La imposición de un código mundial de inversiones, tal como el que rige en materia comercial, puede ser una "trampa", alertó hoy Rubens Ricúpero, secretario general de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Los que defienden "un marco universal que armonice la multiplicidad de reglas" nacionales o bilaterales pretenden, obviamente, "capturar algo de más valor que el cebo", sostuvo Ricúpero en un artículo de su autoría publicado por el diario Folha de Sao Paulo.
Se debe "medir las fuerzas en pugna, evaluar las implicancias de los objetivos buscados por los países inversores y compararlas con las expectativas de beneficios" de los que reciben inversiones para determinar si es posible un equilibrio aceptable, recomendó.
Ricúpero, diplomático y ex ministro de Hacienda de Brasil, dijo que, según los partidarios de reglas mundiales uniformes para la inversión transnacional, la consolidación de un código en la materia es "un imperativo de la globalización" ante la "integración productiva a escala planetaria".
La base de operaciones de una empresa ya no es el país o la región, sino el mundo entero. Se puede ofrecer bienes y servicios a un mercado extranjero por cuatro vías, anotó el diplomático.
En primer lugar, la exportación se ve facilitada en la actualidad por la liberalización del comercio, que redujo barreras.
Pero también se pueden establecer inversiones para producir directamente en el mercado que se pretende, o reexportar desde terceros países donde la empresa posea subsidiarias para fabricar artículos completos o en partes, a veces para sacar ventaja de zonas de libre comercio como el Mercosur.
En último término, se pueden combinar los tres mecanismos. Pero consolidar el mundo como un "inmenso taller" exige asegurar el capital contra expropiaciones como las ocurridas en la ola de nacionalismo registrada en la década del 60.
Además, acotó, todos procuran hoy captar inversiones extranjeras, incluso países comunistas como China, Vietnam y Cuba. Ciento doce cambios de legislación referidos a capitales adoptados por 64 países en 1995 apuntan a ese objetivo, recordó Ricúpero.
Un tratado mundial sobre inversiones también favorecería la ola de acuerdos bilaterales en la materia, que en julio ya eran 1.160, dos tercios de los cuales fueron firmados en la presente década y 172 solo el año pasado.
De esa forma proliferan reglas "a veces contradictorias o discriminatorias", mientras otros consideran mejor estimular "el desarrollo natural y orgánico de esa tendencia, ya que no está impidiendo la verdadera explosión de inversiones de los últimos años", afirmó Ricúpero.
El secretario general de la UNCTAD recordó dos ejemplos brasileños que ilustran las posibles ventajas y dificultades de un código sobre inversiones como el propuesto.
Las nacionalizaciones registradas a inicios de la década del 60 provocaron "complicaciones diplomáticas y económicas" que podían haberse evitado si hubiera existido entonces un tratado general en el area.
Ricúpero mencionó un caso actual, el de las amenazas al régimen automotriz brasileño, al cual Estados Unidos cuestiona por supuestas incompatibilidades con las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El acuerdo comercial dificultó la captación de inversiones a través del mercado protegido o incentivos.
Los mecanismos adoptados por Brasil para la expansión y consolidación de su industria automovilística incluyen exigencias de nacionalización mínima de autopartes, ventajas a la producción nacional y estímulos a las plantas de montaje condicionados a la exportación.
Competidores como Japón, Corea del Sur, la Unión Europea y Estados Unidos pusieron en duda la validez de tales medidas frente a las reglas establecidas por las negociaciones que desembocaron en la creación de la OMC. (FIN/IPS/mo/mj/if/96