La economía de Pakistán, con los precios de los productos esenciales y los combustibles en disparada, y 19 devaluaciones de la moneda en el curso de este año, ambienta pronósticos alarmistas y la especulación de que pueda ser inevitable la adopción de severas medidas de control.
El valor de la rupia, el signo monetario nacional, volvió a caer la semana pasada por tercera vez en los últimos dos meses, cuando el Banco del Estado de Pakistán anunció una nueva tasa de cambio, que quedó fijada en 36,07 rupias por un dólar (una rupia de aumento).
La tasa de cambio era de 31,01 rupias por dólar en junio de 1995, pero después de la última devaluación, el 10 de este mes, un corredor de cambios dijo en Lahore que "puede caer aún más".
En una reunión de prensa celebrada en Karachi, el mayor centro empresarial del país, el gobernador del banco central, Mohammad Yaqub, dijo que "nuestra moneda no es el dólar pero está ligada al dólar, y por lo tanto tuvimos que hacer esa devaluación".
La primer ministro, Benazir Bhutto, descartó cualquier posibilidad de tener que adoptar un programa de emergencia y sostuvo que la situación está perfectamente controlada.
Bhutto dijo a la prensa la semana pasada que las frecuentes devaluaciones se deben a que ahora la rupia tiene una cotización "flexible" y que a largo plazo se verán los beneficios del sistema.
"El Banco del Estado de Pakistán es la institución financiera más fuerte después la Reserva Federal de Estados Unidos, que también ajusta las tasas de cambio de tanto en tanto", declaró Bhutto.
La oposición afirmó que la frecuente devaluación de la rupia hace estragos en la cuenta de importaciones, pero el gobierno insistió en que esta nueva depreciación beneficiará a las exportaciones.
El ministro de Finanzas, Makhdoom Shahabuddin, argumentó en el Parlamento que la devaluación estimulará las exportaciones y las remesas de divisas extranjeras, reducirá las importaciones y mejorará la balanza comercial.
La opinión del ministro fue rechazada por el presidente de la Federación de Cámaras de Comercio e Industria, Ilyas Ahmed Bilur, quien dijo que "no fue más que una expresión de deseos" y que la medida "volverá a aumentar la carga de la deuda externa".
También se opuso a ella el presidente de la Asociación de Hilanderías, Jahangir Elahi, quien afirmó que subirán los precios y se elevarán los costos de producción y la inflación.
Las importantes casas cambiarias Janani y Kaalia International juzgaron que la devaluación responde al deseo de seguir las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que éste pueda liberar un préstamo de 85 millones de dólares a Pakistán.
"El gobierno quiere demostrar al FMI que ha hecho méritos para obtener el préstamo", señaló un profesional cambiario.
El sábado partió hacia Washington una delegación del gobierno para mantener conversaciones con el FMI, a fin de conseguir que el Fondo conceda a Pakistán el tipo de préstamos "stand-by", destinados a cubrir dificultades temporarias de balanza de pagos y a estabilizar la tasa de cambio.
La última devaluación dio una nueva oportunidad a la oposición para combatir al gobierno, al que acusa de haber descontrolado la economía. Los partidos opositores vienen reclamando la dimisión de Bhutto.
Sartaj Aziz, secretario general de la Liga Musulmana de Pakistán (principal partido de la oposición) y ministro de Finanzas del gobierno anterior, opinó que el país podría caer en cesación de pagos.
Ante un grupo de periodistas económicos, Aziz dijo que ni siquiera un programa financiero de emergencia lograría mejorar la salud económica del país, "a menos que se encuentren recursos dentro del propio sistema".
El crecimiento del sector industrial se vino abajo en los últimos tres años, no alcanzando la meta de seis por ciento de incremento anual.
Ha trascendido que el gobierno prepara un aumento de tarifas energéticas en todo el país, cuya cuantía podrá variar enter 15 y 23 por ciento. (FIN/IPS/tra-en/am/an/arl/ip-if/96
