(Artes y Espectáculos)

Cuando el actor argentino Federico Pérez comenzó su carrera no imaginó que alguna vez provocaría la inquietud de un gobierno y menos aún, que su actuación sería controlada por servicios de seguridad de un país vecino.

Pérez vivió esa situación en Uruguay ante atípicas medidas de seguridad dispuestas por el gobierno de Julio Sanguinetti, que dejaron en evidencia la magnitud de la influencia y la penetración de la televisión argentina.

Tras colocarse una peluca, bigotes y anteojos, Pérez se transforma en "Figuretti", un personaje bromista y desenfadado que sigue al presidente argent sigue al presidente argentino Carlos Menem en sus desplazamientos locales e internacionales.

Con el aval de Menem,"Figuretti" interrumpe actos oficiales, rompe el protocolo e interviene en paradas militares, situaciones que, sin excepción, festejan el mandatario y sus colaboradores.

Las andanzas del personaje se desarrollan en "Videomatch", un programa conducido en Buenos Aires por Marcelo Tinelli, que se retransmite a varios países de América Latina.

La relación entre representantes del sistema político y del mundo del espectáculo, en particular los humoristas, parece dejar réditos en Argentina a la hora de las urnas.

Pero la situación es otra en Uruguay, y los circunspectos políticos locales permanecen tradicionalmente distanciados del área de entretenimiento que, por otra parte, carece de influencia.

Entre los 40 uruguayos más influyentes sólo figuran dos conductores de televisión, y en los últimos lugares de la lista, según una encuesta de la revista Posdata.

El presidente Sanguinetti ha expresado varias veces a sus allegados opinión negativa sobre el humor producido en Argentina y en particular en el programa de Tinelli.

Por eso ordenó que en ocasión de la visita oficial de Menem, el 19 de septiembre, los servicios de seguridad impidieran a " su colega o interrumpir las ceremonias.

Así, fornidos agentes especiales unas veces, y policías otras, cercaron al actor cada vez que éste intentó una relación directa con los presidentes. ta con los presidentes. uerte influencia que ejerce en Uruguay la televisión argentina, un hecho que trasciende la presencia de "Figuretn 20 años de carrera en pgentina, Chile, Paraguay y egentina, Chile, Paraguay y ecciones humorísticas argentinas hacen daño al televidente y por eso en su casa están prohibidas.

"Lo lamen. Acá nadie los ve, no sarade.

La influencia argenrade.

La influencia argentina no se limita al humor. tina no se limita al humor. Los programas con origen Los programas con origen en ese país ocupan en la televisión abierta de Uruguay el seextranjeros, detrás de las extranjeros, detrás de las s.

Según un estudio del pultor en comunicación Alvel espacio total de la TV abel espacio total de la TV abierta uruguaya. Argentina aporta 40 por ciento de las pr cinco por ciento.

La penetración de las producciudadades de la frontera oeste de Uruguay, donde los canales de ese país son captados como si fueran locales.

En Uruguay "no existe una política de comunicaciones, lo que determina que las pautas con las que se elige la programación, la mayoría de las veces se corresponden con políticas de comunicación de otros países y los avatares del mercado de éstos", dijo Barros a IPS.

Añadió que en Uruguay "se ven los programas que obtienen apoyo en otros mercados y la mayoría no tienen nada que ver con nuestras pautas culturales. Pero a la larga las van cambiando, como se nota, por ejemplo, en el lenguaje de los jóvenes".

Pero no todos los uruguayos tienen la posición de Sanguinetti, de Frade o de Barros.

Por el contrario, algunos políticos gestionan desde Uruguay su participación en programas de la televisión argentina, pues saben que así entran en los hogares uruguayos, con un público cautivo y compartiendo imagen con "estrellas".

Es más, el presidente del Banco Central de Uruguay, Humberto Capote, no intentó eludir a "Figuretti", sino que, por el contrario, lo buscó y le pidió a un reportero gráfico que lo fotografiara junto al personaje, pues éste es el ídolo de sus hijos.

La ministra de Trabajo, Analía Pineyrúa, fue más prudente, pero también empleó algunos minutos en bromear con el actor argentino que, luego de quitarse la peluca, los lentes y el bigote postizo, regresó a su país sin custodia. (FIN/rr/ff/cr ip/96

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