Grupos de derechos humanos, preocupados por la opresión ejercida sobre las mujeres de Afganistán por el nuevo régimen fundamentalista islámico de la guerrilla Talibán, exhortaron al gobierno de Estados Unidos a no reconocerlo.
"No podemos permanecer en silencio mientras la situación de las mujeres afganas se deteriora rápidamente", manifestó la organización neoyorquina Liga Internacional por los Derechos Humanos en carta al presidente Bill Clinton.
"El gobierno de Talibán está resuelto a pisotear los derechos humanos más básicos de las mujeres afganas", afirmó el grupo, que exhortó a la administración estadounidense a bloquear toda asistencia financiera a Kabul.
La guerrilla Talibán, exiliada en Pakistán durante la dominación soviética de Afganistán, capturó Kabul el 27 de septiembre y forzó al presidente Burhanuddin Rabbani a huir. Actualmente gobierna más de dos tercios del territorio afgano con mano de hierro.
Las mujeres fueron las más perjudicadas, ya que se les ordenó cubrirse de pies a cabeza y abandonar sus empleos, y las escuelas para niñas fueron clausuradas.
"Esta gente está contra la educación, contra la mujer y contra cualquier cosa que tenga algo que ver con la observancia de los derechos humanos", afirmó Zeba Shorish, de la Asociación por la Paz y el Desarrollo en Afganistán. "Están destruyendo todo", añadió.
Decenas de grupos de mujeres afgano-estadounidenses y otros activistas se manifestaron este lunes frente al Departamento de Estado y la embajada de Pakistán en Estados Unidos, en contra de lo que consideran un apoyo implícito de ambos gobiernos al nuevo régimen.
"Estamos consternados por la disposición del Departamento de Estado a mantener conversaciones con Talibán", manifestó Sima Wali, directora de Género y Migración Forzada, un grupo de Washington que defiende a mujeres refugiadas.
Estados Unidos continuará negociando con Talibán pero "lo presionará para que respete los derechos humanos básicos", anunció este lunes a los periodistas Nicholas Burns, portavoz del Departamento de Estado.
Sin embargo, el Departamento de Estado aún no decidió si reconocerá al gobierno de Talibán como autoridad soberana de Afganistán.
"Esa decisión se adoptará en el futuro", ya que "se trata de una situación muy compleja, en la que diferentes facciones luchan por el poder", explicó Burns. "Creo que tendremos que demorar ese tipo de determinación", agregó.
Mientras, organizaciones afgano-estadounidenses acusan a Pakistán, vecino de Afganistán, de apoyar el nuevo régimen fundamentalista.
Pakistán, que en los años 80 suministró armas estadounidenses a grupos islámicos antisoviéticos, niega haber entrenado y armado a Talibán, pero organizaciones como la Asociación por la Paz y el Desarrollo en Afganistán opinan que Washington está utilizando a Pakistán para favorecer sus propios intereses en el sector energético de Asia central.
"Estados Unidos está manejando los hechos mediante sus títeres de Pakistán", pero "debe recordar que los afganos nunca aceptarán la hegemonía paquistaní", advirtió Shorish.
Cuando se le preguntó sobre la supuesta participación de Pakistán en la instauración del régimen de Talibán en Kabul, un funcionario del Departamento de Estado afirmó que "no hay pruebas". (FIN/IPS/tra-en/hr/yjc/ml/ip/96