El Mercosur y otros acuerdos regionales de comercio prevalecen sobre convenciones internacionales de ambiente y entran en conflicto con el desarrollo sostenible, advirtieron participantes en el Congreso Mundial de Conservación, que se realiza en esta ciudad canadiense.
Eduardo Gudynas, del Centro Latinoamericano de Ecología Social, de Montevideo, explicó para demostrar la contradicción entre regímenes de comercio y convenciones ambientales, que Uruguay obtiene su cosecha de arroz para exportación de humedales que albergan más de 140 especies de aves.
Uruguay exporta 90 por ciento de su producción de arroz, a la que destina unas 150.000 hectáreas. Sesenta y cinco por ciento de la cosecha total es adquirido por Brasil, uno de los tres socios de Uruguay en el Mercosur (Mercado Común del Sur).
La producción, que pertenece en 90 por ciento a grandes empresas, requiere 10 millones de litros de agua por héctarea cultivada. Ese alto consumo de agua afectó el ecosistema natural de los humedales del este del país, que se convirtieron en área de monocultivo, dijo Gudynas.
Seis especies de aves, incluyendo el ganso blanco, el pato uruguayo y el cisne de cuello negro, corren peligro de extinción debido a la destrucción de su hábitat natural, informó Gudynas en el congreso de Montreal, organizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Los humedales son el único ecosistema que cuenta con una convención internacional protectora específica, la de Ramsar, que fue firmada hace 25 años.
Pero según Gudynas, los acuerdos regionales prevalecen sobre los ambientales, como la evidenciaría el caso de la producción arrocera uruguaya, que desconoce las convenciones de Ramsar y de Bonn, destinada esta última a la protección de animales migrantes.
Konrad von Moltke, del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, identificó los mercados de productos básicos como el ámbito de conflicto entre el desarrollo sostenible y los sistemas comerciales.
Mientras, Delmar Blasco, secretario general de la Convención de Ramsar, sostuvo la necesidad de reformar los estatutos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para incorporar asuntos ambientales a su articulado.
"Nosotros, los miembros de la comunidad ambientalista, debemos poner en marcha el proceso hacia el cambio de las reglas de oro" de la OMC, declaró Charles Arden-Clarke, del Fondo Internacional para la Vida Silvestre.
Arden-Clarke destacó ante la reunión de la UICN que la primera reunión ministerial de la OMC, anunciada para diciembre en Singapur, ofrece una oportunidad clave para reorientar esa organización hacia objetivos ambientales.
La OMC ha creado un comité de comercio y ambiente aunque, de acuerdo con Blasco, esa unidad no basta para compatibilizar las políticas en las dos áreas consideradas.
Pero Scott Vaughn, de la OMC, observó que su institución, surgida de las negociaciones multilaterales de comercio conocidas como Ronda Uruguay, no tiene propósito ambientalista.
"El objetivo de la OMC es la liberalización del comercio", dijo Vaughn en el congreso de la UICN, que comenzó el domimgo último y se prolongará hasta el próximo jueves.
Gudynas puntualizó que tanto el libre comercio como el proteccionismo comercial entran en conflicto con las políticas ambientales.
Von Moltke indicó que el banano requiere una costosa infraestructura de producción que, al igual que el arroz, conduce al monocultivo.
"Quienes controlan la industria del banano controlan el comercio", afirmó Von Moltke, y destacó que según algunas estimaciones, sólo 20 por ciento del precio final al consumidor llega al país exportador, y la mitad de esa cantidad al productor.
Si los productores recibieran una parte mayor, más dinero podría destinarse a la rehabilitación de la tierra, indicó.
No obstante, los ambientalistas encuentran aspectos positivos en el libre comercio, incluyendo el aumento de recursos para invertir en ambiente y la transferencia de tecnologías más limpias a los países pobres.
Pero los efectos negativos son dominantes, entre ellos la presión por competir a cualquier costo, la reducción de los salarios de los trabajadores, la eliminación de beneficios sociales y la pérdida de tradiciones en las comunidades.
Los ambientalistas afirman que agencias de Naciones Unidas como la Comisión sobre Desarrollo Sostenible y el Programa para el Medio Ambiente carecen de la fuerza y los recursos necesarios para aliviar los efectos negativos del libre comercio. (FIN/IPS/tra-en/yyc/pz/ff-lp/en-if/96