Los residentes de Okinawa saben que su isla ocupa un lugar muy especial en el mapa geopolítico del mundo, quizás demasiado importante…
Situada a 1.000 kilómetros al sur de Tokio y a mitad de camino entre el archipiélago nipón y Taiwan, Okinawa es el puesto militar más estratégico de Estados Unidos porque desde la isla tiene bajo vigilancia a Taiwan, China y Corea.
Desde el fin de la Guerra del Pacífico (1941-1945), la isla se ha hecho conocer en Japón como una "antesala de guerra" o "depósito de armisticio".
Esto tiene su explicación, porque la mitad de los 47.000 militares estadounidenses en Japón, incluyendo una división completa de infantes de marina y una fuerza áerea regional, vive en Okinawa, que tambien es sede del 75 por ciento de las instalaciones militares de EE.UU.
Okinawa, que ocupa menos del uno por ciento del área territorial japonesa, a pesar de su importancia estratégica, es una de las prefecturas más pobres del país con un ingreso por habitante que es un 27 por ciento inferior al resto del país.
Aunque el arrendamiento de terrenos para las bases estadounidenses representa una entrada de dinero crucial para la prefectura, no es suficiente para justificar la continuada ocupación dela tierra, según los residentes.
Demás está decir que muchos isleños están hartos de ser el "perno de los planes de seguridad del Pentágono para Asia Oriental". Desean que las tropas estadounidenses se marchen, e intentarán dejarlo bien en claro en un referendum que deberán votar el domingo.
El malestar por al continuada presencia estadounidense en la isla se transformó en rabia constante despues que tres militares estadounidenses violaron a una niña de 12 años en septiembre último.
"Decidimos que no aguantamos más. Normalmente, somos muy pacientes pero 50 años de opresión estadounidense es mucho tiempo", declaró Toshiaki Yamaguchi, una residente en la zona meridional de Okinawa.
"Los soldados americanos actúan como si Japón todavía estuviera ocupada por el gobierno estadounidense", añadió un anciano.
"Desde 1945 he visto con mis propios ojos como los americanos se apoderaron de la isla, violaron a nuestras mujeres, maltrataron a nuestros hijos y saquearon nuestras casas. La tragedia de septiembre pasado revivió esos tristes recuerdos", agregó.
"Los residentes ya han padecido bastante por culpa de las bases aereas sobre la isla durante 50 años", apuntó Tokujitsu Miyagi, el alcalde de la ciudad de Kadena, donde el 83 por ciento de la tierra está ocupado por la mayor base aerea estadounidense en Japón.
"No podemos seguir tolerando esta situación", aseguró Tsuneyo Katsura, una ama de casa que criticó el lujoso estilo de vida de las tropas estadounidenses "que viven en espaciosos y confortables departamentos", y el abismo que las separa de los pobres residentes de Okinawa.
Los diarios locales han reflejado el sentimiento anti- estadounidense en vísperas del referendum del domingo, en que Okinawa deberá decir si está de acuerdo con la reducción y reubicación de las bases militares.
Los residentes, además, votarán sobre sobre el pedido de revisión del Acuerdo Estatutario de Fuerzas entre Tokio y Washington.
El referendum fue organizado por las autoridades locales despues que la Suprema Corte ordenó al gobernador Masahide Ota, en agosto pasado, que firmara los documentos para obligar a los residentes locales a arrendar sus tierras para uso militar.
"Los pobladores de Okinawa quedaron desilusionados pero no sorprendidos por la disposición oficial", señaló el diario local "Yomiuri Shinbun".
Ota, junto con otros 35 terratenientes, hasta ahora se negó a firmar los documentos sobre la renovación de los arrendamientos. El gobernador está presionando por una retirada total de las fuerzas estadounidenses antes del año 2015.
Un contrato ya expiró y otros están por concluir el año próximo. "La decisión de la Corte Suprema traiciona el estado de la democracia japonesa", dijo Ota despues de enterarse del dictamen del alto tribunal.
"Realmente soy contrario a esa disposición que no tiene en cuenta los reclamos de la gente de Okinawa y fue muy severa para toda la prefectura", comentó Shuden Teruya, titular de la Asociación de Terratenientes Antibélicos de Okinawa.
Describió el dictamen como "una desgracia de la democracia" y dijo que los isleños estaban particularmente coléricos porque tomó estado público cuando estaban realizando el Festival de Obon, una jornada de plegaria por los muertos, incluso los 200.000 caídos cuando EE.UU. invadió Okinawa en abril de 1945.
Más del 70 por ciento de las personas interrogadas por sondeos de los diarios "Okinawa Times"y "Asahi" aseguraron que concurrirán a las urnas. Solo el cuatro por ciento dijo que no tomará parte en el referendum y el 21 declinó responder a las preguntas de la encuesta.
Casi el 80 por ciento de los residentes de Okinawa dijo que votará en favor del cese de las bases estadounidenses. Según otro sondeo, 37 por ciento de los interrogados justificó su opinión mencionando gran número de accidentes y crímenes ocurridos, que involucraron a tropas de EE.UU. acantonadas en las bases.
Funcionarios de la prefectura local expresaron su esperanza que el referendum ejerza influencia en el gobierno central sobre el problema de las bases y la política de desarrollo de la isla.
Es muy improbable que Tokio satisfaga las aspiraciones de la prefectura, debido a que renovó la alianza militar con estados Unidos cuando el presidente Bill Clinton visitó Japón a principios de año.
Para mitigar el impacto del rechazo oficial, el gobierno dijo que lanzará nuevas iniciativas económicas destinadas a mejorar el nivel de vida de la población local.
Tokio ya prometió ampliar la zona franca de Okinawa, y la semana pasada el Ministerio de Trabajo anunció que iba a disponer de fondos especiales en el presupuesto 1997 para promover el empleo en la prefectura. Los gastos estarán destinados a fomentar pequeñas empresas y actividades turísticas.
El indice de desempleo en Okinawa es el más alto de Japón con el 6,3 por ciento, el doble del promedio nacional.
"El 'problema' Okinawa no radica solo en la presencia militar estadounidense", señaló Teruo Muta, un experto de relaciones entre Japón y EE.UU. "Mucho más importante es el viejo abismo e incluso el 'estado de guerra' entre Tokio y Naha", la principal ciudad de Okinawa.
Efectivamente, las demostraciones contra Estados Unidos, iniciadas a fines de 1995 "se transformaron en protestas anti- Tokio", observó el gobernador Ota. (FIN/IPS/tra- en/mk/cpg/ego/ip).
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