El presidente de Ecuador, Abdalá Bucaram, considera la posible revaluación de la moneda nacional, el sucre, mientras ve crecer las críticas a su gestión y el avance de la especulación en los mercados.
Bucaram propuso el jueves la revaluación del sucre frente al dólar como base de su plan económico, que será dado a conocer a mediados de noviembre, según anunció.
La medida fue sugerida en un principio al presidente por el ex ministro de Economía argentino Domingo Cavallo, aunque condicionada a la realidad económica ecuatoriana.
Cavallo, hasta hace poco tiempo asesor personal de Bucaram, aplicó a partir de 1991 en Argentina un esquema de libre convertibilidad de la moneda que aún persiste, y pudo reducir casi a cero la inflación.
La estabilización lograda se acompañó de la apreciación del peso argentino, determinada por el ingreso de capitales del exterior. El flujo de inversiones se detuvo finalmente por el "efecto tequila" de la crisis mexicana de 1994.
La oposición atribuye a la política económica conducida por Cavallo el crecimiento del desempleo, que llega a 17 por ciento de la población activa, una proporción sin precedentes en el último medio siglo en Argentina.
Es un "desatino" proponer la revaluación en Ecuador, advirtió Eduardo Valencia, ex gerente general del Banco Central. "Nuestro país depende de las exportaciones en gran medida", y el fortalecimiento del sucre "provocaría un duro golpe al sector industrial".
"Al quitar competitividad a la moneda nacional, se obtienen menos recursos por las exportaciones", explicó Valencia.
Argentina presentaba una inflación anual de 5.000 por ciento al ponerse en marcha el plan de convertibilidad, pero "nosotros tenemos 25 por ciento de inflación y es posible combatirla con otras armas", agregó.
A juicio de Valencia, lo más grave "son las contradicciones del presidente y sus colaboradores. Mientras uno anuncia un plan económico del gobierno, el otro lo desmiente, y luego sale otro que desmiente al que desmintió. Esto es un caos".
El ministro de Finanzas, Pablo Concha, anunció la semana última las líneas generales del plan económico del gobierno, que consistían en el aumento de la base tributaria, el retiro de subsidios y el incremento de las tarifas eléctricas, telefónicas y de otros servicios básicos.
Concha calificó sus propuestas de "duras pero necesarias". Obtuvo el apoyo del sector empresarial, aunque también el inmediato mentís de Bucaram, quien aclaró que "aún no se ha tomado ninguna decisión".
La reacción de Bucaram provocó una ola de especulación y la depreciación del sucre ante el dólar. El Banco Central intervino en el mercado de cambios, por primera vez en la administración de Bucaram, para evitar una caída aún más profunda.
Bucaram "se acostumbró a especular con sus medidas. Eso incentiva la especulación a todo nivel y podría convertirse en una moda", señaló Rodrigo Paz, ex ministro de Finanzas del gobierno de Osvaldo Hurtado (1981-1984).
"Tenemos un gobierno sin rumbo", apuntó Paz, quien fue candidato a la presidencia por la Democracia Cristiana en los comicios de este año pasados comicios y apoyó a Bucaram en la segunda ronda electoral.
Según Paz, "Ecuador está perdiendo su imagen y credibilidad en el exterior y la actividad económica se paraliza".
El presidente ha concentrado su administración "en programas sociales aislados, que no tienen sustento ni respaldo y no responden a verdaderas políticas de gobierno", concluyó Paz a nombre del Frente Social, una organización de dirigentes políticos y empresariales de diversas tendencias.
Mientras, la vicepresidenta Rosalía Arteaga advirtió que la preocupación por la imagen externa del país dejó de ser un argumento de crítica contra el gobierno de Bucaram para convertirse en realidad.
La imagen del país en el extranjero no parece "apropiada para atraer a los inversionistas", dijo Arteaga, al comentar un artículo de la revista británica The Economist.
La falta de reglas claras para la inversión externa, la inexistencia de un programa económico, más los desplantes y actitudes del presidente, son motivos suficientes para considerar a Ecuador como un país de la categoría "D", es decir, de alto riesgo para la inversión, según The Economist.
Pero Arteaga puntualizó que "nuestra preocupación es crear un ambiente propicio para el desarrollo y el crecimiento económico del país" y no se orienta a lograr "una categoría más favorable de una revista que no deja de tener una visión parcial de la realidad". (FIN/IPS/mg/ff/if/if/96)