El secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), Rubens Ricupero, reclamó hoy un esfuerzo para "humanizar la globalización" como forma de evitar que se convierta en una amenaza.
Ricupero formuló esa exhortación durante un panel organizado en Montevideo por el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) en el que también intervino el presidente de Uruguay Julio Sanguinetti y otras personalidades latinoamericanas.
El proceso de globalización es resultado del progreso de las tecnologías y de los cambios políticos y "no sólo un proceso de unificación del espacio económico y político", dijo.
Ricupero advirtió que este es "un proceso contradictorio que puede unir, pero al miso tiempo marginalizar, a los más debiles. Es una exacerbación de la competencia, donde gana la minoría más fuerte y pierden muchos".
"Los procesos de apertura deben ser graduales y prudentes. Las reglas del comercio mundial no deben ser utilizadas para generar el poder a los más fuertes y el camino a seguir es la integración, procurando un esquema de equidad con credibilidad y justicia", dijo.
Para Jesús Seade, secretario adjunto de la Organización Mundial del Comercio, en los últimos 50 años se verificaron en el mundo dos fenómenos trascendentes: la producción aumentó 15 veces y el comercio se multiplicó por 50.
Carlos Moneta, secretario del SELA, sostuvo que la globalización exige una visión más integral y completa, ante un déficit social que "se refleja en los índices de pobreza, de enfermedad, de educación y de necesidades básicas insatisfechas".
"Crecimiento y desarrollo no son sinónimos", subrayó, indicando que hay índices que así lo prueban.
Recordó en ese sentido un reciente estudio del Banco Mundial según el cual, para frenar el aumento de la pobreza, en América Latina y el Caribe el promedio de crecimiento anual debería ser de por lo menos cinco por ciento en los próximos diez años.
Calificó de "muy importante" también al déficit tecnológico, que incide "directamente sobre la competititividad de las economías y sobre las posibilidades futuras del aparato productivo de vincularse a los flujos de comercio e inversión internacionales".
Sanguinetti sostuvo a su vez que la globalización "es un hecho y no una ideología".
"Estábamos encerrados en un debate político-ideológico y sólo cuando se acabó el mismo pudimos ver el nuevo escenario en el que estábamos parados, tanto en lo económico como en lo cultural", observó.
Consideró que este proceso, ante "estados limitados en su poder, genera importantes huecos sociales" que deben ser llenados.
Antonio Antunes, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración, también destacó el riesgo de la marginalización.
Para los países menores, dijo, "la única posibilidad de evitar la marginalización en el actual proceso de globalización" es pertenecer a algún espacio de integración.
"Las organizaciones transnacionales se extienden a todo el globo en sus redes de comercialización e inversión, tercerizando los eslabones de sus cadenas productivas" y en esa cadena "las empresas menores pueden participar del proceso de mundialización", explicó .(FIN/IPS/rr/dg/dv-if/96