TAILANDIA: Primer ministro renunciará por censura parlamentaria

El primer ministro de Tailandia, Banharn Silpa-Archa, abandonó hoy una encrespada lucha por el poder y anunció su inminente renuncia, apenas minutos después de que su gobierno sufrió una moción de censura parlamentaria.

Banharn, de 64 años, dijo que renunciará dentro de la próxima semana, pues tres partidos de los seis que componen su coalición de gobierno declararon que no lo respaldarían más.

Quien cuenta con más posibilidades de sucederlo es el ministro de Defensa, general Chavaolit Yongchaiyudh, quien le había quitado su respaldo esta semana.

La oposición no obtuvo los votos parlamentarios necesarios para derrocar a la actual coalición de gobierno, por lo cual la alianza seguirá en el poder, pero con un nuevo primer ministro.

Una implacable campaña opositora provocó la caída de Banharn. El gobernante fue acusado de mal manejo económico, humillado por acusaciones falsificación de su título universitario en Derecho y fustigado por no ser, en realidad, tailandés, pues, según sus críticos, nació en China.

Incluso su propia hija, que integra el parlamento, se unió a las críticas, mientras Banharn peleaba con uñas y dientes por su supervivencia política.

Una bien aceitada oposición atacó duramente al gobernante durante el debate parlamentario que comenzó este miércoles y quebró la unidad de la coalición, que dispondía de 209 legisladores de los 321 que componen la Cámara de Representantes.

El Partido de la Nueva Aspiración, que lidera Chavaolit, y el más pequeño partido Nam Thai, conducido por el canciller Amunay Virivan, fueron los primeros que se apartaron de Banharn a medida que los opositores fustigaban al gobierno.

La postura de la oposición fue contundente. La economía de Tailandia, que disfrutó una de las mayores tasas de crecimiento anual entre los "tigres" del sudeste de Asia, se está enlenteciendo.

El mercado de valores sufre bajas hace tres años, la corrupción entre funcionarios del gobierno es evidente y los proyectos de infraestructura considerados clave se han retrasado.

Lo peor es que entre la ciudadanía tailandesa reina cada vez más la sensación de que la democracia tan duramente conquistada no está dando los frutos esperados. Muchos tailandeses afirman que un autócrata benevolente quizá sea un líder más limpio y eficiente.

La moción de censura parlamentaria mantuvo a millones de tailandeses pegados a sus asientos con los aparatos de televisión al frente, mientras las emisoras de radio de la televisión difundían furiosas acusaciones de corrupción, fraude y mala administración.

Banharn negó haber falsificado su certificado de nacimiento y de educación para ingresar al parlamento. La oposición, mientras tanto, afirmaba que había nacido en el pueblo natal de su padre, en China, antes de que su familia emigrara a Tailandia.

"Mi padre murió hace 40 años. Espero que pueda descansar en paz. El no eligió su lugar de nacimiento, pero sí eligió la tierra donde quiso morir", dijo Banharn desde su escaño.

Al mismo tiempo, se acusó al partido Chart Thai que lidera el primer ministro de haber recibido supuestamente contribuciones de millones de dólares del quebrado Banco de Comercio de Bangkok (BBC).

El ex canciller y actual líder opositor Surin Pitsuwan aseguró que Banharn plagió su tesis universitaria. "Muchos fragmentos, muchas páginas, muchos capítulos están copiados y extractados de los trabajos de otras personas", dijo.

Muchos observadores políticos afirmaron que la censura hirió de muerte la carrera política del primer ministro, pero consideron que la caída de Banharn no garantiza que los reformistas ganarán el poder.

"El pueblo tailandés percibe que este debate es una oportunidad para poner a prueba la democracia y ver si un mal gobierno puede caer sin intervención militar", dijo el subeditor del periódico The Nation, Tulsthuit Taptim.

Los militares tailandeses captaron, aparentemente, este sentimiento y permanecieron al margen. El levantamiento popular derrocó al pasado régimen castrense en 1992.

El ex primer ministro Chuan Leekpai dijo que el resultado del debate es, de algún modo, secundario, pues lo principal es que se respeten los procedimientos constitucionales. "La vía correcta es más importante que cualquier posible resultado", afirmó. (FIN/IPS/tra-en/rc/kd/mk/mj/ap ip/96

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