VENEZUELA: Sacerdotes e iglesias, nuevas víctimas del hampa

El hampa en Venezuela mostró su rostro profano y hasta sacrílego con siete asaltos a sacerdotes y templos católicos, en las últimas cuatro semanas en esta capital.

La policía registra al año unos 200.000 delitos contra la propiedad y las personas, incluídos cerca de 5.000 homicidios, en este país de 22 millones de habitantes y de los cuales 80 por ciento son católicos, atendidos por unos 2.000 sacerdotes.

Los religiosos habían salido relativamente bien librados del auge de la delincuencia en los últimos años, pero en agosto y septiembre engrosaron a su pesar las estadísticas negras del delito, y aún las rojas, por las lesiones recibidas.

Tras asaltos a los templos en las parroquias periféricas de Coche y El Junquito, los delincuentes cayeron sobre la céntrica iglesia de La Candelaria, golpearon al joven párroco Franklin Berríos y robaron dinero de colectas, algunas prendas, un cáliz de oro, y cargaron hasta con las hostias consagradas.

En "23 de enero", viejo feudo de la izquierda en el populoso oeste capitalino y donde el párroco suele ser un aliado en luchas de la comunidad, unos hampones abrieron un boquete en el templo para robar un cáliz y otras piezas de valor.

La policía capturó y responsabilizó a un carpintero de la zona, acusándolo de emplear a unos niños de ocho años para que, una vez abierto el boquete, entrasen a robar en el lugar.

Luego, el sacerdote belga Armando Janssen, director de una organización no-gubernamental de desarrollo social, fue atacado en su residencia en el norte de la capital. Los asaltantes lo golpearon y amordazaron mientas desvalijaban la vivienda.

El templo de la parroquia San Pedro, en el centro-sur, sufrió hace tres semanas el robo de un equipo de sonido por ladrones que forzaron una ventana, y el viernes tres jóvenes armados golpearon y robaron al párroco y la iglesia.

El cura, Héctor Peña, de 71 años, fue sorprendido por los individuos, que le golpearon en la nuca con la culata de sus revólveres y le obligaron a abrir la caja fuerte de la casa parroquial. De allí tomaron unos 1.000 dólares y prendas.

También se llevaron el revólver que monseñor Peña guardaba desde que fue capellán militar. El más violento de los asaltantes cortó los intentos de diálogo "porque ya yo voy para el infierno", relató el sacerdote a policías y periodistas.

El robo de templos y la agresión a sacerdotes se destaca como muestra de un hampa muy agresiva, porque la Iglesia Católica es la institución con mayor credibilidad y prestigio en Venezuela, según todas las encuestas sobre el tema desde fines de la década pasada.

Además, la Iglesia, sus prelados y las organizaciones que orientan son reconocidas como líderes en la atención a los sectores más pobres, al punto que el presidente Rafael Caldera les encargó la vigilancia de los programas sociales que tratan de compensar la dureza de sus medidas económicas.

El secretario de la Conferencia Episcopal, Hernán Sánchez, pidió al gobierno "mayor protección policial para las instalaciones de la Iglesia, sus sacerdotes y fieles".

La alarma de los religiosos tuvo eco hasta en los humoristas, uno de los cuales, Igor Delgado, escribió en El Nacional de Caracas: "El hampa tine cura". (FIN/IPS/hm/ff/pr/96

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