La Cumbre de la Alimentación debe reconocer que el mundo es una nave que se puede hundir si se produce un agujero en cualquier parte del planeta, sostuvo el presidente del Consejo de la FAO, José López Portillo.
El dirigente mexicano destacó de esta manera la necesidad que de la cita mundial convocada por la FAO del 13 al 17 de noviembre surja una mayor solidaridad y cooperación de los países desarrollados hacia el Tercer Mundo.
Los proyectos de la Declaración de Roma y del Plan de Acción, sobre los cuales aún no hay acuerdo, son una especie de paraguas muy amplio que cubre prácticamente todos los aspectos relacionados con la seguridad alimentaria, afirmó.
Sin embargo, lo importante, declaró a IPS, es que la Cumbre envíe un mensaje claro con una acción novedosa para erradicar el hambre en el mundo, aunque todavía hay muchos temas fundamentales que no se han resuelto respecto de inversiones, de tecnología, sobre las responsabilidades, de justicia y equidad.
"Todo esto se deberá superar para que los Jefes de Estado y de Gobierno puedan lanzar su Plan de Acción para el logro de la seguridad alimentaria".
El 111 período de sesiones del Consejo de la FAO comenzó el martes y terminará el día 10.
Este organismo se reúne dos veces al año para controlar el cumplimiento de las tareas que la asamblea ha dado a la organización, y es el más importante de la FAO entre las conferencias, que se celebran cada dos años.
La Cumbre, siguió el funcionario, debe reconocer al mismo tiempo que si no actuamos ahora sobre todos los elementos de la seguridad alimentaria, que van desde la población hasta el medio ambiente, en el futuro los problemas serán mayores, muchos más costosos, en todos los ámbitos, social, económico y político.
Para evitar que todo lo que se acuerde quede sólo en el papel, los representantes de los gobiernos deben estudiar un mecanismo o modalidad de seguimiento de la Cumbre, que es sólo el inicio, el primer paso para dar de comer a toda la población del mundo, manifestó.
Hay algunos países, dijo, que insisten en que la mayor responsabilidad para superar el hambre en el mundo corresponde a sus propios gobiernos, pero la comunidad internacional debe dar el contexto que permita su superación.
"Todavía no existe la voluntad política de los países desarrollados sobre la necesidad de crear este contexto favorable y se limitan a numerosas exigencias, que incluso son válidas, que deben cumplir las naciones en desarrollo".
"Quieren inducir al Tercer Mundo a que lleve a cabo reformas económicas, como la reestructuración del Estado, a responsabilizarse plenamente de sus problemas y reconocer sus prioridades", indicó.
Quieren inducirlo a "buscar una mayor eficiencia a nivel internacional en términos de la asistencia para el desarrollo, la ayuda alimentaria, los fondos de inversión, con una actividad privada más intensa", añadió.
Uno de los objetivos de la Cumbre es reconocer que hay muchos otros factores y que la responsabilidad no es sólo de los gobiernos en materia de comercio, de tecnología, del medio ambiente y de equidad.
"Sin embargo, todavía no existe la voluntad política para reconocer que estamos en una situación difícil, en un mundo profundamente desigual, geográfica y socialmente, con limitaciones crecientes por la degradación del medio ambiente".
Los gobiernos deberán asumir en la Cumbre, a la cual han confirmado su participación unos cien Jefes de Estado y de Gobierno, una nueva responsabilidad para poner en un lugar más destacado de sus prioridades políticas el logro de la seguridad alimentaria.
A juicio del presidente del Consejo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), este es uno de los objetivos principales de esta Cumbre.
Declaró que en el encuentro se intentará reorganizar todas las instituciones que directa o indirectamente tienen que ver con la agricultura.
Una reorganización que permita dar vida a una agricultura que sea suficiente para alimentar al mundo, y por lo tanto terminar con los 800 millones de personas que según la FAO padecen de desnutrición crónica y los 200 millones de niños menores de cinco años que sufren carencias de proteínas y energía.
A partir de la Cumbre debe surgir, agregó, una nueva visión del mundo, en que no será ya más la productividad la que va a determinar que podamos tener alimentos en el futuro, sino que el problema es mucho más amplio.
Se deberá tener en cuenta, dijo, la población, el medio ambiente, una tecnología apropiada, productividad, flujos de inversiones y sistemas de prevención de emergencias.
"Hay muchos otros elementos, pero por primera vez nos damos cuenta que el problema es mucho más complejo de lo que habíamos pensado y debemos tomar conciencia a todos los niveles, nacionales e internacionales, que ahora no podemos equivocarnos porque sería muy grave para el futuro de la humanidad". (FIN/IPS/jp/jc/ip/96