Los países de América Latina deben cerrar filas para superar la condición de "vientres de alquiler" que en nombre del desarrollo les impone el Norte industrializado, advirtió un ambientalista indio en la capital hondureña.
Jacob Raj, de la organización "Prepare", de India, denunció el cultivo del camarón, que tanto en su país como en América Latina, destruye manglares costeros.
Raj intervino en un seminario realizado en la tercera semana de este mes en la sureña ciudad hondureña de Choluteca para exhortar a las naciones latinoamericanas a "salvar el planeta y a las comunidades que habitan las zonas costeras".
En India, el cultivo del camarón "nos está dejando sin recursos naturales y la voracidad de quienes realizan este negocio, es tan grande, que no la destrucción que causan al planeta", agregó.
Según la globalización imperante, las tierras del Sur en desarrollo son utilizadas "para cosechar alimentos para los países ricos. Algo así como vientres de alquiler para producir un niño ajeno", dijo Raj ante representantes de unos 20 grupos ambientalistas de América Latina, Europa, Asia y Estados Unidos.
El desarrollo de la industria camaronera en países de Africa, Asia y América Latina es visto por gobiernos y empresarios como una novedosa forma de generar divisas para el crecimiento económico.
Pero grupos ecologistas sostienen que la expansión de la industria se efectúa sin previsiones para proteger los recursos naturales, especialmente los de las zonas costeras, como los manglares.
Los manglares, que mantienen el equilibrio natural entre el mar y la tierra, son destruidos para abrir lagunas artificiales de cría de camarón.
Según la organización internacional Greenpeace, de persistir la destrucción de los manglares, la Tierra sufriría consecuencias nefastas, por la ruptura de un punto de equilibrio que da vida a otras especies marinas.
Manglares de Brasil, Colombia, Ecuador, Honduras y Nicaragua están amenazados por el sector camaronero.
Gina Chávez, del grupo Acción Ecológica, de Ecuador, dijo a IPS que la cría del camarón ya ha provocado severo impacto en el golfo de Guayaquil, "donde casi todos los recursos costeros han sido agotados en nombre del desarrollo".
Ecuador, el principal productor de camarón de cultivo de América Latina, obtiene de esa actividad un ingreso anual de 600 millones de dólares.
Mientras, la industria creció en los últimos seis años en América Central, especialmente en el golfo de Fonseca, compartido por El Salvador, Honduras y Nicaragua, y las comunidades pesqueras de esos tres países se organizaron para evitar el colapso de esa reserva natural.
La superficie explotada suma 13.000 hectáreas en Honduras, aunque las concesiones dispuestas abarcan 40.000 hectáreas, y en Nicaragua, las lagunas artificiales se extienden sobre unas 2.000 de las 18.000 hectáreas previstas.
De acuerdo con Greenpeace, el consumo mundial de camarón representa unos 12.000 millones de dólares, y los cultivos aportan la tercera parte del total.
Raj señaló que Estados Unidos promueve la industria camaronera en el exterior, pues prefiere importar el producto, para no afectar su priopio ecosistema de manglares. (FIN/IPS/tm/ff/en/96