AFRICA: Prevención de sida elude a monógamas y adolescentes

Los grupos sociales con mayor riesgo de contraer el sida en Africa, constituidos por mujeres monógamas y adolescentes, no son tomados en cuenta por los actuales programas de prevención, sostuvo la experta Doris D'Cruz-Grote.

En un informe que publicará por la revista médica británica The Lancet el viernes 18, D'Cruz-Grote estableció que la mayoría de los programas africanos apuntan a los denominados "grupos de riesgo", que incluyen a prostitutas y homosexuales.

"Pero la mayoría de las mujeres que requieren prevención no son trabajadoras sexuales sino mujeres con una sola pareja sexual, que es su marido. Para ellas, la monogamia es una estrategia irrelevante", sostuvo la experta, quien se unirá al programa de Naciones Unidas sobre sida (UNAIDS).

En esa situación se encuentran entre 50 y 80 por ciento de las mujeres portadoras del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Por otra parte, D'Cruz-Grote atribuyó el hecho de que muchas mujeres posean muchas parejas sexuales a la lucha por la supervivencia.

"Con pocas destrezas aplicables al trabajo, esas mujeres deben usar el sexo como modo de ganarse la vida" y mantener a sus hijos, sostuvo.

D'Cruz-Grote argumentó que la mayoría de las mujeres de países desarrollados carecen de poder social, político y económico para rehusarse a mantener relaciones sexuales inseguras con sus compañeros.

Sus conclusiones se basan en años de experiencia en organizaciones gubernamentales y no gubernamentales en todo el mundo.

"Cuando una mujer carece de poder económico para negociar sus necesidades básicas o es sujeta a violencia doméstica y abusos, alentarla a negociar relaciones sexuales seguras no es realista", dijo la experta.

El VIH se propaga a razón de 6.000 nuevos portadores diarios, la mayoría de ellos en países de Africa meridional y central y Asia meridional. Cerca de la mitad de los nuevos casos se registran en mujeres de entre 14 y 24 años.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) pronosticó que en el 2000 habrán contraido el virus 40 millones de personas más, 90 por ciento residentes en países en desarrollo.

Tanto la transmisión por contactos heterosexuales como la de madre a hijo están en aumento.

Los programas actuales contra la transmisión del VIH suponen campañas de alerta dirigidas al público en general e intervención en grupos específicos a través de servicios de apoyo.

Mientras los programas dirigidos a grupos específicos han sido exitosos, las campañas masivas fracasaron, sostuvo D'Cruz-Grote.

"La mayoría de los programas de prevención se dedican a ejercer influencia sobre el comportamiento individual, y no toman en consideración los factores sociales, económicos y estructurales que determinan riesgos e impiden la adopción de conductas adecuadas", afirmó D'Cruz-Grote.

Las mujeres no constituyen los únicos grupos vulnerables. Adolescentes y jóvenes que viven en condiciones de desamparo social y económico también están en riesgo. "En estos casos, la venta de servicios sexuales es un medio de supervivencia, no solo para ellos sino para todas sus familias", agregó.

"Sin una red de respaldo y acceso a educación y a servicios de salud, no están en condiciones de regular su comportamiento incluso en caso de que conozcan las medidas preventivas que deberían tomar", sostuvo.

La promoción del uso del condón no ha sido tan exitoso como se preveía debido al alto costo, baja calidad y disponibilidad limitada del dispositivo en algunos países.

"Aun cuando los condones sean disponibles, la decisión del hombre de usarlos puede ser trabada por inibiciones culturales y sociales", estableción D'Cruz-Grote.

"Las mujeres no pueden controlar el uso de condones masculinos pues no pueden discutir libremente sobre sexo y porque, además, temen ser calificadas de 'promiscuas"', dijo.

Las mujeres soportan presión social para tener relaciones sexuales sin condón porque la fertilidad y la gestación y crianza de los hijos se considera un valor importante para la estabilidad de la unión marital y la seguridad económica que ella brinda, añadió.

Las condiciones sociales y económicas de las mujeres y otros grupos vulnerables debe mejorarse para que los programas de prevención tengan éxito, según D'Cruz-Grote.

"La evidencia revela, tanto en hombres como en mujeres, la importancia de la educación como medio de acceso a trabajo, de mejora del bienestar familiar y de la atención de la salud", manifestó.

Algunos gobiernos de países en desarrollo continúan negando la existencia de sida y tienden cada vez más a considerar el síndrome un problema de otras naciones, agregó. (FIN/IPS/tra- en/jmp/mom/rj/mj/he/96

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