El teatro ha florecido como una voz popular en Kenia, país que abrió formalmente su régimen político en 1991 pero de hecho continúa siendo un Estado de partido único.
Una tras otra, son presentadas ante públicos siempre numerosos una serie de obras dirigidas a combatir el "establishment", en particular en Nairobi, la capital del país, y en sus alrededores.
Así, el teatro se ha convertido en la forma favorita de entretenimiento, ofreciéndose alrededor de 10 espectáculos cada fin de semana.
Las producciones relatan la historia popular en lugar de la historia oficial nte desarrolle una conciencia más honda de las circunstancias políticas, sociales y culturales que vive el país.
El primer plano está ocupado por las obras de Ngugi tico retrato que hace de los kenianos comunes y de su sitxiliarse en Estados Unidos en 1982, después de ser prohibida su obra "Maitu Njugira", mpesinos y obreros de este paísmpesinos y obreros de este país y fue representada por los habitantes de la aldea de Kamabitantes de la aldea de Kamiriithu.
En la década del 70, esos aldeanos construyeron un centro cultural para desarrollar la formación de recurriendo a la presentación de obras tradicionalistas en su propio idioma, el kikuyu. Fue allí donde nacieron obras como "Maitu Njugira".
El centro fue destruido por la policía, y ahora ocupa su lugar una escuela técnica.
A través del teatro, según Martha Gathambo -abogada según Martha Gathambo -abogada y gran aficionada al género-, "la gente entiende su situación y cambia sus actitudes, lo que les hace actuar más positivamente dentro de la sociedad".
Por lo tanto, sostiene la abogada, "el arte puede convertirse en una amenaza para el statu quo". Pese a la prolongada ausencia de Ngugi, su legado continúa vivo.
Empeñado en preservar la tradición oral keniana, Ngugi recolectó canciones, músicas, estilos mímicos, proverbios e historias de las diferentes culturas de Kenia, todo lo cual fue incorporado a la mayoría de sus obras.
El trabajo de Ngugi -quien ya no escribe en inglés por creer que la comunicación sólo es posible en la lengua materna- ha sido imitado por otros, desencadenándose una ola de teatro pouas indígenas.
No puede decirse que muchas de las profesionalmente, pero de todas formas son miles los kenianos que acuden a los teatros.
El último de los éxitos es "Mugathe Mobogothi", d es "Mugathe Mobogothi", del novelista y destacado el novelista y destacado columnista Wahome Mutahi, que se mantiene en cartel a salas llenas desde enero de este año.
"Mugathe Mubogothi" se centra en una nación en el período post-independencia, cuyos veteranos luchadores se lamentan porque el gobierno no les otorga premios ni reconoce sus esfuerzos, un tema favorito de Ngugi.
La obra incluye complots para realizar asesinatos, saqueo de fondos públicos y otros escándalos comunes en los tiempos post- independencia de los países africanos.
"La obra trata de Africa, del tipo de gobierno que hemos tenido, del hecho de habernos metido en un círculo vicioso", dijo Mutahi.
Lo mismo que en las obras de Ngugi, el dialogo está entremezclado con música y canciones, facilitándose la comprensión de los que no entienden la lengua nativa y permitiendo la participación del público.
El hecho de que las audiencias llenen las salas teatrales es una demostración del poder que el arte ejerce sobre la sociedad, especialmente cuando se usan materiales que la gente reconoce y comprende. (FIN/IPS/tra-en/pn/jm/hvdb/arl/cr/96) = 10040706 IPS