El Vaticano reclamó hoy a los países desarrollados un aumento de la ayuda al Sur, a pocos días del comienzo de la Cumbre Mundial de la Alimentación que se efectuará en la capital italiana del 13 al 17 de noviembre.
El Pontificio Consejo Cor Unum denunció que la ayuda alcanza a un promedio de 0,33 por ciento del producto interno bruto (PIB), menos de la mitad del objetivo que se fijaron en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) de 1992 de 0,70 por ciento.
El Cor Unum es el organismo pontificio que coordina a escala mundial la actividad humanitaria de la Iglesia.
El Vaticano planteará a la Cumbre de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) la urgencia de un incremento de las ayudas internacionales a los países en desarrollo.
El documento expresa la preocupación de la sede papal ante la perspectiva que estas ayudas disminuyan aún más a causa de los problemas económicos del Primer Mundo y la asistencia a los países del Este europeo.
Se trata del primer documento sistemático dedicado por el Vaticano al problema del hambre y a la malnutrición en el mundo.
En él la Iglesia católica denuncia "las estructuras del pecado", entre las que incluye al comercio de las armas, la fuga de capitales, la concentración de las riquezas, que obstaculizan una eficaz lucha contra el hambre.
Indica en la corrupción uno de los denominadores comunes, "bajo las más diversas formas, y de las cuales ningún país puede vanagloriarse de ser inmune".
Menciona entre las numerosas "causas profundas" del hambre ciertos monopolios de Estado en Africa y en América Latina, "que consumen una importante porción del ingreso nacional sin dar un servicio de calidad suficiente para beneficio de todos".
El documento, de 82 páginas, se titula "El hambre en el mundo, un desafío para todos: el desarrollo solidario", y fue dado a conocer en una conferencia de prensa.
"Corresponde a los países industrializados no solamente aumentar sus ayudas a los países en desarrollo sino también reconsiderar la manera en la cual tales ayudas son distribuidas", se afirma en el texto.
Para el Vaticano es necesario limitar las ayudas de emergencia, consideradas una "solución tapón", en favor de la realización de proyectos "estructurales y prolongados", de manera tal que se transformen en una palanca del desarrollo.
Es importante, se agrega, llevar a cabo programas que valoricen la producción local y una legislación eficaz que proteja las tierras agrícolas y asegure el acceso a la población rural.
Lanza un llamamiento para una cruzada política y moral a escala mundial para terminar con el flagelo del hambre que afecta a más de 800 millones de personas del Tercer Mundo.
El Vaticano vuelve a criticar las sanciones económicas impuestas por razones políticas, como las de Estados Unidos contra Cuba y las acordadas por las Naciones Unidas (ONU) contra Iraq.
"Son de hecho las poblaciones mismas las víctimas de estos actos y por esta razón los costos en términos humanitarios de tales decisiones deben ser tomados en debida consideración".
Critica también la política agrícola de la Unión Europea (UE) por los sistemas de subsidios, que en su opinión pueden ser totalmente contrarios a los intereses de los consumidores de todo el mundo, tanto de los países privilegiados como de aquellos más pobres.
Esta política, agrega, provoca excedentes de producción que son vendidos a precios bajos y ponen en crisis la agricultura de los otros países.
El Vaticano expresa su preocupación por la situación de desnutrición en la cual se encuentra la mayor parte de la población del planeta y que causa la muerte de 34.000 niños al día.
Según el texto, "para garantizar la seguridad alimentaria se deberá favorecer la estabilidad y la equidad del comercio internacional".
Tras recordar que "el derecho a la alimentación" es uno de los principios proclamados en 1948 por la Declaración Universal de los derechos del hombre, la Santa Sede critica las "negativas políticas llevadas adelante por los países industrializados que repercuten con efectos desastrosos en los países pobres".
Llama la atención sobre las "actitudes moralmente deplorables" y egoístas de Occidente, dirigidas solo "a la búsqueda de dinero, poder e imagen pública". (FIN/IPS/jp/jc/ip/96