Poco durará la tranquilidad de políticos mexicanos vinculados con el narcotráfico luego de que Juan García Abrego, acusado de liderar uno de los cárteles locales de la droga, fue declarado culpable en una corte de Estados Unidos, sostienen autoridades y juristas.
Detenido en México en enero e inmediatamente extraditado, García Abrego no reveló aún quiénes fueron sus contactos en las esferas del poder durante los 16 años que estuvo relacionado con las mafias, pero su próxima sentencia, que, se prevé, será de cadena perpetua, lo podría llevar a cambiar de opinión.
Tras cuatro semanas de juicio en la ciudad de Houston, García Abrego, uno de los 10 delincuentes más buscados por la policía estadounidense en el mundo, fue declarado culpable este miércoles de 22 cargos de conspiración criminal, narcotráfico y lavado de dinero.
Los fiscales afirmaron que su sentencia será dictada en 1997.
Fuentes de la Procuraduría General de México y de las agencias antidrogas de Estados Unidos señalaron que esperan que el narcotraficante acuse pronto a sus cómplices con la intención de reducir su pena.
García Abrego declaró después de conocer la sentencia que no tiene "ninguna razón para hablar sobre los políticos mexicanos", pues, aseguró, nunca tuvo negocios con ninguno.
El otrora jefe del cártel del Golfo es acusado de introducir a Estados Unidos, en asociación con narcotraficantes colombianos, unas 100 toneladas de cocaína y 46 de marihuana entre 1980 y 1996.
La pregunta ahora es si se decidirá informar a qué autoridades sobornó y con quiénes tuvo relaciones, dijo el penalista Carlos Correa.
Si García Abrego colabora con Washington podría obtener una sustancial disminución de su pena, como ha sucedido ya con otros delincuentes famosos, declaró el experto.
Documentos difundidos en mayo por autoridades mexicanas señalan que Raúl Salinas, hermano mayor del ex presidente Carlos Salinas (1988-94), detenido en 1995 bajo el cargo de planear el asesinato de un líder político, mantuvo desde 1987 nexos con narcotraficantes, entre ellos García Abrego.
Según las investigaciones, Salinas, un ex funcionario público que en menos de una década amasó una fortuna superior a los 85 millones de dólares y más de 39 propiedades, habría brindado protección al cártel del Golfo desde que su hermano era candidato a la presidencia.
Los documentos revelan que Salinas recibía a cambio de su relación con los narcotraficantes "muchos regalos" a través de un intermediario llamado "don Francisco".
Hay "indicios" de que algunas personas del gobierno "pueden haber servido a los intereses del narcotráfico", reconoció en 1995 el presidente Ernesto Zedillo.
La Iglesia Católica, gobernadores y políticos van más allá, al asegurar que el narcotráfico permeó desde hace mucho el sistema político mexicano.
Una investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México sostiene que las cinco bandas de traficantes de drogas que operan en este país obtienen ganancias anuales de entre 15.000 y 30.000 millones de dólares, de los cuales 800 millones serían "invertidos" en sobornos a las autoridades.
La Procuraduría baraja la hipótesis de que el narcotráfico estaría vinculado a los asesinatos del cardenal Jesús Posadas, en 1993, y, en 1994, del secretario general del gobernante Partido Revolucionario Institucional Franciso Ruiz Massieu, y del candidato presidencial de ese grupo, Luis Colosio.
"Es evidente que el narcotráfico ha comprado a un sinnúmero de autoridades y se ha infiltrado hasta niveles superiores. Este asunto de la corrupción del narcotráfico se fue hasta el tuétano", estimó Ernesto Ruffo, dirigente del opositor Partido Acción Nacional.
El senador estadounidense Jesse Helms afirma que las grandes fortunas del narcotráfico corrompieron "a todos los niveles" al gobierno de México.
Mientras, un documento de la Iglesia titulado "Instrucción pastoral sobre la violencia y la paz" denuncia que funcionarios públicos y mandos militares han sido comprados o "asociados" por el narcotráfico.
México, país que tiene 3.200 kilómetros de frontera con el mercado de consumidores de marihuana y cocaína más grande del mundo, el de Estados Unidos, es considerado zona clave para el paso de estupefacientes provenientes de Colombia. (FIN/IPS/dc/dg/ip/96)