TURQUIA: Conciencias entre rejas

La Corte de Seguridad del Estado de Turquía condenó en la primera mitad de 1996 a 150 editores, escritores, artistas y académicos a un total de 140 años de cárcel, por "delitos de conciencia".

Ayse Nur Zarakolu parecía tranquila mientras llenaba una bolsa de plástico con libros, cuadernos, medicinas y una caja de sacarina. No era el preludio de una excursión. Esta editora turca se dirigía a la cárcel de Bayrampasa, donde cumpliría una sentencia de 113 días.

No se trataba de su primera temporada en la cárcel y, seguramente, tampoco la última. Sin temor de poner a prueba los límites de la libertad de expresión, Zarakolu tiene otros 16 juicios pendientes contra ella.

Su último período en prisión, que comenzó la semana pasada, se debió a la publicación del libro "Brakuji" (Guerra entre hermanos), del periodista Faysal Dagli, que se refiere al conflicto entre facciones kurdas en el norte de Iraq.

La Corte de Seguridad del Estado de Estambul halló a Zarakolu culpable de "propaganda separatista" debido a la inclusión en el libro de una entrevista a un dirigente guerrillero del Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK).

"Parece que continuaré con estos períodos de 113 días por un largo tiempo", comentó irónicamente Zarakolu a IPS.

Las autoridades están inquietas a causa de la creciente reputación internacional de Zarakolu, de 50 años.

En la lista de "mujeres más respetadas del mundo" de la revista alemana Bunte, ella tiene un lugar junto a la disidente birmana y premio Nobel de la Paz Aung San Soon Kyi, la primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, y las actrices estadounidenses Jodie Foster y Susan Sarandon.

La ex primera ministra y actual ministra de Relaciones Exteriores, Tansu Ciller, reaccionó con malestar ante esa lista, según distintas fuentes. Ciller es considerada la ciudadana turca más conocida en el extranjero. Por eso, la prensa del país tuvo dificultades para divulgar la información de Bunte.

Las rejas de la prisión son una puerta de vaivén para Zarakolu. Hace muy poco fue liberada después de ser conducida a la cárcel en 1995 por la publicación de un libro del sociólogo Ismail Besikci, quien, por su parte, está preso desde 1991.

"¿A quién se supone que se debe entrevistar para un libro sobre los kurdos? ¿Al comandante del ejército de Túnez?", se preguntó Zarakolu.

"Si la entrevista a un protagonista de un conflicto actual es considerado propaganda, ¿cómo se puede ejercer el periodismo? En un estado de legitimidad, estas acusaciones serían inmediatamente levantadas", agregó la editora.

Escritores y editores se encuentran cada vez bajo mayor presión en Turquía. Acusados con frecuencia de delitos de conciencia, el número de profesionales del ramo condenados se elevó de 100 en 1994 a 121 en 1995, y en la primera mitad de 1996, a 150.

Los fiscales reclamaron en 1994 un total de 1.081 años de prisión y 160.000 dólares de multa para los "criminales de pensamiento". Las sentencias decididas por los jueces sumaron 533 años de cárcel y un millón de dólares de multa.

En 1995, la Corte de Seguridad del Estado condenó a los "criminales" de conciencia a 172 años de prisión y les impuso multas de tres millones de dólares. En la primera mitad de 1996, escritores y editores turcos fueron condenados a un total de 140 años entre rejas.

Entre los presos de conciencia se cuentan los diputados pro- kurdos Leyla Zana y Hatip Dicle, el sociólogo Besikci, el periodista Isik Yurtcu, los integrantes de los grupos de música de protesta Grup Yorum y Grup Kutupyildizi y el editor Unsal Ozturk.

Besikci, de 53 años, ha pasado 14 años en prisión, en distintos momentos, por sus opiniones ante el separatismo kurdo. Fue encarcelado por última vez a partir de 1991. Hay otras 104 causas contra él pendientes de juicio en la Corte de Seguridad del Estado.

Ya ha sido condenado a 100 años de cárcel y multado en millones de dólares. Dado que se niega a pagar las multas, su condena a reclusión crece. Unsal Ozturk, otro editor de Besikci, también fue llevado a prisión en Ankara.

"La legislación turca castiga con dureza los 'delitos de conciencia', pero es relativamente tolerante frente a los delitos comunes. Ningún jefe mafioso ha sido sentenciado jamás a 100 años" de reclusión, advirtió el abogado Osman Ergin.

Zarakolu, que comenzó a publicar las obras de Besikci en 1990, se desempeña en la industria editorial desde su graduación en 1977 en la facultad de Sociología de la Universidad de Estambul, cuando junto a su esposo, Ragip, creó su propia empresa, Belge Yayinlari.

Belge Yayinlari "sigue el camino de los derechos humanos y la libertad de pensamiento y desafía los tabúes", declaró a IPS Zarakolu, que fue encarcelada por primera vez en 1982, por publicar el libro "Nuevo hechos de la vieja izquierda", de Mete Tuncay.

Besikci "fue condenado al público olvido por los principales editores en la década pasada, y alguien debía enfrentar esa conspiración de silencio", dijo Zarakolu, que también fue llevada a juicio por difundir en Turquía obras de los académicos de origen armenio Yves Ternon y Dadrion.

Ternon y Dadrion se concentraron en la divulgación de una cuestión polémica en Turquía: la masacre de armenios perpetrada por los turcos en la segunda década de este siglo. Zarakolu fue sólo multada por esos dos casos.

Miembro durante varios años de la Asociación de Derechos Humanos, Zarakolu ha sido también perseguida judicialmente por su actividad en esa área.

Distinguida por la organzación internacional Human Rights Watch, de Washington, también recibió el Premio a la Libertad de Expresión de la Unión de Editores de Turquía.

"Los jueces del tribunal de Seguridad del Estado manejan una inaceptable interpretación de la ley", afirmó el esposo de la editora, Ragip Zarakolu.

"Según la legislación, los directores, columnistas y reporteros de prensa son responsables de los artículos que difunden, pero no hay cláusulas expresas para la publicación de libros", señaló Ragip Zarakolu a IPS.

"En el caso de Ayse (Zarakolu), por primera vez en la historia judicial del país, se equiparó un libro a una revista. Los jueces dictaminaron que el propietario de una casa editorial es un director y que la ley se aplica igualmente a la relación entre editores y escritores", agregó.

La Unión Mundial de Editores ha protestado ante el gobiernode Turquía por el encarcelamiento de Zarakolu. (FIN/IPS/tra- en/nm/fn/mj-ff/hd/96

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