Un presunto grupo ultraderechista hizo hoy una llamada intimidatoria a un hospital de la comunidad judía en Argentina, la mayor de América Latina, y se atribuyó la profanación de tumbas ocurrida el sábado.
El director del Hospital Israelíta, Julio Melamed, reveló que este miércoles a las 06.40 horas (09.40 GMT) una voz masculina dictó a la empleada del conmutador un comunicado en el que se asegura que un "Comando de Dignidad Nacional" advierte sobre "acciones de notoriedad" en las próximas 48 horas.
Melamed explicó que cuatro horas antes de la llamada, efectivos de la policía federal habían realizado un operativo de búsqueda preventiva de explosivos dentro del hospital, situado en Buenos Aires, pero sin resultados.
La investigación estaría relacionada con las profanaciones de tumbas ocurridas el sábado en el cementerio judío de La Tablada, en la provincia de Buenos Aires.
No obstante, la amenaza telefónica posterior, realizada por un miembro del supuesto comando que se identificó como "Florio", obligó a reforzar el número de custodios del hospital y a incrementar los controles de seguridad en sus accesos.
La voz adjudicó al comando las profanaciones del sábado. Según la policía, siete personas destruyeron lápidas y pintaron cruces esvásticas con tinta roya en un centenar de tumbas.
Los investigadores creen que quienes participaron en este delito ya lo hicieron en otros similares. Entre los imputados por anteriores profanaciones en cementerios judíos hay ex policías y ex militares de confesada simpatía con el nazismo y defensores de posturas antisemitas, pero ninguno fue condenado.
Este mismo año ya hubo profanaciones en dos cementerios judíos en las provincias de Córdoba y de Salta. El cementerio de La Tablada ya había sido atacado en 1993, cuando se destruyeron 40 tumbas sin que aún hayan sido detectados los responsables.
Argentina fue escenario de dos cruentos atentados contra la colectividad judía.
El primero ocurrió en 1992, cuando fue volada la embajada de Israel en Buenos Aires, con un saldo de 29 muertos, y en 1994 otro atentado derribó el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina, donde murieron 86 personas.
En este último caso, la justicia procesó a miembros de la policía de la provincia de Buenos Aires que estarían involucrados en la logística del atentado, tanto en la adquisición y preparación del coche-bomba como en la compra de los explosivos.
En julio de este año, debió renunciar el ministro de Justicia Rodolfo Barra debió por presiones de la colectividad judía, tras revelaciones periodísticas sobre su pasado nazi. Barra fue un activo militante de una célula estudiantil antisemita y cuando joven estuvo detenido por atacar una sinagoga.
Los rabinos Daniel Goldman y Mario Rojzman emitieron el lunes pasado una carta en la que advierten que las profanaciones del sábado "son la prueba que faltaba para demostrar que la comunidad judía argentina es la mas vulnerable e indefensa del mundo".
En Argentina viven unos 500.000 judíos, la mayor colectividad de América Latina y la segunda del continente después de la estadounidense.
El presidente Carlos Menem y el ministro del Interior, Carlos Corach, repudiaron la profanación del sábado, pero los dirigentes de la colectividad judía lanzaron un fuerte reclamo para que se encuentre a los responsables.
El de la Delegación de Asociaciones Israelítas Argentinas, Ruben Beraja, consideró que el país "tiene un grave problema nacional" en la existencia de "grupos terroristas organizados" que no logra desarticular.
Los rabinos fueron aún mas críticos y exigieron "la depuración de los organismos de seguridad" como única garantía para que los judíos argentinos puedan seguir viviendo en el país.
"Estamos indefensos frente a la furia genocida", añadieron los rabinos y advirtieron que los nazis "siguen actuando con impunidad". (FIN/IPS/mv/ag/ip/96
