La inquietud crece en los países al norte de Afganistán -Turkmenistán, Uzbekistán y Tajikistán-, y en Rusia, ante el continuo avance militar tras la toma de poder del movimiento islámico fundamentalista Talibán.
Ante el avance de los soldados de Talibán 200 kilómetros al norte de Kabul, en el valle de Panjshir, de 60 kilómetros de largo, para someter a las desmoralizadas fuerzas del ex presidente Borhan al Din Rabbani, el presidente de Rusia, Boris Yeltsin, no perdió el tiempo.
Yeltsin urgió a los jefes de Estado de las tres repúblicas y de Kazajstán y Kirguistán a revisar la cambiante situación.
Cuando los líderes de los cinco estados del centro de Asia se reunieron en la capital de Kazajstán, Almaty, el 4 y 5 de octubre, para discutir una respuesta conjunta, lo hicieron en consulta con el primer ministro ruso, Victor Chernomyrdin.
El persistente interés del Kremlin en Afganistán, donde intervino militarmente en 1979, parte del hecho de que las repúblicas ex soviéticas de Asia cientral y las fronteras sur de Rusia son su punto estratégico más débil.
Si uno o más de estos países se convirtiera en un estado fundamentalista, amenazaría la seguridad externa de Rusia y radicalizaría a sus ciudadanos musulmanes, que comprenden 10 por ciento de la población nacional.
Además, acrecentaría la intransigencia de los nacionalistas de Chechenia, cuyo intento por separarse de Rusia desató una sangrienta guerra.
Hay pocas dudas sobre el impacto de un régimen islámico en una república centroasiática en la Comunidad de Estados Independientes (CEI), liderada por Rusia.
La CEI agrupa a todos los miembros de la ex Unión Soviética, con la excepción de las tres repúblicas bálticas. Esto debilitaría la CEI en un momento en que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se expandirá y alcanzará las fronteras rusas occidentales.
Otros factores negativos son el posible aumento del narcotráfico, orginado en Afganistán y finalizado en Rusia, y del comercio ilegal de armas.
Estos factores tienen tanto peso en Moscú como en las capitales del centro de Asia. Tras el colapso de la Unión Soviética en diciembre de 1991, y la declaración de estados soberanos en Asia central, de mayoría musulmana, hubo un resurgimiento del Islam en la región.
Pero los líderes en todos estos estados hicieron una importante distinción entre el Islam como cultura y el Islam como política, y continuan haciéndolo.
Los gobiernos se apresuraron a declarar los "eids" (festivales islámicos) festividades públicas, y permitieron a la televisión y radio estatales la transmisión de un número limitado de programas religiosos.
Durante sus visitas a Arabia Saudita, los presidentes asiáticos insistieron en llevar a cabo la "umra", la corta peregrinación a La Mecca.
Esto es aplicable a Nursultan Nazarbayeb, líder de Kazajstán, donde los musulamnes son amplia mayoría, y a Saparmurad Niyazov, presidente de Turkmenistán, con una población predominantemente musulmana.
No obstante, como hay una minoría turkmena (sunita) en Afganistán, el gobierno en Turkmenistán no puede darse el lujo de olvidar la política islámica de la manera en que lo ha hecho en sus transacciones con Irán.
Sin embargo, Niyazov fue el único líder que no se vio obligado a concurrir a la cumbre de Almaty, y envió a su vicepresidente. Su confianza emana del hecho de que las reservas de gas natural y petróleo para una pequeña población de menos de cuatro millones no conducirán a la emergencia de una oposición islámica.
El presidente de Tajikistán, Imamali Rahmanov, es el más preocupado. Desde 1992, su país está convulsionado por la oposición islámica, cuyo respaldo podría medirse en el hecho de que en las elecciones libres y limpias realizadas en noviembre de 1991, su candidato obtuvo un tercio del total de los votos.
Desde la instalación de Rahmanov como presidente en diciembre de 1992, a fines de una guerra civil de siete meses, en la que murieron al menos 30.000 personas, la oposición islámica lanzó una campaña guerrillera desde Afganistán contra el régimen secular, el cual cuenta con el respaldo financiero y de armas de Rusia.
Si los soldados de Talibán derrotaran al ejército de Rabbani y controlaran el norte, asimilando a Tajikistán, asistirían activamente la lucha armada de los islamistas tajik. Esta es una preocupación mayor del Kremlin, que tiene 25.000 soldados en la república, dos tercios de los cuales desplegados en la frontera entre Tajikistán y Afganistán.
El Kremlin se alarmó ante la declaración de Muhammad Shoaib, comandante de Talibán que lidera las tropas en el valle de Panjshir. "Ingresamos al valle Panjshir y luego iremos a (la provincia de) Badajstán. Después, nos trasladaremos a Uzbekistán, Tajikistán y todos los otros países en que están los comunistas".
La dirigencia en Moscú no se centrará en Uzbekistán y su presidente, Islam Karimov. La frontera común entre la república y Afganistán ha permitido a Karimov impulsar militar y diplomáticamente el poder y la influencia del general Abdul Rashid Dostum, perteneciente a la etnia uzbek, quien se opone a un estado musulmán en Afganistán.
Como presidente de la Alianza Norte, con su capital en Mazar-e Sharif, Dostum controla seis provincias en el noroeste.
Karimov está determinado a preservar la base secular de su gestión y mantener una estricta división entre religión y gobierno. Las autoridades persiguen a quienes intentan progagar el Islam como ideología sociopolítica.
Hay mucho en común entre Karimov y Dostum, ambos ex comunistas, quienes se aliarían a Moscú para mantener el área bajo control de Dostum como barrera protectora entre el territorio bajo dominio de Talibán, con base en Kabul, y las repúblicas del centro de Asia.
El domingo, tras la cumbre de Asia central, Dostum advirtió a Talibán que no lleve la lucha al valle de Panjshir y que resuelva pacíficamente las diferencias con el ex presidente Rabbani, y dio a entender que si esto no sucede, sus fuerzas se unirán a las de Rabban, poniendo fin a la neutralidad mantenida hasta ahora.
Pero, tras la serie de definitivas victorias en el campo de batalla, todo indica que las tropas de Talibán ignorarán la advertencia de Dostum. (FIN/IPS/tra-en/dh/fn/lp/ip/96