AUSTRALIA: El racismo encuentra argumentos en la libre expresión

Cada vez más políticos de la coalición conservadora gobernante en Australia justifican sus declaraciones de intolerancia hacia nativos de la isla e inmigrantes asiáticos en base a la libertad de expresión.

Muchos australianos vieron en la actitud de la diputada Pauline Hanson, quien reivindicó su derecho a referirse a las minorías de forma degradante, la señal de que una nueva era de intolerancia racial había comenzado en marzo, cuando asumió el primer ministro John Howard.

Howard se ha caracterizado por sus frecuentes manifestaciones contra los inmigrantes asiáticos y, al mismo tiempo, sus elogios a las libertades que imperan en Australia, donde, dice, la gente puede decir lo que piensa.

"Uno de los grandes cambios que se produjo en Australia en los últimos seis meses es que la gente se siente capaz de hablar con un poco más de libertad y apertura sobre sus sentimientos. El manto de censura que caía sobre ciertas asuntos ha ido apartado", dijo Howard hace poco.

Pero manifestaciones flagrantemente racistas parecen haber ocupado el lugar que dejó el "manto" al que aludía Howard desde que él se hizo cargo del gobierno.

El antecesor de Howard, el laborista Paul Keating, condimentó su estrategia de cortejo a Asia con un aliento a la inmigración y la creación de cátedras asiáticas en las universidades.

"El voto del 2 de marzo fue contra un gobierno sometido al ruido de los grupos minoritarios", dijo Howard, quien condujo una coalición constituida por los partidos Liberal y Nacional.

Las declaraciones ofensivas pronunciadas el mes pasado por Hanson, diputada por la provincia de Brisbane, fundamentaban su reclamo de frenos a la inmigración asiática, al financiamiento del gobierno a las comunidades aborígenes, a la ayuda exterior y al multiculturalismo.

Howard se rehusó a condenar públicamente el encendido discurso de Hanson, y se limitó a anunciar que su propuesta no constituía una política de gobierno. De todos modos, la reiteración de estos episodios ha generado inquietud entre grupos inmigrantes y nativos que perciben un renacimiento del racismo.

Australia corre "riesgo de ser devorada por los asiáticos", que constituyeron 40 por ciento de los inmigrantes en la década pasada, dijo Hanson el 26 de septiembre. "Ellos tienen su propia cultura y su propia religión, se recluyen en guetos y se niegan a asimilarse", agregó.

Además, la legisladora afirmó que el gobierno alentaba ese separatismo al suministrar oportunidades, tierras y asistencia solo a los nativos.

"Al igual que millones de australianos, me saca de quicio la desigualdad que se promueve desde el gobierno, pagada por los contribuyentes con la suposición de que los aborígenes son la población más marginada del país", agregó.

Este discurso fue duramente condenado por activistas aborígenes, de derechos humanos y comunitarios, académicos liberales y periodistas. Pero estas críticas no fueron suficientes para que el primer ministro censurara a Hanson.

"Al no condenar el discurso, Howard envía mensajes confusos a los australianos. Esto no es libertad de expresión, sino promoción de otras expresiones de prejuicio", dijo el inmigrante malayo Kee Pookong, director del Centro de Estudios sobre Asia y el Pacífico del Instituto de Tecnología de Victoria.

El Comisionado para los Derechos Humanos de los Aborígenes, Mick Dodson, se preguntó si los insultos también pueden considerarse manifestaciones de la libertad de expresión.

Dodson recordó que dos hombres le insultaron en un partido de fútbol a inicios de mes. "Nunca me había pasado. Creo que algunos asumen la libertad de expresión como un permiso para denigrar a quienes no son como ellos", dijo al periódico Australian.

Hanson se unió el año pasado al Partido Liberal, que luego la seleccionó como candidata, pero perdió el respaldo del sector tres semanas antes de las elecciones debido a sus muy publicitadas actitudes de intolerancia hacia los nativos.

Aunque figuró como candidata independiente, su nombre apareció en las listas de votación liberales y se presume que recibió muchos votos de simpatizantes y funcionarios de ese partido, así como respaldo durante la campaña.

Howard aprovechó una entrevista televisiva en la que le inquirían sobre el discurso de Hanson para atacar al opositor Partido Laborista, y sostuvo en tal sentido que varias personas fueron castigadas por el gobierno anterior por no estar de acuerdo con ese sector.

"El primer ministro abrió una caja de Pandora y tendrá que afrontar las consecuencias, a las que sufriremos por muchos años", dijo el historiador Henry Reynolds, conocido por su respaldo a los derechos de los aborígenes.

Por su parte, el ex primer ministro y político liberal Malcolm Fraser le advirtió a Howard en una columna periodística que la política sobre migración no debe separarse de las relaciones con Asia.

"La política migratoria es la más importante de todas y será juzgada en base a nuestra relación con Asia. Cualquier sugerencia de limitación al número de inmigrantes será inaceptable y ofensiva", dijo Fraser.

"No es la inmigración o los asiáticos lo que genera desempleo, sino el modo en que manejamos nuestros asuntos", sostuvo. (FIN/IPS/tra-en/ks/ral/kd/mj/ip pr/96

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