La Asamblea General de la ONU pretende romper su tradicional pasividad en la elección del secretario general del cuerpo mundial cuando se decida la sucesión de Boutros Boutros-Ghali en noviembre.
"La Asamblea General no será un sello de goma. Si estamos en desacuerdo con la selección que haga el Consejo de Seguridad, la rechazaremos", dijo el nuevo presidente de la Asamblea General y embajador de Malasia ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Razali Ismail.
Razali, cuyo país se opone a la reelección de Boutros-Ghali, anunció este jueves que el órgano que preside no se limitará a avalar la candidatura que resuelva el Consejo de Seguridad.
La Asamblea General es el ámbito donde están verdaderamente representados los 185 estados miembros del sistema de Naciones Unidas y debería ejercer un papel más activo en la elección del secretario general, afirmó el diplomático.
Razali sostuvo que el rechazo de su país a otros cinco años bajo el mando del egipcio Boutros-Ghali no ha cambiado. Pero "puedo asegurar claramente que mi posición no debilitará mi capacidad para jugar en la Asamblea un papel constructivo en la elección del secretario general", sostuvo.
Según la tradición de la ONU, el Consejo de Seguridad, elige en secreto un candidato a secretario general y luego lo recomienda a la Asamblea General, que lo aprueba.
Pero cada uno de las cinco potencias con categoría de miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) pueden vetar una candidatura y evitar así que la Asamblea General la considere.
La Asamblea tiene derecho a rechazar la nominación y proponer su propio candidato, pero en raras ocasiones ha ejercido ese derecho.
El período quinquenal de Boutros-Ghali concluye en diciembre, y el propio diplomático anunció que competirá para seguir al frente de la Secretaría General otros cinco años.
Estados Unidos ha declarado públicamente que vetará su candidatura porque, según el gobierno de Bill Clinton, el diplomático egipcio ha fracasado en su tarea de mejorar la situación financiera de la organización.
La portavoz de la ONU Sylvana Foa recordó que en unas pocas oportunidades los miembros del Consejo de Seguridad tuvieron discrepancias en torno a un candidato.
"En una ocasión, cuando la elección de Javier Pérez de Cuéllar, la adopción de un compromiso insumió seis semanas y 16 votaciones", dijo Foa. El diplomático de Perú estuvo a cargo de la Secretaría General durante dos períodos.
En 1950, la reelección del secretario general Trygve Lie, de Noruega, fue vetada por la Unión Soviética.
"En determinado momento, de acuerdo con informes de tercera mano, pues estas cosas siempre son muy secretas, se decidió, simplemente, derivar el problema a la Asamblea. El Consejo dijo que estaba en un callejón sin salida, y la Asamblea decidió", explicó Foa.
"Para Lie fue casi imposible realizar una gestión efectiva, y renunció a los tres años", dijo.
La Carta de las Naciones Unidas es "vaga" respecto de la elección del secretario general. "Apenas dice que la Asamblea General elegirá al secretario general con recomendación del Consejo", manifestó Foa.
Un estudio patrocinado por las fundaciones Ford y Dag Hammarskjold acusó a las dos principales potencias mundiales de manipular la elección del secretario general.
"Muchos gobiernos, entre ellos algunos de los más poderosos, no quieren un líder fuerte e independiente como secretario general", según el análisis efectuado por los expertos Brian Urquhart y Erskine Childers, antiguos altos funcionarios de la ONU.
Para los autores del informe, la elección del secretario general es procesada por una especie de "red de ex alumnos".
Urquhart y Erskine acusaron a las grandes potencias de favorecer un proceso que apenas procura encontrar "un candidato razonablemente aceptable que pueda superar cinco posibles vetos".
El estudio exhorta a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad a renunciar a su derecho a veto en lo que refiere a la designación del secretario general.
Esto se equilibraría con el abandono de la tradición de que ningún ciudadano de esos cinco países pueda ser candidato al cargo, agregaron los autores.
El estudio reclamó a los gobiernos que elijan al secretario general de forma "más creativa, más sistemática y más democrática", así como la limitación del tiempo en el cargo a un único período de siete años, para que el jerarca esté libre de las tensiones y presiones relativas a su reelección.
Urquhart y Childers propusieron un llamado público a nominaciones, con una lista de entre cinco y diez nombres que publicaría el Consejo de Seguridad.
Treinta días después, tiempo que permitiría comentarios o sugerencias adicionales de gobiernos, parlamentarios, grupos cívicos y medios de comunicación, el Consejo de Seguridad reasumiría el proceso de selección.
Los candidatos de la lista serían entrevistados por el Consejo de Seguridad antes de enviar un nombre a la Asamblea General, según los ex funcionarios de la ONU. (FIN/IPS/tra- en/td/yjc/mj/ip/96