"Beatlemaníacos" de varias generaciones criticaron en Cuba la manipulación comercial del fenómeno Beatles y, al mismo tiempo, dieron gracias a los monopolios de la música por resucitar las imágenes del cuarteto de Liverpool.
"La muerte de Johen Lennon (uno de los líderes del mítico grupo, asesinado en 1980) les vino muy bien, y han sabido jugar con ello y sacarle su buena tajada", dijo el investigador Ernesto Juan Castellanos durante los debates del Primer Coloquio Internacional sobre La Trascendencia de Los Beatles.
Castellanos criticó desde el disco "Antología" de Los Beatles, cuyos millonarios derechos de transmisión fueron pagados por más de cien canales en el mundo, hasta los anuncios de "nuevas" canciones de Los Beatles que, según los fanáticos, "no suenan a Los Beatles".
"Yo lo grabé de la televisión, no pagué la copia, pero si hay que pagar por revivir la época de los 60, vale la pena", dijo Felipe Ochoa, funcionario de una empresa turística, que como otros participantes dieron gracias a los que se enriquecen con Los Beatles.
A treinta años de lo que se ha llamado "el fenómeno musical más importante del siglo XX", músicos, escritores, comunicadores y especialistas de televisión y radio de Cuba saborean la posibilidad de "hablar en voz alta" sobre el grupo británico.
Convocado por la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, con el coauspicio de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe y de las embajadas de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, el coloquio sesionará en La Habana desde este martes hasta el jueves.
El programa incluye desde recuentos del primer programa radial que se hizo en Cuba sobre la obra del cuarteto británico hasta el "pensamiento económico de John Lennon y Paul Mc Cartney" y "de dónde salió el pop" de los creadores de "Yesterday" y "Let it be".
Prohibidos oficialmente entre 1964 y 1966 en los medios de comunicación masiva cubanos, Los Beatles permanecieron ausentes de la radio, la televisión y la prensa hasta bien entrada la década de los setenta.
Francisco López Sacha, escritor y presidente de la comisión organizadora del encuentro, recordó una caricatura aparecida entre 1970 y 1971 en Dedeté, suplemento humorístico de Juventud Rebelde, órgano oficial de la Unión de Jóvenes Comunistas.
Firmada por Manuel, uno de los mejores caricaturistas cubanos, el dibujo partía de la edición semanal de un programa televisivo y un hombre que le comentaba a una mujer: "¿Viste? ¿Salió un nuevo grupo? Se llama Los Beatles."
Según el narrador y periodista Leonardo Padura, Los Beatles llegaron a Cuba con retraso y fue esa "beatlemanía a posteriori" lo que convirtió el caso cubano en "un fenómeno dirigido no al gesto sino a la esencia".
"Mi generación no hubiera sido lo que fue sin Los Beatles", dijo el trovador Vicente Feliú, uno de los fundadores junto a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés del Movimiento de la Nueva Trova Cubana en los años 60.
A pesar de la censura inicial, los músicos cubanos reconocen la influencia de Los Beatles tanto en la cancionística, como en la música popular y clásica, que se hace en la isla desde la década del sesenta.
Los Beatles "materializan la paradoja de ser posmodernos clásicos", dijo Eduardo del Llano, humorista y profesor de Historia del Arte de la Universidad de La Habana, en un análisis del humor de Los Beatles.
Director de Nos y Otros, uno de los grupos humorísticos más importantes de la escena cubana actual, Del Llano analizó el humor no como "un adorno" sino como parte de "toda una concepción beatleriana".
"El humor es consustancial a la obra de Los Beatles", dijo Guillermo Vilar, director del programa televisivo A Capella.
Si el roquero estadounidense Elvis Presley era o no simpático, o si alguna vez pretendió serlo, provocó el primer "encontronazo generacional" de la cita entre los cubanos que vivieron la época de Los Beatles y los que de generaciones posteriores.
"A usted se lo contaron, yo lo viví", dijo Yolanda Valdés, investigadora de las influencias de la música de Los Beatles en Cuba, mientras los que aún no llegaron a los 30 reivindicaron su derecho a opinar y a apropiarse del fenómeno cultural por lejano que parezca. (FIN/IPS/da/dg/cr-pr/96
