MSG006G/01E (Artes y Espectáculos) CUBA: Perugorría busca dónde hacer el amor

Jorge Perugorría, el Diego de la película cubana "Fresa y chocolate", recorre desesperado las calles de la capital de Cuba en busca de un espacio donde hacer el amor.

La disyuntiva no es fácil de solucionar en una ciudad donde es casi imposible conocer a alguien que viva en solitario y preste su apartamento y, mucho menos, alquilar una habitación por una o dos horas para amarse.

Para el actor cualquier lugar es bueno: desde puentes hasta ascensores, pero todo se complica pues su pareja está vigilada por un padre violento, un tío con ambiciones de poder y un abuelo paralítico que se entretiene en hojear revistas pornográficas.

Jorge Perugorría es Ernesto y Estela será Silvia Aguila, una joven actriz que compartirá la gran agonía de los enamorados en "Amor vertical", la segunda película del director cubano Arturo Soto.

Egresado de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de Los Baños, a unos 20 kilómetros del centro de La Habana, Soto coleccionó elogios y críticas durante el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, en 1995, con su ópera prima "Pon tu pensamiento en mí".

" 'Amor Vertical' es una comedia sensual y muy diferente a mi primer largometraje y cuenta una historia que pudo haber ocurrido en cualquier momento de los últimos 30 años", dijo el director de cine a la prensa.

La nueva película será una coproducción, estimada en 1,5 millones de dólares, del Instituto Cubano de Artes e Industrias (ICAIC) y de la distribuidora francesa Pandora, que contó con la participación de Perugorría en el reparto como "carta de triunfo" para la inversión.

Cuba ha realizado coproducciones con España, Francia, Alemania y México, una vía considerada, junto a la contratación de artistas y técnicos por firmas extranjeras, como indispensable s la sobrevivencia del cine nacional, que con la crisis económica tuvo que renunciar al subsidio estatal.

Desde su aparición en el papel del homosexual de "Fresa y Chocolate", el penúltimo filme del dúo Tomás Gutiérrez Alea (Titón) y Juan Carlos Tabío, Perugorría ha seguido una carrera vertiginosa con ocho películas en tres años.

El actor apareció en tres películas españolas, una italiana, una colombiana, dos cubanas y la primera semana de este mes terminó las escenas de un largometraje argentino filmado en La Habana. De inmediato, comenzó el rodaje de la nueva historia.

"Pichi", como se le conoce en La Habana, ha hecho "de todo" en estos años, en cualquier tipo de película, con un tiempo casi ínfimo para preparar sus personajes. En breve plazo espera viajar a Venezuela para filmar una nueva versión de "Doña Bárbara", la novela de Rómulo Gallegos.

"Es un actor extraordinario", dijo la actriz argentina Susú Pecoraro, que acaba de filmar con Perugorría uno de los cuatro cuentos de "Buenos Aires-La Habana", del director argentino Diego Musiak.

Musiak, conocido en la isla por su ópera prima "Fotos del alma", acaba de filmar todas las escenas de su nueva película en las calles, playas y otros escenarios naturales de Cuba con la participación de actores de ambos países.

Tras varios intentos frustrados de trabajar con el director cubano Humberto Solás, Pecoraro encarna a una traductora argentina que viaja a Cuba en un momento muy difícil de su vida tras diez años de matrimonio y encuentra en el personaje de Perugorría un hombre al que amar.

Con un guión muy flexible, casi sin ensayos y sin conocerse, los artistas llegaron a la complicidad. "Desde que nos encontramos reconocí que podía trabajar con él. Tenemos los mismos códigos, nos comunicamos, lo siento como si fuera un viejo conocido de mis tiempos del teatro", dijo Pecoraro.

Mucho menos hablador que la mayoría de "las estrellas", al menos en público, "Pichi" tiene 31 años y sigue siendo el típico cubano de barrio. Se hixo conocer localmente por la serie televisiva "Shiralad", cuando ya había actuado profusamente en teatro con el director Carlos Díaz.

Cofundador del grupo El Público, un proyecto de teatro alternativo que sirgió a finales de los años 80, Perugorría llegó al cine casi de casualidad, cuando decidió optar por el personaje de David, el joven comunista de "Fresa y Chocolate".

"Los actores cubanos no aspiramos a trabajar con Coppola, Spielberg o Scorsesse. Aspiramos a trabajar con Titón, Solás o Juan Carlos Tabío", dijo Perugorría justo el día antes del estreno de la película que cambiaría su vida.

Para él es una suerte "no ser hijo de nadie". En su familia no hay artistas que lo encaminaran en la vida, en nunca quiso ser actor, soñaba con hacerse médico y terminó estudiando para técnico en edificaciones cuando, casi para divertirse, entró en un grupo de aficionados al teatro.

Aspirante a David, Perugorría fue aprobado para interpretar a Diego, un personaje que, creado por el escritor Senel Paz en su cuento "El lobo, el bosque y el hombre nuevo", quedará para siempre como una de las obras maestras de Titón, el más importante director de cine cubano que falleció de cáncer este año.

"Diego me enseñó a valorar la cubanía. Me enseñó que uno puede tener un amigo y pensar diferente y, sobre todo, a caminar La Habana y ver las cosas lindas sin pensar en qué voy a comer mañana. Me enseñó a amar mi ciudad", dijo.

Y es a esa ciudad a la que ahora vuelve Perugorría tras un buen tiempo de ausencia de la escena nacional y con la presión de la crítica y de su público, que espera de él nuevas pruebas de sus cualidades y un mayor rigor a la hora de escoger. (FIN/IPS/da/dg/cr/96) – – – –

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