AMBIENTE: Compañías madereras depredan selvas de América Central

Bosques de caobas están siendo talados en la frontera entre Guatemala y Belice por la empresa malasia Atlantic Industries, mientras compañías extranjeras destruyen, lenta pero firmemente, las últimas selvas tropicales del Caribe, América Central y México.

El distrito fronterizo de Toledo en Belice, "enfrenta la amenaza de la destrucción masiva de su medio ambiente. La joya está a punto de ser violada y convertida en tierra estéril", escribió un periodista del Belize Times, destacando que la región iniciaba un buen camino como atracción ecoturística.

En Awas Tingi, una comunidad sumo en Nicaragua, cerca de la frontera con Honduras, la empresa surcoreanoa Kum-Kyung obtuvo permiso para talar 600.000 hectáreas de bosques atlánticos.

Hace cuatro años, los sumo libraron con éxito una batalla para cancelar un contrato de tala similar entregado a la compañía de Taiwan Equipe Enterprise, tras una campaña que convocó a nicaragüenses expatriados.

Ahora, empresas madereras internacionales enfrentan una oposición similar de grupos indígenas de América.

"Este ataque comenzó en 1492, con la explotación de nuestras tierras. Ahora los extranjeros y la gente en altos cargos volvieron con acuerdos secretos con empresas dispuestas a destruir nuestras selvas", dijo el líder maya Basilio Ah, durante una audiencia en Belice.

Las compañías asiáticas, no obstante, no son las únicas que invaden las selvas de la región. En Costa Rica y Honduras, la empresa estadounidense Stone Container ha sido blanco de numerosas protestas debido a sus planes de extracción de madera.

Stone Container pretendía construir la mayor planta procesadora de astillas de Costa Rica en Punta Estrella, en Golfo Dulce. El golfo y las selvas que lo rodean están ubicados en un área de alta diversidad biológica que sirve como corredor ecológico entre dos parques nacionales.

Las protestas forzaron a Stone Container a cancelar un acuerdo preliminar con el gobierno de Honduras, el cual habría permitido a la empresa talar unos 10 millones de hectáreas en las selvas de Mosquitia, en el este de Honduras.

Una propuesta de Wellington Hall, empresa de Carolina del Norte, para expandir la explotación del recurso en la misma región de Honduras, fue derrotada cuando el ministerio de Defensa se sumó a ambientalistas en el ataque al plan de la compañía.

Otra empresa estadounidense, Boise Cascade, firmó el año pasado lucrativos acuerdos para cortar madera en el estado mexicano de Guerrero. La firma trabajará en Costa Grande, cerca del Acapulco.

Muchas de estas empresas se trasladaron a la región debido a que quedan pocos bosques que talar en sus países de origen, donde además también enfrentan protestas locales.

Científicos estiman que los bosques en Sarawak, lugar de origen de las empresas madereras de Malasia, estarán completamente talados al inicio del siglo próximo, tras la obtención de 18 millones de metros cúbicos de madera en 1993, en general de tierras en que viven 20 grupos indígenas.

Unos siete millones de los 9,2 millones hectáreas de bosques en el vecino estado malasio de Sabah fueron derribadas en 1991, y los ambientalistas temen ahora que el estado quede completamente deforestado antes del 2000.

La lucha de las comunidades indígenas ha sido distorsionada por las dificultades para probar la relación histórica con las tierras en cuestión.

"No hay evidencias de que los líderes de las tribus maya que ahora viven en el sur de Belice desciendan de los maya que una vez habitaron este páis", señaló Lou Nicolait, del Centro de Estudios Ambientales de Belice.

Aunque el origen de los sumo es menos disputable, también ellos enfrentaron a sucesivos gobiernos nicaragüenses por derechos a la tierra, y actualmente aún esperan que el gobierno de la presidenta Violeta Chamorro cumpla las promesas de reconocimiento de sus reclamos.

Las comunidades indígenas comienzan a adoptar sofisticadas estrategias de lucha, con el respaldo de académicos y ambientalistas de Estados Unidos.

Los sumo utilizaron equipos electrónicos de posicionamiento geográfico donados por el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) para delimitar sus tierras, con la ayuda de programadores de la Universidad de Harvard.

En Belice, se realizaron en julio dos talleres para capacitar a representantes de 41 villas mayas en el dibujo de mapas y técnicas de entrevista, con el fin de documentar sus prácticas tradicionales agrícolas y de caza y pesca.

Los datos fueron llevados la Universidad de California en Berkeley el mes pasado, donde se compliaron en un atlas regional.

"Es la primera vez en el mundo que un pueblo indígena elabora su propio atlas", destacó Bernard Nietschmann, profesor de geografía de Berkeley.

Mientras, a pedido de grupos indígenas, incluyendo el Consejo Cultural Maya de Toledo, la red Rainforest Action Network, el Consejo de Defensa de Recursos Naturales y otras organizaciones defensoras del medio ambiente con sede en Estados Unidos preparan acciones de alerta sobre las concesiones madereras en Belice. (FIN/IPS/tra-en/pc/pz/lp/en/96

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