Las presiones sobre el gobierno de Bill Clinton aumentaron tras revelaciones de que un conglomerado de Indonesia entregó más de 800.000 dólares al Partido Demócrata.
La cuestión clave que plantean las donaciones de Lippo Group, sostienen algunos, no es la influencia extranjera en la política estadounidense, sino el dominio de las corporaciones sobre el proceso político.
"La bandera que flamea sobre sus cuarteles es irrelevante", señaló Pharis Harvey, destacado sindicalista y director ejecutivo del Fondo Internacional de Derechos Laborales.
Mediante una red de socios empresariales, familiares y ex empleados, Lippo donó al Partido Demócrata, desde 1992, al menos 820.000 dólares.
Pero la contribución del gigante financiero, inmobiliario y de seguros se realizó en relativa oscuridad hasta que a comienzos de este mes se reveló que la hija y el yerno de un socio de Lippo habían donado 425.000 dólares al Comité Democrático Nacional (DNC), durante un período de ocho meses finalizado en junio.
Las contribuciones de Arief y Soraya Wiriadinata plantearon interrogantes sobre la fuente del dinero, ya que la pareja vivía en un modesto suburbio de Virginia y nunca fue políticamente activa. El padre de Soraya, Hashim Ning, fue socio del fundador de Lippo, el multimillonario Mochtar Raidy.
Bajo la ley estadounidense, los extranjeros tienen prohibidas las contribuciones a campañas políticas si no son residentes permanentes que vivan en el país. Las empresas extranjeras hacen contribuciones, pero sólo a través de sus subsidiarias norteamericanas y sólo si el dinero se genera en sus operaciones.
Un mes después de su primera contribución al DNC, los Wiriadinata regresaron a Indonesia, pero continuaron donando generosamente al partido, cuyas autoridades aún utilizan su dirección en Virginia en formas financieras llenadas por la Comisión Electoral Federal.
Las donaciones de la pareja fueron facilitadas por John Huang, quien renunció a su cargo de alto ejecutivo de Lippo para convertirse en secretario asistente de comercio de política económica internacional del gobierno de Clinton, en junio de 1994.
Huang dejó el Departamento de Comercio en enero, para dirigir la campaña financiera del Partido Demócrata entre los asiáticoestadounidenses.
Desde entonces Huang reunió más de cuatro millones de dólares, descontando 250.000 dólares de una empresa de Corea del Sur que fueron devueltos por el DNC después que el Los Angeles Times revelara que la donación era ilegal.
Huang dijo que conoció a los Wiridinata en junio de 1995, cuando visitó al fallecido Ning en un hospital de Virginia después que sufriera un ataque cardíaco durante un viaje a Estados Unidos, y que sugirió a la pareja donar al DNC cuando esta demostró interés en respaldar a los demócratas.
Las conexiones de Clinton con la familia Raidy se remontan a la época en que fue gobernador de Arkansas. Lippo tenía parte de un banco local para el cual trabajaba la firma legal de Hilary Clinton.
Huang afirma que no hay motivos para cuestionar la fuente de las donaciones de los Wiriadinata, y niega, al igual que otros altos funcionrios de gobierno, que Lippo Group haya obtenido favores por sus contribuciones.
Republicanos y otros críticos del gobierno, no obstante, alegan que el caso Lippo es preocupante en cuanto a la influencia extranjera en la política interna estadounidense.
"Este es un abuso potencial del sistema norteamericano por parte de un multimillonario inodonesio de una manera que nunca hemos visto en la historia de este país", dijo el presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, durante una aparición en televisión este domingo, en la cual hizo un llamado a audiencias en el Congreso.
El candidato a la vicepresidencia republicano Jack Kemp dijo este martes que "la conexión indonesia podría ser el mayor escándalo de dinero extranjero desde Abscam", en referencia al proceso de hace dos décadas a varios miembros del Congreso que aceptaron comisiones ilegales de agentes del FBI encubiertos como empresarios árabes.
"El Lippo Group tenía influencias con Clinton", reconoció Daniel Lev, politólogo de la Universidad de Washington, especialista en asuntos del sudeste de Asia.
Pero, subrayó Lev, es virtualmente imposible probar una vinculación directa entre las donaciones de la empresa y la decisión del gobierno de Clinton de renovar a China el estatuto de nación más favorecida, lo cual permitió a Lippo proceder con un proyecto energético por 1.000 millones de dólares en Estados Unidos.
Quienes denuncian a Lippo se embarcan en la "hipocresía", acusó Lev, quien señaló que las corporaciones estadounidenses intentan influir políticamente en el país y el exterior. "Lo hemos hecho durante un largo tiempo, y ahora fingimos estar alarmados. No podemos engañarnos a nosotros mismos".
Lev señaló que los esfuerzos de corporaciones basadas en el extranjero para influir sobre la política de Estados Unidos son "simplemente una faceta más, perfectamente natural, de la globalización económica", y predijo que, a medida que Washington intenta expandir su influencia en el Sudeste Asiático, más compañías regionales seguirán el camino de Lippo. (FIN/IPS/tra-en/pz/jl/lp/ip-if/9