Las fuerza armadas de Cuba y los miles de integrantes de las milicias se mantiene en estado de alerta para responder a una eventual agresión militar de Estados Unidos, advirtió un alto oficial,
El general de división Ulises Rosales del Toro, jefe del estado mayor general de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, aseguró que Washington "no descarta una agresión militar contra Cuba" y que el alerta se mantendrá hasta las elecciones estadounidenses del 4 de noviembre.
Rosales intervino el miércoles en la clausura de una reunión nacional de jóvenes militares para informar que el ejército se mantiene preparado por si "el enemigo" pretendiera "ganar votos con una provocación militar a Cuba".
El gobierno de Fidel Castro nunca ha descartado la posibilidad del ataque militar estadounidense, elemento que también ha utilizado como instrumento de propaganda política para unir a la población.
Fuentes oficiales afirman que Cuba cuenta con un ejército altamente preparado y la presencia de las Milicias de Tropas Territoriales le permite movilizar en muy poco tiempo un alto número de voluntarios con entrenamiento básico.
La administración de Bill Clinton arreció "sus agresiones en el terreno económico y no descarta la vía militar, como se ha puesto nuevamente de manifiesto en estos días por las informaciones de la prensa", declaró Rosales.
Clinton tenía sobre la mesa dos propuestas de represalia militar contra Cuba cuando aprobó este año la ley Helms-Burton, aseguró el diario El Nuevo Herald, de Miami.
La ley Helms-Burton, promulgada por Estados Unidos como sanción a Cuba por el derribo el 24 de febrero de dos avionetas civiles tripuladas por anticastristas, habría sido entonces la única alternativa exenta de violencia material entre las que se presentaron a Clinton.
Las otras habrían consistido en un ataque con misiles cruceros o el bombardeo aéreo de una base militar, según la versión periodística.
De acuerdo con El Nuevo Herald, funcionarios del Pentágono recomendaron evitar la alternativa militar por la capacidad de respuesta de la isla y la cercanía geográfica entre los dos países.
Rosales predijo que la confrontación entre Cuba y Estados Unidos en el terreno de las ideas será cada vez más intensa, pues Washington no desecha "la opción de destruir mediante la subversión ideológica el sistema social vigente" en la isla.
Agregó que las intenciones de la Casa Blanca se expresan "con toda desfachatez" en el llamado "carril dos" de la ley Torricelli, antecedente de la Helms-Burton en la política estadounidense de bloqueo a la isla.
La ley Torricelli, de 1992, identificó dos carriles diferentes para propiciar el tránsito de Cuba hacia la democracia participativa. El primero determinó el recrudecimiento del bloqueo económico y el segundo, trazó líneas para trabajar con sectores intelectuales y otros representantes de la sociedad civil cubana.
El Buró Político del gobernante Partido Comunista afirmó en mayo que la ley Helms-Burton pretende "fomentar un clima propicio para la acción militar humanitaria" contra Cuba "bajo la bandera de la ONU (Organización de Naciones Unidas), si fuera posible, o como una decisión unilateral de Estados Unidos".
Rosales dijo que Washington intenta sumar a sus aliados a su objetivo de derribar el gobierno cubano y que no se puede interpretar el rechazo generalizado a la Helms-Burton como falta de disposición para ayudar a Estados Unidos.
Autoridades cubanas coinciden en destacar que la oposición mundial a la ley estadounidense se limita a sus implicaciones económicas y apenas tiene en cuenta los artículos que pretenden el establecimiento de un nuevo gobierno en la isla.
"Cuba enfrenta una realidad difícil, que se complica con un dinamismo extraordinario", afirmó el general de división.
La Unión Europea rechaza especialmente el capítulo de la ley Helms-Burton que habilita a los titulares de propiedades estadounidenses expropiadas por el gobierno cubano a llevar ante los tribunales de Estados Unidos a los individuos o empresas, así se trata de extranjeros, que "trafiquen" con esos bienes. (FIN/IPS/da/ff/ip/96
