CUBA: Jerarquía católica prevé mejores relaciones con gobierno

La visita a Cuba de un alto representante del Vaticano podría marcar "un cambio de época" en las relaciones entre la Iglesia Católica y el gobierno de Fidel Castro, reconoció la Arquidiócesis de La Habana.

El Vaticano dispuso el viaje a Cuba de su secretario para las Relaciones con los Estados, cardenal Jean Louis Tauran, en respuesta a una invitación del canciller Roberto Robaina. Tauran llegará el viernes a La Habana.

La visita del cardenal, que se reunirá con autoridades cubanas y con la jerarquía eclesiástica, despierta un interés especial, ya que se habla con insistencia de un posible viaje del Papa Juan Pablo II a la isla.

Orlando Márquez, director de la revista Palabra Nueva, del Arzobispado de La Habana, afirmó que en las circunstancias actuales de Cuba y del mundo, la prevista visita de Tauran "constituye una demonstración positiva de disponibilidad y respeto mutuos en la senda del diálogo".

Observadores locales aseguran que "el acercamiento" del gobierno a la iglesia y "la tolerancia" hacia la religiosidad de la población forman parte de una apertura inevitable del gobierno de Castro para sobrevivir en un mundo unipolar, sin sus antiguos aliados del ya desaparecido bloque socialista.

Por su parte, y tras varios años de una oposición bastante explícita, la jerarquía católica asumió una actitud más conciliadora frente al gobierno, al comprobar que el régimen socialista resiste el impacto del hundimiento de la Unión Soviética.

Las tensiones entre las dos partes se remontan a la década del 60, cuando la jerarquía católica se colocó al lado de los afectados por la reforma agraria y por otras medidas de alcance popular que caracterizaron los primeros años del régimen revolucionario instalado en 1959.

El gobierno intervino los colegios católicos, cerró a la iglesia toda posibilidad de acceso a los medios de comunicación masiva y, en septiembre de 1961 expulsó de la isla a un obispo y a 131 agentes pastorales, entre sacerdotes y religiosas.

Según el documento final del Encuentro Nacional Eclesiástico, de 1986, la confrontación provocó un éxodo masivo de religiosos. El número de sacerdotes se redujo de 800 a poco más de 200, y el de monjas, de 2.000 a 200.

Los más afectados fueron los creyentes que permanecieron en el país. Durante décadas vivieron el conflicto de escoger entre su fe cristiana y la revolución.

"No sería ésta la primera ocasión en que responsables de alta categoría de ambos estados se reúnan", señaló Márquez. Agregó que "es de desear" que la presencia de Tauran facilite "avances en la concreción de un calendario" para la visita del Papa a Cuba.

Cuba es el único país de América Latina no visitado por Juan Pablo II y, pese al esceptisismo de los analistas, fuentes cercanas la jerarquía católica dijeron a IPS que esta vez, "podría" lograrse el viaje del Papa.

Se espera que Tauran sea recibido por Castro. De realizarse, esa entrevista sería preámbulo de un anunciado encuentro entre el presidente y Juan Pablo II en Roma, donde el líder cubano llegará en noviembre para participar de la Cumbre Mundial sobre Alimentación.

De acuerdo con Palabra Nueva, la iglesia confía en una ampliación del "entendimiento y respeto" entre ambas partes y, sobre todo, una mayor comprensión de las autoridades cubanas del trabajo que debe realizar la iglesia en este país más allá de la celebración litúrgica y la enseñanza del catecismo.

Entre los principales puntos a debatir antes de la eventual visita del Papa se cuentan el viejo reclamo de la Iglesia Católica de un espacio en los medios de comunicación monopolizados por el Estado.

Los obispos desean autorización para construir templos en varias comunidades y en la misma Habana, donde han proliferado las casas de culto para la reunión de los católicos practicantes.

La localización del sitio en que el Papa rezaría la misa en La Habana parece ser uno de los aspectos más conflictivos de su posible visita. Juan Pablo II aspira a disponer de un estadio al aire libre.

Pero las autoridades cubanas insisten en que la misa se celebre en la catedral de La Habana, que naturalmente, puede albergar una cantidad mucho menor de fieles que un gran recinto deportivo.

"El gobierno cubano favorece la visita del Papa pero no está preparado para aceptar una manifestación masiva, popular y espontánea de esa naturaleza", dijo una fuente cercana al Arzobispado de La Habana. (FIN/IPS/da/ff/cr/96

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