BURUNDI: Gobierno condiciona diálogo a levantamiento de embargo

El gobierno militar de Burundi anunció hoy que no negociará la paz con los insurgentes hutu mientras se mantenga el embargo comercial impuesto hace dos meses por países del centro y este de Africa.

El primer ministro de Burundi, Pascal Firmin Ndimira, hizo el anuncio a enviados extranjeros en esta capital pocos días después que su presidente, Pierre Buyoya, informara a líderes regionales que su régimen se preparaba a mantener conversaciones de paz con los guerrilleros insurgentes.

La nueva posición del gobierno de Burundi es una reacción ante la decisión de mantener el embargo tomada por líderes regionales durante una cumbre realizada el sábado en Arusha, Tanzania.

Las sanciones económicas fueron impuestas el 31 de julio, en reacción al golpe de Estado del 25 de julio que dio el poder a Buyoya, mayor retirado que gobernó a Burundi entre 1987 y 1993.

En las últimas semanas, Buyoya tomó medidas para aplacar a los países vecinos, levantado la prohibición a los partidos políticos y reinstaurando el parlamento.

La cumbre de Arusha, en la que participaron los presidentes de Tanzania, Kenia, Uganda, Zambia y Ruanda y los primeros ministros de Etiopía y Zaire, señalaron que estas medidas llevaron a aliviar el embargo original, con excepciones al comercio de fertilizantes y semillas.

Además, la cumbre regional "se comprometió a responder positivamente si el régimen entra en negociaciones con todas las partes en conflicto", señaló un comunicado divulgado en Arusha el fin de semana.

Los líderes regionales subrayaron que "el requisito central" de las sanciones económicas eran negociaciones incondicionales de todas las partes y las facciones armadas dentro y fuera del país.

Burundi, cuya población se compone principalmente de hutus (85 por ciento) y tutsis, está en conflicto permanente desde que su primer presidente electo, Melchior Ndadaye, fue asesinado en un intento de golpe de Estado de miembros tutsi del ejército, en 1993.

El asesinato desató tres meses de luchas étnicas y políticas en las que murieron unas 100.000 personas.

Los líderes regionales no pudieron hacer mucho para detener las matanzas de 1994 en Ruanda, en las que murieron hasta un millón de personas, pero parecen dispuestos a adoptar una posición firme en Burundi.

Desde comienzos de 1994 se registraron en el país africano 50.000 víctimas en enfrentamientos entre guerrilleros hutu y el ejército, de mayoría tutsi. (FIN/IPS/tra-en/kb/ar/lp/96

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