La Conferencia Conjunta Iglesia y Desarrollo (GKKE) de Alemania continuará respaldando la defensa de los derechos de los daminifcados por la construcción de la represa de Tucurui, Estado de Pará, en el norte de Brasil.
Esta institución, que tiene su sede en Bonn, comprende las Iglesias Católica y Evangélica de Alemania, y promoverá enérgicamente la realización de una próxima asamblea de las víctimas de la presa de Tucurui, denominada "Mesa redonda", según Birgit Zimmerle, portavoz de la GKKE.
Dicha mesa redonda, prevista para comienzos del próximo año, debe contar, además de las iglesias, con la activa participación de la industria alemana de la minería y la producción de aluminio.
Zimmerle hizo estas declaraciones en una conferencia de prensa en Bonn a la que también asistió una delegación formada por representantes de los damnificados que realiza una gira informativa por varias ciudades suizas y alemanas.
Los dirigentes brasileños – que ya han visitado Heidelberg y ahora Bonn y después se trasladarán a Osnabrueck y Hannover- intentan en esta gira explicar la actual situación en la Amazonia de su país y de manera especial los conflictos rurales.
También exponen su opinión sobre los avances del movimiento sindical y la defensa de los derechos de los pueblos autóctonos de Brasil, así como el funcionamiento de las organizaciones no gubernamentales y el estado de los movimientos populares.
La GKKE apoya a los damnificados de la represa hidroeléctrica de Tucurui en el marco de su "Programa de diálogo" y estudia con estos líderes las nuevas campañas destinadas a concientizar a la población alemana, suiza y brasileña con respecto a los daños a los seres humanos y la naturaleza causados por esta obra.
El "Programa de diálogo" incluyó en 1992 una línea de cooperación con más de 80 organizaciones que quieren obtener el derecho de cogestión en la explotación de los recursos naturales que alberga la región de Carajas y explota el consorcio Vale do Rio Doce.
La anterior "Mesa redonda" se celebró en 1995 en Brasil, con unos 160 participantes brasileños y extranjeros, entre ellos del parlamento alemán y organizaciones internacionales, como el Banco Mundial.
Una de sus consecuencias positivas, señaló la GKKE, fue la difusión de los problemas de Carajas en el Parlamento, los sindicatos, las universidades. las iglesias y las asociaciones de Alemania, según Zimmerle.
Las autoridades germanas están tomando conciencia de los daños que causa la explotación minera en Carajas y la construcción de la represa hidroeléctrica de Tucurui y están dispuestas, según la GKKE, a estudiar las reclamaciones de los daminificados y adoptar medidas concretas.
Una de los mayores logros obtenidos por los defensores de los campesinos de Pará ha sido la elaboración de un mapa social, geográfico, hidrográfico, maderero, mineralógico, demográfico, industrial, económico y ecológico de Pará.
Un mapa sin precedentes en su país, según Raimondo Nonato Carmo Silva, y tan completo que ha sorpendido a las autoridades brasileñas por la corrección y enorme compilación de datos y cifras.
Otra de las consecuencias positivas de esa "Mesa redonda" ha sido, apuntó el líder sindical, que el parlamento de Brasil también ha discutido sus reclamaciones y los líderes de los movimientos campesinos de, por ejemplo, los estados de Marañón y Pará, intercambian hoy informaciones y coordinan acciones.
Las más de 4.000 familias afectadas por la represa de Tucurui quieren saber ahora para qué se quiere construir la segunda fase de la presa y agregarle otras 12 turbinas, cuando aún no se han resuelto los problemas de la primera fase.
Además, preguntan para qué se quiere duplicar su capacidad de generación eléctrica cuando los damnificados no tienen electricidad, cuando hoy sólo se emplea 50 por ciento de la capacidad construida y cuando el contrato de la empresa Electronorte vence en el 2004. (FIN/IPS/rc/jc/en/96