La capacidad de soñar que distinguió a los latinoamericanos hasta la década de los ochenta ha comenzado a trocarse en desesperanza, individualismo y en una "cultura de perdedores" inculcada a la gente por el actual modelo neoliberal.
Una consulta realizada por IPS en varias capitales del área reveló pesimismo en cuanto al futuro, pese a que un importante sector de los habitantes de un país como Venezuela estiman que personalmente van a mejorar.
Distintas encuestas realizadas en países de la región son por demás elocuentes sobre el estado de ánimo de la población y su incierta visión del futuro.
Un sondeo de opinión efectuado por la Universidad de Costa Rica arrojó que 80 por ciento de los habitantes de ese país considera que la situación económica y social está empeorando, mientras que en Venezuela 70 por ciento prevé un futuro nacional negativo.
En cambio, 60 por ciento de los venezolanos consideran que su vida personal va a mejorar, según encuestas del Laboratorio de Ciencias Sociales de la Universidad Central de ese país.
En Panamá, donde el índice de desempleo prácticamente se ha duplicado en los últimos diez años (presenta el nivel más alto e la región junto a Argentina), 62,4 por ciento de la población estima que el futuro será igual o peor que el presente.
El sociólogo costarricense Raúl Camacho, coordinador de la Comisión Centroamericana para la Defensa de los Derechos Humanos (Codehuca), indicó que el proceso de invasión de la vida social por los valores del mercado y el individualismo ha implicado "un profundo cambio cultural" en las personas.
"La mayor pérdida es el abandono de la solidaridad como valor y su sustitución por la competencia", subrayó.
Una visión similar fue planteada por el sociólogo panameño Raúl Leis, para quien la falta de seguridad en el futuro está incubando "una cultura de la incertidumbre y de perdedores" con respecto a otros modelos de desarrollo social, como el de "los tigres asiáticos" y algunos países ricos.
Leis comentó a IPS que los ideólogos del neoliberalismo repiten que todo cuanto hicieron en el pasado los estados de la región fue negativo y que se debe cambiar al costo que sea, lo cual -a su juicio- genera frustración, miedo al futuro, malestar colectivo, infelicidad y pérdida de autoestima.
Aunado a ello se encuentran los fenómenos de la corrupción, la violencia cotidiana, la desocupación y "una calidad de empleo que resuelve una necesidad mínima pero no la pobreza" en que vive casi 60 por ciento de los latinoamericanos.
Para los argentinos la respuesta al cambio es de depresión "bronca (rabia), frustración y malestar", debajo de lo cual se está gestando un sentimiento de violencia "que en cualquier momento explota", según dijo a IPS el psicólogo social Alfredo Moffatt.
De producirse, esa explosión sería "caotica", debido a la carencia de líderes capaces de estructurar el descontento y a que se está "en un período de transición ideológica, las nuevas ideologías aún no estan configuradas (y) la cultura está mutando".
El sociólogo venezolano Roberto Briceño-León considera, al igual que Leis, que existe "una desesperanza aprendida" y que, ante la falta de fe colectiva en el futuro "se requiere apoyar a ese 60 por ciento que cree que puede llegar a estar mejor".
"La persona recibe un golpe, se levanta, fracasa, otro golpe, vuelve a fracasar… y van perdiendo la esperanza, pero no por un trauma cultural o religioso sino por aprendizaje de su experiencia en fracasar", subrayó Briceño-León.
A ese "individualismo positivo" definido por el sociólogo se antepone la visión del sacerdote Arturo Sosa, para quien el drama actual de su país, Venezuela, es "la búsqueda de soluciones individuales a problemas que son colectivos", como la pobreza y la deficiencia en los servicios públicos.
El secretario permanente del Sistema Económico Latinoamericano (Sela) Carlos Moneta, propone por su parte, reivindicar como un activo de América Latina su potencial para lo lúdico, como la música, las letras y la creatividad, "que otras partes del mundo nunca tuvieron, o perdieron".
Si otras regiones tienen capacidad para fabricar microprocesadores América Latina tiene potencial "para hacer reír, para disfrutar y para inventar", subrayó Moneta.
En tanto que para el escritor y dirigente comunista de Panamá Carlos Changmarin el "caos ideológico" reinante en América Latina "es coyuntural".
Tras señalar que la globalización no va a resolver los desequilibrios económicos y sociales que padece el mundo, porque "responde a un sistema impuesto en función de los intereses de un grupo de países poderosos", Changmarin estimó que la salida a esta situación "va a ser fruto de la misma crisis".
Explicó que el caos señalado por Moffatt "surge porque la gente busca la salida y no la encuentra", pero que a fuerza de repetir una y otra vez sus experiencias emergerá una propuesta regional y mundial de alternativa a la coyuntura actual "que hará renacer la esperanza". (FIN/IPS/sh/dg/pr-ip/96)