Los casamientos de niñas están prohibidos en Bangladesh hace 12 años, lo cual no ha impedido que continúen celebrándose en los hechos. Pero el gobierno parece dispuesto ahora a impedir que esta tradición se perpetúe.
Dos matrimonios celebrados en Dinazpur, en el norte del país, puso por primera vez esta práctica en el centro del debate nacional.
A nadie le extrañó que dos niñas de 12 años fueran obligadas a casarse, pero sí que las autoridades hubieran decidido perseguir a los padres y maridos con todo el peso de la ley que impide el matrimonio de menores de edad.
Una norma aprobada en 1984 establece que la edad mínima para casarse es de 18 años en las mujeres y 21 en los varones, pero muchas niñas de Bangladesh pasaron por esa ceremonia sin haber alcanzado la pubertad.
Los matrimonios son convenidos entre los padres de los novios o entre los padres de la niña y su futuro esposo.
La historia de las dos niñas de Dinazpur, 415 kilómetros al norte de Dhaka, la capital, es típica. Los padres de ambas son granjeros pobres, para quienes el nacimiento de una niña es motivo de luto.
El alumbramiento de un varón, en cambio, es celebrado. Este sentimiento popular invirtió la proporción habitual entre la población masculina y femenina de Bangladesh, donde apenas 48 por ciento de sus 120 millones de habitantes son mujeres.
Las violaciones a la ley de 1984 son consideradas actos criminales, con una pena mínima de un mes de prisión y una multa de alrededor de 25 dólares, muy elevada en este país empobrecido. Pero la aprobación de la norma no cambió mucho las cosas.
Activistas de Bangladesh aseguraron que las familias suelen falsificar la edad de sus hijas cuando las inscriben en los registros matrimoniales, frecuentemente con la complicidad de los funcionarios.
Los especialistas han manifestado su preocupación por los efectos de los embarazos precoces en la salud de la gestante, y consideran que los valores tradicionales, las actitudes sociales, las supersticiones y la pobreza contribuyen a reforzar la tradición.
La tercera parte de los embarazos en este país se producen en mujeres menores de edad, un grupo de alto riesgo obstétrico, más aún cuando la malnutrición es cuatro veces más frecuente entre niñas que entre varones.
Como otros países de Asia meridional, la población de Bangladesh es profundamente conservadora. A los 12 años de edad, una niña debe ser capaz de manejar un hogar y hacerse cargo de sus hermanos menores. Y, cuando alcanza la pubertad, se la considera capaz de fundar una familia.
Con mucha frecuencia, esas niñas se casan con hombres mucho mayores. Aunque las leyes religiosas permiten a los varones casarse con hasta cuatro mujeres, se les obliga para ello a obtener el permiso de aquéllas con las que ya están casados. Pero es común que se las obligue a aceptarlo.
Otra tradición impide que las mujeres decidan quién será su marido, especialmente en zonas rurales donde la novia generalmente conoce a su pareja después del casamiento.
Para impedir esta práctica, el gobierno dispuso que el registro de los matrimonios sería obligatorio. Pero el temor a los tres años de prisión y la multa de 120 dólares no impidió que se siguieran celebrando casamientos de niñas en las zonas rurales.
El gobierno anunció que designará funcionarios a cargo de los matrimonios en todas las oficinas de registro de estado civil de Bangladesh. Además, anunció que el impuesto a la inscripción bajará de 90 centavos de dólar a 12.
Ambas decisiones fueron recomendadas por asesores del gobierno para quienes, a la larga, estas medidas contribuirían a reducir el alto crecimiento de la población del país.
En Bangladesh se producen alrededor de 100.000 nacimientos cada año, mientras el país tiene recursos de tierra, alimento, vivienda y servicios médicos limitados.
El analfabetismo femenino asciende a 84 por ciento, pues muchos padres se rehúsan a educar a sus hijas, quienes, según ellos, abandonarán a sus familias cuando se casen.
"El matrimonio infantil es una maldición social. Esta práctica perversa solo podrá frenarse mejorando la condición económica y educativa de hombres y mujeres", sostuvo Shahidullah, profesor de la Universidad Jagannath. (FIN/IPS/tra-en/ti/an/mj/pr/96