(IPS) Un nuevo estudio del Banco Asiático de Desarrollo (AsDB) afirma que la llamada "cláusula social" sobre las normas laborales en la Organización Mundial de Comercio (OMC) sería contraproducente e innecesaria.
Los gobiernos asiáticos contrarios a la iniciativa occidental se favorecen del resultado del estudio, realizado por Arvind Panagariya, de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, según el cual la cláusula social crearía "dificultades".
Países en desarrollo del sur y el sudeste de Asia afirman que los planes de países industrializados por ampliar el alcance de las normas de comercio para incluir regulaciones laborales, en especial sobre trabajo infantil y forzado y sindicalización, encubren una política de proteccionismo comercial.
Los países en desarrollo alegan que no pretenden privar a las naciones en desarrollo de buenas posibilidades provenientes de la fuerza de trabajo barata, pero debe haber un nivel mínimo de normas sociales decentes.
Las normas laborales se encuentran entre los temas "no comerciales" polémicos, al igual que el medio ambiente, la corrupción y las reglas sobre la inversión multilateral que otorgan "tratamiento nacional" a inversores extranjeros, los cuales, según algunos países en desarrollo, deben ser incluidos en las disposiciones de la OMC.
Pero más allá de los motivos tras estas posiciones, Panagariya afirma que la idea de añadir una cláusula social a la OMC, cuando los ministros de comercio de la organización se reúnan en diciembre en Singapur, tiene poca lógica.
Con normas laborales, los miembros de la OMC podrían imponer sanciones comerciales a naciones con leyes laborales poco estrictas, como aquellos que utilizan el trabajo infantil en la producción de alfombras y pelotas de fútbol.
Aunque los países en desarrollo prohíben el trabajo servil y la exposición a condiciones laborales riesgosas, dicen carecer de recursos para su cumplimiento y sostienen que las sanciones no detendrán el trabajo infantil.
Panagariya reafirma este paso alegando que la abolición inmediata del trabajo infantil por temor a las sanciones "dejará a los niños sin un lugar a dónde ir".
Se estima que los niños que trabajan en la industria de las alfombras del sur de Asia, a menudo centro de debates sobre el trabajo infantil, son 500.000 en Pakistán, 300.000 en India y 200.000 en Nepal.
Panagariya sostiene que el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), concluído en 1994, ya tiene espacio para los países que creen que sus industrias están siendo afectadas por los costos baratos del trabajo infantil.
"Si un país afirma que alguna de sus industrias es dañada debido al trabajo infantil en la industria correspondiente de otro país, puede iniciar acciones contra este dentro del acuerdo del GATT. No se requiere una cláusula social adicional".
El experto está de acuerdo con los países en desarrollo en que la institución apropiada para promover normas laborales no es un cuerpo comercial como la OMC, sino la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Tras la experiencia, Bangladesh cambió de táctica y ahora trabaja con la industria de la vestimenta, la OIT y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para eliminar el trabajo infantil y asegurar que los niños no sean despedidos sin rehabilitación.
Panangariya recordó el intento unilateral de eliminación del trabajo infantil realizado por Bangladesh, el cual tuvo como resultado que muchas niñas y niños despedidos de los talleres de confección de vestimenta se convirtieran en prostitutas o soldadores.
La respuesta de India consistió en el lanzamiento, dos años atrás, de un esquema de inspecciones a cargo de la Fundación Rugmark, el cual coloca un distintivo en las alfombras para exportación indicando que no fueron fabricadas con trabajo infantil. Pero el programa ha sido criticado por no rehabilitar a los niños.
Panangariya advierte que esta situación crearía un mercado más barato para quienes quieran comprar alfombras hechas por niños y un más alto precio para aquellos que no lo quieran. "Por lo tanto, las condiciones empeorarían, reduciendo los salarios de los niños".
Pakistán fue seguido de cerca por el trabajo infantil, y autoridades estadounidenses afirman que la práctica persiste en el país. El gobierno ha aprobado leyes prohibiéndolo, reforzado las inspecciones y logrado que los exportadores contribuyan a la instalación de centros de bienestar para niñas y niños.
La cláusula social es imperfecta porque "sólo propone la inclusión de normas inexistentes en el mundo en desarrollo", indicó el experto.
Las normas laborales difieren en el mundo industrializado, y las de la Unión Europea (UE) son más amplias que las de Estados Unidos. Mientras los trabajadores norteamericanos tienen derecho a organizarse, sólo 12 por ciento de su fuerza de trabajo está sindicalizada.
Los países en desarrollo se han ocupado de oponerse a la "cláusula social", mientras Estados Unidos y UE intentaron incorporarla al acuerdo del GATT firmado en Marruecos en 1994. (FIN/IPS/tra-en/js/cpg/lp/lb-ip/96