El presidente de Colombia, Ernesto Samper, acosado por acusaciones que lo vinculan con el tráfico de drogas, tomó la ofensiva hoy en la Asamblea General de la ONU, al proponer un plan mundial de lucha contra ese comercio ilegal.
"En Colombia estamos comprometidos en un combate mortal contra el tráfico de drogas", dijo Samper este lunes al tomar la palabra en la ONU (Organización de las Naciones Unidas), durante el período anual de sesiones de la Asamblea General, abierto la semana pasada.
"Están amenazados nuestros valores, nuestro gobierno democrático y nuestra seguridad nacional", afirmó el mandatario colombiano, y agregó que el mundo debería acudir en apoyo de Colombia, colaborando en un plan mundial de lucha contra la droga.
Samper pidió a todas las naciones del mundo que participen en un esfuerzo que lleve a erradicar los cultivos ilegales de droga, ofreciendo alternativas económicas a esas plantaciones, y además solicitó la aplicación de controles más estrictos al sistema bancario.
El Presidente propuso que el proceso comience en el plazo de tres meses con la formación de un grupo de expertos que diseñe un plan de acción y un calendario para el lanzamiento de una guerra internacional contra las drogas.
"Colombia quiere ser parte de la solución", declaró Samper ante la Asamblea, integrada por los 185 países miembros. "No queremos que el mundo nos condene".
Detrás de las palabras de Samper podría entreverse una actitud más defensiva que ofensiva, no solamente inducida por la reputación de Colombia como gran proveedor del comercio mundial de cocaína sino también por su propia situación personal, a raíz de los cargos que lo vinculan con los cárteles colombianos.
La visita del presidente colombiano a la ONU se vio ensombrecida por las acusaciones que este año debió enfrentar, por parte de sus ex asesores electorales, según los cuales Samper sabía que el cártel de Cali había entregado dinero para su campaña de 1994 que lo llevó a la Presidencia de Colombia.
En gran parte debido a esas acusaciones que Samper ha negado en todo momento, Estados Unidos le retiró la visa para ingresar a su territorio, una situación que por algunos días pareció que iba a impedir que el jefe de Estado de Colombia pronunciara su discurso en la sede neoyorquina de la ONU.
Sin embargo, el Movimiento de Países No Alineados, que Colombia preside este año, logró que le fuera otorgada una visa de excepción para dirigirse a la Asamblea General, un privilegio que tradicionalmente es concedido a los altos mandatarios que visitan la sede de la ONU.
El espectro de la droga continuó proyectándose sobre la visita de Samper incluso el pasado fin de semana, cuando los servicios colombianos descubrieron varios kilogramos de heroína abordo del avión que estaba listo para trasladar al Presidente a Nueva York.
Una pista anónima permitió a la policía retirar la droga del avión antes del vuelo.
En defensa de su argumento de que la acusación de haber aceptado fondos de los cárteles de la droga era parte de un complot contra él y el Estado, Samper dijo a la Asamblea: "No hace más de 48 horas, fui víctima de otro atentado. Fue colocada heroína en mi propio avión, con la intención de desprestigiar al gobierno colombiano".
Otros gobernantes latinoamericanos que hablaron este lunes en la Asamblea, sin embargo, apenas mencionaron el tráfico de drogas.
Luiz Felipe Lampreia, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, hizo una mención del tema al pasar, entre el conjunto de problemas que la ONU enfrenta actualmente, pero prefirió centrarse en los desafíos de la economía mundial.
Lampreia se mostró interesado en hablar el Mercado Común del Sur (Mercosur), la unión aduanera puesta en marcha por cuatro países sudamericanos (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). El ministro elogió el acuerdo de asociación que Chile firmó este año con el bloque, al que puede seguir Bolivia en breve plazo.
También el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Guido di Tella, se refirió al crecimiento del Mercosur, pero advirtió que antes de la incorporación de Bolivia, el grupo debe desarrollar sus instituciones. "Argentina entiende esto como una condición para el ingreso de un nuevo miembro de pleno derecho".
La primera sesión plenaria del 51 período ordinario de sesiones de la Asamblea fue calma en general, reflejando una preocupación por los problemas internos que enfrenta la ONU, cuya tesorería es acreedora de los Estados miembros en unos 2.800 millones de dólares para gastos normales y extraordinarios.
"Debemos librar a la ONU de su actual imagen de organismo moroso y letárgico, incapaz de enfrentarse con los desafíos de nuestro tiempo", advirtió Lampreia. (FIN/IPS/tra-en/fah/arl/ip/96