La prohibición oficial de la música de Los Beatles quedó para siempre en la memoria de toda una generación de cubanos como uno de los casos más absurdos de la censura, quizás el primero pero nunca el último.
Al conjunto británico siguieron el español Julio Iglesias, el brasileño Roberto Carlos, el puertorriqueño José Feliciano y una larga lista de cubanos que optaron por el exilio para ganarse la "anulación" total del ámbito cultural en la isla.
Celia Cruz no se volvió a escuchar en Cuba. El exilio del saxofonista Paquito de Rivera y del trompetista Arturo Sandoval vetó la memoria fílmica de años del grupo de jazz Iraquere. Willi Chirino y Gloria Estefan no existen para la radio o la televisión estatales.
"Los motivos en nombre de los cuales se quiere censurar siguen siendo igual de ilógicos", dijo el escritor de 27 años José Miguel Sánchez durante el primer Coloquio Internacional sobre La trascendencia de Los Beatles, realizado en La Habana entre los días 15 y 20.
La censura al cuarteto inglés, con el "trauma" que constituyó para toda una generación de cubanos y sus descendientes, se convirtió en lo más recurrente de un encuentro que abordó desde temas netamente musicales hasta "Los Beatles como fenómeno sociocultural".
El solo hecho de "poder hablar en voz alta sobre Los Beatles" y con el apoyo de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), una organización gremial pero cuyo presidente es un alto funcionario del Estado, fue interpretado por los participantes como un signo de "nuevos tiempos".
Aunque hace 20 años que "Yesterday", "Let it Be" y "Michele" se difunden sin problemas, las autoridades de la UNEAC sabían que la apertura de un espacio para el debate sobre Los Beatles se convertiría en un análisis de la censura.
"Los Beatles no entraron, como no entraron muchas otras cosas en Cuba", dijo el trovador Noel Nicola, uno de los fundadores, junto a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, del Movimiento de la Nueva Trova Cubana, que explicó el fenómeno como algo muy lógico en "un país bloqueado".
Para algunos, la ausencia del grupo británico de los medios de comunicación cubanos respondió a una "lógica" autodefensa de la Revolución dirigida por Fidel Castro, que en la década de los 60 identificó como "armas ideológicas del enemigo" todo lo anglófono.
Que Los Beatles fueran ingleses y no estadounidenses no importó. Según cuentan los que lo vivieron, la invasión a Cuba por Bahía de Cochinos, en 1961, inauguró una época de represión a todo lo que pareciera venir del norte: el rock, los pantalones estrechos, las botas y el pelo largo.
Guillermo Vilar, director del programa televisivo A Capella, que se dedica a la difusión de lo mejor del rock internacional, analizó la censura como "un acto legítimo de defensa de un país agredido", que, "aunque registró excesos, no fue la media".
Por el contrario, Yolanda Valdés, "beatlemaníaca" que expuso la historia del primer grupo que tocó la música de Los Beatles en La Habana, catalogó los años 60 como "una ola de infortunio para los jóvenes" locales.
"Hay que ser honestos con la historia. La prohibición de Los Beatles fue una represión espiritual que se llevó por dentro", dijo Valdés, y con el ejemplo de Los Pacíficos propició el debate sobre la marginación a los músicos cubanos que durante años optaron por el rock.
Los Pacíficos nunca llegaron a presentarse en un teatro. Ya han dejado de existir, pero son representativos la historia de los "rockeros" cubanos que, salvo raras excepciones, nunca abandonan el nivel subterráneo.
"El discurso de Los Beatles no era contrario a lo que se estaba haciendo en Cuba. Sin embargo, fueron censurados aquí y no en Europa del Este", dijo el investigador Más Vidal. Fue "un fenómeno netamente cubano, no inherente al sistema socialista".
"Paz y amor", "Haz el amor y no la guerra", "No a la guerra de Vietnam", las esencias de la década de los 60, de la "ética beatle" y del "hippismo", desaparecieron bajo el velo de las drogas como medio de evasión, la libertad sexual y la rebeldía contra todo lo establecido.
Lo "incomprensible" de la prohibición oficial de Los Beatles en Cuba aparece, para muchos de los que eran jóvenes en los 60, en la ausencia de una contradicción real entre los ideales de los barbudos que bajaron de las montañas en 1959 y las canciones del grupo británico.
"Si hubo una censura con Los Beatles, no fue algo gratuito. Fue un fenómeno polisémico en esencia", opinó Carlos Salgado, estudiante de Filosofía de la Universidad de La Habana, durante los debates que trataron de buscar explicación a la censura.
Entre las respuestas se manejaron desde una cita del guerrillero Ernesto Che Guevara sobre las "medidas correctas y absurdas" a que condujo el "camino sectario" en los primeros años del gobierno de Castro hasta la "malinterpretación de los límites".
La polémica parece seguir el camino del uso y abuso del principio "dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada", que desde hace décadas rige la política cultural en el país.
"Contar lo que fue es la mejor manera de que no vuelva a ser", dijo Sánchez y recordó que los que buscan justificaciones olvidan que no sólo los rockeros sino hasta trovadores como Silvio Rodríguez fueron alguna vez víctimas de la censura. (FIN/IPS/da/dg/cr/96