/DERECHOS HUMANOS/HONDURAS: Militares, de la represión al estudio de derechos humanos

Hace tres años, hablar de la defensa de los derechos humanos era tabú entre los militares de Honduras, denunciados por la práctica de torturas y por la desaparición forzada de detenidos.

Quien se atreviera en los cuarteles a invocar los derechos humanos era considerado entonces un "comunista" al servicio de los enemigos del ejército.

Pero los militares hondureños buscan una nueva relación con la sociedad y hace dos años incorporaron a sus planes de estudio la cuestión de los derechos humanos y los convenios internacionales y locales relativos a su vigencia y respeto.

Ahora, la mayoría de los oficiales y los jueces de instrucción militar tienen una amplia formación en la materia, y es común ver en sus charlas y foros la participación de grupos civiles humanitarios para intercambiar información sobre el tema.

"No ha sido fácil, pero somos conscientes de que el contexto mundial ha cambiado y la experiencia que nos dejó la guerra fría no ha sido la más ventajosa para nosotros. Llevamos la peor parte", dijo a IPS el coronel Mario Villanueva, portavoz de las Fuerzas Armadas.

Villanueva asegura que los militares fueron "víctima" de la guerra fría, ya que se les pasa factura por la desaparición forzada de personas, algo que a su juicio, "fue una política de Estado, y no de la institución" armada.

Considerado experto en contrainteligencia y guerra psicológica, Villanueva habla de los cambios que vive el ejército y la influencia en ese proceso del respeto a los derechos humanos.

"Nuestros análisis" indican que los derechos humanos tendrán reconocimiento universal en el próximo siglo "y como la institución no puede aislarse de estos procesos, decidimos profesionalizar a nuestros miembros en el tema", explicó.

El plan de modernización de las Fuerzas Armadas, denominado "Morazán 2000", contempla la creación en las academias militares de una cátedra de derechos humanos, una oficina especializada en el tema y la formación de oficiales en el extranjero.

También se anuncia la reforma de la justicia militar, cuyo código prevé incluso la pena de muerte para los soldados que no sigan las órdenes de la cúpula castrense.

El Código Penal Militar se remonta a 1906 y presenta imperfecciones jurídicas contrarias a preceptos constitucionales, destacó el coronel Abraham Reyes, auditor de las Fuerzas Armadas y encargado de promover la discusión de derechos humanos entre los oficiales.

"La pena de muerte no existe en Honduras, pero sí en nuestro código militar, y eso es algo que debemos corregir". También es preciso eliminar "el uso de cadenas y grilletes en los soldados porque ahora sabemos que eso viola los derechos humanos", declaró Reyes.

Las Fuerzas Armadas hondureñas, golpistas durante décadas y acusadas de la ejecución extrajudicial de 187 personas por causas político-ideológicas en los años 80, intentan forjarse una nueva imagen pública.

Ese esfuerzo se vincula con una nueva política de Estados Unidos hacia América Latina. Tras apoyar gobiernos de facto en tiempos de la guerra fría, Washington exige ahora el respeto de los derechos humanos y la reducción o supresión de los ejércitos.

Un general hondureño señaló a IPS que Estados Unidos entrenó a los oficiales en la guerra sucia para luego "abandonarnos, e incluso querer destruírnos, pero aprendimos la lección y nuestras relaciones con ese país se rigen ahora con mayor dignidad".

Hace dos meses, en un foro sobre Justicia militar y Derechos Humanos promovido por Estados Unidos, los militares hondureños señalaron que los estadounidenses pretenden indicarles lo bueno y malo en la materia discutida, cuando en realidad, desconocen derechos básicos en función de sus intereses geopolíticos.

Delegados de grupos civiles participantes en el foro comentaron a IPS su sorpresa ante la actitud de los oficiales hondureños, que preguntaron a los estadounidenses dónde estaban los derechos humanos cuando en 1989 invadieron Panamá.

Leo Valladares, representante del Comisionado de Derechos Humanos, observó que el interés militar en la materia es un "buen síntoma, que nos indica que algo está pasando" dentro de las Fuerzas Armadas.

Pero a juicio de Valladares, falta mucho por hacer, ya que la formación de los oficiales no sólo debe comprender aspectos teóricos, sino también prácticos, para demostrar "que realmente están arrepentidos de violar los derechos humanos".

Según el funcionario, el mejor ejemplo del cambio de actitud de los mandos militares sería la entrega de 13 oficiales prófugos de la justicia que están acusados de tomar parte en las ejecuciones extrajudiciales de hace una década. (FIN/IPS/tm/ff/hd/96)

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