La economía de América Latina evidenció en septiembre una consolidación de los planes de control de precios, tanto en la hiperinflacionaria Venezuela, como en los países que muestran tasas de inflación de un dígito.
En México, el índice de precios al consumidor (IPC) difundido este jueves refleja una tendencia a la disminución a la mitad de la elevada inflación del año anterior, superada sólo por la de Venezuela en el escenario regional.
Los mexicanos, que en el marco depresivo de 1995 soportaron una inflación de casi 52 por ciento, rebajaron en septiembre la tendencia anual a 30 por ciento y los analistas prevén que la tasa será finalmente de 26 por ciento.
Ese porcentaje sobrepasa la meta de 20,5 programada por el gobierno de Ernesto Zedillo, según ya lo admitieron las autoridades, que no obstante comentaron como positivo el comportamiento del IPC, que aumentó 1,6 por ciento en septiembre.
Venezuela, con 3,6 por ciento, volvió a tener el último mes la tasa más alta de la región y acumuló una inflación anualizada de 115,2 por ciento, la única de tres dígitos en la economía latinoamericana.
Pero también en Caracas hay lugar para el optimismo, cuando se observa que el ministro de Planificación, Teodoro Petkoff, está logrando su propósito de rebajar el índice mensual, que en mayo alcanzó el récord de 12,6 por ciento.
Mayo registró el mayor impacto del plan de ajuste de Petkoff basado en la liberalización cambiaria, y ya en junio se bajó el IPC mensual a 7,1, para disminuirlo a cinco por ciento en julio y a 4,1 por ciento en agosto.
El gran interrogante sigue siendo si Venezuela culminará este año con una inflación superior o inferior a 100 por ciento, en lo que sería el único lunar de tres dígitos en América Latina, que se acerca a nuevos logros antinflacionarios en 1996.
En su informe emitido en septiembre, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con sede en Santiago, registró una tasa regional ponderada de inflación para este año de 22 por ciento, inferior al 26 por ciento de 1995.
En 1994, la tasa ponderada fue de 340 por ciento, como consecuencia de la hiperinflación de Brasil, país que a la grupa del Plan Real se convirtió desde 1995 en uno de los principales adalides de la batalla contra los precios.
El índice general de precios (IGP) difundido este miércoles en Brasil por la Fundación Getulio Vargas, mostró una tendencia anual de inflación de 9,8 por ciento, comparada positivamente con el 14,8 por ciento de 1995.
El incremento de precios al consumo en Brasil fue de 0,13 por ciento en septiembre, tras el cero absoluto de agosto.
Las restantes economías latinoamericanas exhibieron en septiembre una consolidación de las tendencias marcadas en agosto, con altibajos que no varían mayormente el cuadro general.
Cuando se inicia el último trimestre, es posible configurar un primer grupo de naciones que, salvo imprevistos, tendrán este año inflación de un dígito. A la cabeza de ese grupo se encuentra Argentina, que mantiene una controvertida tendencia a la deflación.
Junto a Argentina se sitúan Brasil, Chile, Panamá y Paraguay, y posiblemente El Salvador y Nicaragua, si es que estos dos países logran reducir en los próximos meses sus índices, que están en torno de 10 por ciento.
Un segundo grupo de inflación moderada, entre 11 y 20 por ciento, está integrado por Bolivia, Costa Rica, Guatemala y Perú, mientras el elenco de alta inflación, de 21 a 30 por ciento, es conformado Colombia, Ecuador, Honduras, México y Uruguay.
Pero aún en este último grupo hay lugar para la satisfacción, como en el caso ya señalado de México y también de Uruguay, que en septiembre bajó su inflación anualizada de 35,4 en 1995 a 26,3 por ciento.
Este panorama general deja a Venezuela como la única nación en que siguen vigentes los fantasmas hiperinflacionarios que asolaron a América Latina desde la "década perdida" de los 80 hasta los primeros años del actual decenio. (FIN/IPS/ggr/ff/if/96
