Cuatro años después de su captura, el rendido líder guerrillero peruano Abimael Guzmán se ha convertido casi en parte del pasado, es personaje de una novela y una telenovela a punto de estrenarse, pero su organización revolucionaria, "Sendero Luminoso", parece renacer bajo otro líder.
Oscar "Feliciano" Ramírez, ex subjefe militar de Sendero Luminoso, ganó la batalla politica interna en su partido, reunió a los sectores que no aceptan la rendición de Guzmán, recompuso una dirección nacional y está abriendo frentes subversivos en la selva central peruana.
El 12 de setiembre de 1992, la noticia sacudió eléctricamente al país: la captura, casi de casualidad, del hombre más buscado de Perú, fundador, ideólogo y líder máximo del partido armado que inició en 1980 una guerra civil que costó 29.000 muertos y desaparecidos.
Cuando Guzmán fue apresado, Sendero Luminoso desestabilizaba la autoridad del gobierno en más de un tercio del territorio del país y había trasladado la mayoría de sus cuadros guerrilleros a Lima, que debía ser el escenario de la batalla final.
Los analistas estiman que Guzman se apresuró en sus cálculos, que no debió abandonar la sierra o la selva, en donde podía contar con dispositivos guerrilleros de seguridad, y que su captura sumió a su partido en una casi definitiva derrota.
Después de su detención fueron capturados, en cadena, casi todos los miembros de la dirección nacional de Sendero Luminoso y cayó la noche sobre una organización insurgente que parecía en condiciones de obtener una relativamente pronta victoria.
La novela "The Dancer Upstairs"', del escritor británico Nicholas Shakespeare, aún no traducida al castellano, habla de la captura de Guzmán. Su título se refiere a su detención en el segundo piso de una academia de ballet en Lima, dirigida por Maritza Garrido, una joven bailarina de clase alta.
La miniserie "La captura del siglo", próxima a estrenarse en el Canal 4 de Lima, tiene como personajes centrales, además de Guzmán y la bailarina de ballet, a Ketin Vidal, el policía que dirigía el pequeño equipo de inteligencia que descubrió el refugio clandestino del llamado "enemigo público numero uno'.
Podría considerarse que Abimael Guzmán carece ya de vigencia política, en vista del evidente desacato de un sector de su partido a su decisión de dejar las armas, y porque quienes siguen leales no parecen tener otra meta o programa que la supervivencia de la organización en el más discreto perfil posible.
Pero los disidentes que siguen a "Feliciano" y desacatan la orden de cesar la guerra, no admiten la muerte politica de su ex jefe, afirman que siguen acatando su línea y estrategia y consideran que su llamado "pensamiento guía" los conducirá de todos modos a la victoria final.
"Reconozco su letra, pero no está su pensamiento" comentó en 1994 Maruja Arango, conocida como "Estrella", actual jefa del comando político senderista en Lima.
La identidad de Arango fue descubierta por la policía cuando instaba a un grupo de familiares de senderistas presos para que la ayudasen a convencerlos de abandonar la línea de tregua planteada por Guzmán.
Según Carlos Reyna, investigador de Desco, la ONG más importante de Perú, "Feliciano" realizó en febrero de 1994 un semi congreso partidario con representantes de las células que no aceptaban la rendición, fue reconocido como líder e inició la recomposición del partido maoista.
"Elaboraron una nueva estrategia, que consiste en el retorno a la selva central, zona desestabilizada por el narcotráfico y la rebeldía de los colonos a dejar de sembrar coca, desde donde salen activistas a otros puntos para ejecutar atentados destinados a recuperar presencia e imagen", comenta.
Otro analista, el ex diputado izquierdista Carlos Tapia, uno de los "senderólogos" civiles más reputado, estima que "Feliciano" tiene organizados alrededor de 400 militantes en el llamado "Sendero Rojo",("antes, Sendero tenía 4.000 militantes armados", señala).
"Sendero Rojo" ha realizado más de un atentado por día entre enero y junio de este año, según el Instituto de Defensa Legal, organización no gubernamental que trabaja en el tema de los derechos humanos.
"Su discurso ha cambiado, y aunque ha realizado algunos sangrientos ajustes de cuentas y varios asesinatos de dirigentes populares en barriadas, amenaza menos a la población y sus atentados no son indiscriminados como antes, sino contra blancos militares o policiales", afirma Tapia. (FIN/IPS/al/jc/ip/96