo Departamento y la CIA (Agencia Central de Inteligencia) realizan pruebas para determinar la realidad de la hipótesis y cuántos soldados pueden haber estado en contacto con ese gas neurotóxico.

Tras conocerse la posible exposición de los soldados al gas sarín, Clinton firmó una orden ejecutiva que permite al gobierno destinar 10 millones de dólares al estudio de la relación entre armas químicas y el síndrome de la guerra del Golfo.

Según Alexander, se trata de una tentativa de "culpar a los iraquíes del síndrome" investigado.

No obstante, el activista reconoció que, después de seis años de relativa pasividad, ha mejorado este mes la posibilidad de profundizar la investigación de las enfermedades con origen en la guerra. (FIN/IPS/tra-en/fah/pz/ff/he/9

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